Érase una vez un meme del Filosoráptor que decía: “SI UNA MUJER-LOBO EMBARAZADA SE TRANSFORMA, ¿EL BEBÉ SE TRANSFORMA TAMBIÉN?”
Interesante pregunta, sobre todo porque no sabemos cuánto sentido tiene que una mujer-lobo esté embarazada. A fin de cuentas, una mujer-lobo, ¿está viva? ¿Es una especie apta para la reproducción? ¿Con quién se reproduciría? Y tan fácil que sería caer en la tentación de usar la idea del bebé transformado en la barriga de su mamá, sin sentarse un momento a pensar si es una idea que permitirá al lector suspender la incredulidad.
El tema de la suspensión de la incredulidad en el lector es peliagudo. Muchas personas que no conocen el género fantástico se apresuran a decir que en la fantasía puede pasar cualquier cosa, pero la verdad es que el mundo que el autor crea para su historia debe cumplir un mínimo de reglas consistentes para que sea sólido, verosímil, creíble. Podemos tener elefantes voladores en un mundo alterno igualito a la Tierra, pero si no hay magia al menos dame una razón para el vuelo de los elefantes. No es que vuelan porque sí. Tal vez ellos generan un gas liviano y lo almacenan en sus cuerpos, lo que les permite flotar. O tienen alas grandes y fuertes que les permiten elevarse. A menos que estemos directamente en la Tierra de los Sueños, donde todo puede pasar, pero entonces está claro que no es un mundo alterno igualito a la Tierra. La verosimilitud es importante. Y hay muchas maneras de garantizarla, sin encadenarnos, dejando volar la imaginación. Podemos entonces tener elefantes voladores. O mujeres-lobo embarazadas. Pero debe tener una justificación mínima que haga que yo como lectora me lo crea.
Hace poco leí Los juegos del hambre de Suzanne Collins. En general me entretuve leyendo la novela, y la acción está muy bien mostrada. Pero la construcción del mundo se me hizo un poco artificial. Forzada, también. Como que la explicación de por qué el mundo es como es (los doce distritos, la rebelión, los Juegos) hace aguas. Me da la impresión, sin querer hacer un juicio y sin manejar la información completa, que la autora no está muy ducha en justificar un mundo distópico. Así que me costó un montón meterme en la historia, a pesar de que ella misma está muy bien escrita.
Así que yo pensé en cómo sería el caso de la mujer-lobo embarazada. E hice este pequeño ejercicio, como muestra de lo que como autora haría yo antes de usar a lo loco cualquier idea en un relato. Claro que no hay reglas para darle solidez a un trasfondo. Y que lo que yo voy a tratar aquí es totalmente personal. Que habrán ideas que no se me ocurrieron. Y que quien esté leyendo esto puede considerar que mis argumentos son inválidos. En cualquier caso, sería muy interesante que ustedes, lectores, den sus opiniones en los comentarios, pues enriquecerían mucho el ejercicio. Y a los autores que anden por ahí, ojalá les dispare la creatividad y me muestren alguna obra inspirada en este ejercicio.
Dado que el tema del hombre-lobo no lo estamos inventando, sino que estamos basándonos en literatura previa, mitos, leyendas, cine y demás información popular acerca de estas criaturas, debemos empezar por preguntarnos si basaremos nuestra mujer-lobo en una variedad ya existente o nos crearemos una nueva. Como esto es un ejercicio, yo voy a revisar lo que yo sé de hombres-lobo en base a lo que he visto y leído hasta la fecha.
¿De dónde vienen los hombres-lobo? Pues según sé pueden ser de tres clases: una especie completamente no humana, humanos que fueron infectados por una mordida o humanos que fueron muertos por un hombre-lobo y revivieron. Analicemos cada uno de los casos.
Supongamos que los hombres-lobo no son humanos. Son una especie completamente funcional que nace, crece, se reproduce y muere siendo hombre-lobo. En este caso, y por capricho mío, llamémosles garous. (Los libros del juego de rol Werewolf: The Apocalypse / Hombre-lobo: el Apocalipsis, que pertenece a la serie Mundo de Tinieblas junto a otros personajes como vampiros, hadas y espectros, llaman garous a los hombres-lobo y los tratan como una especie no humana. El término proviene, según me parece, del francés loup-garou que se traduce directamente como hombre-lobo.) Si los garous son una especie no humana, hay dos opciones: que puedan o que no puedan reproducirse con humanos, aunque el análisis que sigue a continuación aplica de igual forma a ambos casos. En la literatura (que yo conozca) que trabaja los garous como especie suele manejarse que la transformación (de aspecto humano a lobo pasando por un híbrido monstruoso, el hombre-lobo propiamente dicho, y viceversa) sucede a partir de algún momento de la vida. Típicamente en la adolescencia, junto con el desarrollo de los caracteres sexuales. O bajo un hecho traumático. Entonces, si bien es perfectamente posible que tengamos una mujer garou capaz de transformarse, tanto si lo hace de forma voluntaria como si es impuesto por, por ejemplo, la luna llena, y esta mujer en algún momento de su vida podrá estar embarazada, cabe preguntarnos qué sucede con el niño en su vientre durante una transformación. Lo más probable es que no se transforme, pues aún no ha alcanzado la madurez física para ello. Pero, ¿qué tan traumático es para el feto que su madre se transforme? Tal vez tanto que la mujer tenga un aborto espontáneo. Pero resulta poco creíble esto, ya que en tal caso sería una especie con altas probabilidades de extinción, pues los embarazos se perderían con mucha facilidad. (Compensaríamos esto con que en vez de un bebé, las mujeres garou tendrían que tender a los embarazos múltiples y criar todos los años, pero entonces los bebés deberían desarrollarse e independizarse de su madre muy rápido. Eso los diferenciaría mucho de los humanos.) Si el cuerpo de la madre está preparado para que ella pueda transformarse sin abortar, podría ser que el trauma para el feto sí sea suficiente como para inducir la transformación en él. O que esté aislado en el útero de manera que no nota lo que sucede con el cuerpo de su madre, en cuyo caso no pasaría nada: tendríamos una mujer-loba o una loba con un bebé de aspecto humano en su vientre, o una mujer humana con un bebé de aspecto lupino. Interesante caso para un médico humano: imaginemos lo que pasaría si nuestra mamá garou tuviera un accidente durante su transformación de su aspecto básico lobuno al humano, y el médico descubre que lleva un lobito en el vientre. Porque sí, tendremos que decidir si nuestra especie garou tiene aspecto humano, lupino o híbrido al nacer, aspecto que mantendrá hasta ser capaz de transformarse.
Los otros dos casos son más fáciles de analizar. Si ser hombre-lobo es una enfermedad que se transmite como la rabia, por la mordedura de alguien que está infectado, como nos ha venido acostumbrando el cine, entonces tendríamos que decidir cómo afecta la infección a la mujer. ¿Impedirá que pueda concebir? Si ya estaba embarazada, ¿la infección provocará el aborto? ¿O más bien infectará al bebé? En el último caso, bien podría suceder lo que dice el meme: que se transformen la madre y el hijo en su vientre. Si la infección mata al niño, no hay nada que hablar. Pero si la mujer infectada no estaba embarazada al momento de la mordedura y permanece fértil, pues de nuevo habrá que pensar en si el bebé heredará la enfermedad de su madre. Si es así, tal vez podría transformarse en su interior o tal vez no.
Finalmente, si suponemos que un humano se transforma en hombre-lobo sólo al morir como consecuencia de las heridas infligidas por una criatura, entonces técnicamente está muerto y por tanto no puede concebir. Y si era una mujer embarazada, el niño debería morir también. Como éste no fue herido por la criatura, no se convierte y por tanto no revive como niño-lobo, produciéndose un único desenlace fatal. Sería éste el caso del hombre-lobo que Gail Carriger nos muestra en su serie El Protectorado de la Sombrilla.
Y… me cansé. Les cedo la palabra, amables lectores, para que sigan desarrollando el tema en los comentarios. Ojalá este divertimento les haya despertado un poco la imaginación, y que puedan usar algunas de mis ideas para mejorar la verosimilitud de sus historias.
Hola Su!
Para el caso de los muertos vivientes el bebé podría sólo morir por falta de recursos o ser infectado y transformado en un bebé-lobo que jamás crecerá, esa cosa desagradable que se abre paso a mordiscos hasta el suelo.
Que sea una enfermedad que te transforma sin matarte me parece la variación más interesante. Como virus no requiere que procrees para esparcirse pero dado el caso podría pasar (como pasa con otros virus) que el bebé no se contamine siendo el momento del parto un punto crítico donde posiblemente se infecte.
Un bebé sano en una mujer contaminada podría morir durante la transformación de la madre, pero considerando los efectos de la infección como un estado simbiótico de su forma natural es posible que dicha mutación contemple el mantenimiento de la transformación previa del cuerpo para dar cabida al cuerpo extraño que es el bebé y su mantenimiento.
Un bebé infectado en una mujer infectada abre mas mis caminos a la imaginación. podría nacer a los dos meses para crecer seguro fuera del cuerpo de la madre, podría matar a la madre en sus transformaciones o exigencias vitales, podría soportar perfectamente las transformaciones de la madre teniendo transformaciones inducidas por esta que lo adecuen al proceso. O podría matarse cortando/mordiendo el cordón umbilical o el saco omniótico.
Un caso especial (si fuese a hacer un cuento sobre el tema usaría este ejemplo) sería el del virus que al entrar en el cuerpo de un humano modifique sus secuencias genéticas de forma contundente y hereditaria, pudiendo ser un gen recesivo o activo para las generaciones futuras sin afectar al primer portador más allá de estimular su instinto por reproducirse. al nacer las crías parecerían niños normales hasta la pubertad, entonces sería demasiado tarde para detener la avalancha de hombres lobo.
Y de algún modo caemos en el primer caso, un ser antropomórfico con la capacidad de transformarse en algo confundible con un ser humano, un lobo o una bestia cuadrúpeda y peluda. Este ejemplo es más apto para un tratado de biología o un grimorio, algo que nos explique si producen cigotos o son hermafroditas que renacen dentro de ellos mismos antes de cambiar de cuerpo como quien cambia de piel, o son íncubos que requieren de mujeres y hombres humanos para reproducirse y de ahí su apariencia y fase de transformación en algo confundible con un humano. Para este último caso el embarazo debería ocurrir de forma completamente normal.