El humor fantástico en “Tripa Mistic” de Lugo Naranjo

Aunque el denominativo con que inicio este artículo, “humor fantástico”, puede sonar a redundante, con algo de oxímoron, creo que en cierta medida puede denotar claramente la particularidad del libro del ecuatoriano Rafael Lugo Naranjo, Tripa Mistic (La Caracola Editores, Quito, 2019) que a continuación comentaré.

Para comenzar ya el mismo título de la novela tiene algo de misterio y de humor: Tripa Mistic. Tiene que ver con un grupo de superhéroes organizado por un quiteño de pura cepa, Shaitán Lucero Estrella, con la misión de enfrentar el mal y salvar el mundo. Aquel es un coach venido a menos que cree que este “oficio” es del futuro, además individuo al que ciertas mujeres con las que ha estado le ponen juicios de alimentos por los hijos que ha engendrado. Sin saberlo, pero obligado por las circunstancias o los avatares del destino, se envuelve en una aventura de lo más desopilante que le hace recorrer mundos posibles para encontrar a los que formarán parte del equipo salvador, muy al modo de los Avengers –Stan Lee y Jack Kirby (1963)– o de la Liga de los hombres extraordinariosAlan Moore (1999)–, solo que, en su caso, los superhéroes convocados serán personajes mítico-religiosos confrontados ya sea por sus procedencias, sus antecedentes o sus aciertos y contradicciones ideológicas.

El contexto es el supuesto fin del mundo que inicia en Ecuador un 25 de julio de 2022, cuando el país está gobernado, de acuerdo con Lugo Naranjo como narrador, “con mano férrea y robo monopólico [por] una esperada coalición de partidos políticos”; en este marco, “las hidroeléctricas chinas [son] jardines colgantes”, el “embajador chino [funge] de Contralor”, el expresidente Rafael Correa sigue “prófugo, pero expulsado de Bélgica por un pedido de alejamiento de su exesposa, y con veinticinco boletas de captura que la Interpol aún analizaba”. En Quito, impera una coalición de evangélicos que se han tomado el Municipio, y en Guayaquil, la Alcaldía ha promovido y por fin ha logrado hacer desaparecer todos los árboles –y los espacios verdes– de la ciudad, calificándola de “plaga”. Incluso en la novela se anticipa la muerte del Papa Francisco que además se le descubre era fanático de Juan Domingo Perón, gracias a un tatuaje que llevaba en el brazo. Y así las cosas…

Pues bien, “Tripa Mistic” es el nombre del equipo de superhéroes, nombre además otorgado por uno de los miembros de la liga, el cuy –un roedor típicamente andino– Mentol, porque, gracias a su explicación, tal denominación “recoge el sincretismo de este grupo”. Desde ya Lugo Naranjo nos pone en clave esto de la “tripa”, en alusión a la comida, a una parte de los intestinos de la vaca que en el mundo andino se degusta en forma de asado, conocido como la “Tripa Mishqui” y que en el contexto de la novela, además la palabra “tripa” tiene una adicional connotación que alude al comportamiento de ciertos ecuatorianos que hacen las cosas –o toman decisiones– movidos por las tripas, es decir, no por la razón, sino por los sentimientos más encontrados. Con tal denominativo el autor trata de dar un sentido, si bien mítico, al mismo tiempo burlesco, a las asociaciones o agrupaciones más traídas de los cabellos que podrían armarse para enfrentar lo que se podría decir el fin de la humanidad o alguna situación emergente. Es por ello que el protagonista de la novela, Shaitán Lucero Estrella, como líder imprevisto, a la final admite el nombre, a sabiendas que él y su equipo están muertos de hambre, han peleado entre ellos por otras cosas –a la par inverosímiles– y, sin discutir el sentido del denominativo, lo aprueban, aunque luego él mismo se preguntará, ¿qué es el sincretismo?

Si el lector hasta acá se ha preguntado por la naturaleza de la novela Tripa Mistic, seguramente ha ido adivinando que es una obra que tiene algo de absurdo e irreal y mucho de sátira. Sí, es una novela que bien puede calificarse de fantástica –y quizá con más precisión como novela de fantasía–, con toques de ciencia ficción –por ciertas explicaciones “científicas”–, cuya mejor expresión es lo esperpéntico. Es decir, es un relato que trastorna la realidad hasta volverla grotesca o, si se quiere, en el tono de la ciencia ficción, la novela tiene mucho de distanciamiento cognitivo, en sentido de que se trata de mostrar la realidad ecuatoriana, no solo social y cultural, sino también política, desde la lente deformadora, desde la perspectiva de hacerlas extrañas a nuestros ojos y conocimiento, para hacernos caer en cuenta de las contradicciones del mundo ecuatoriano como si fuere el más fantástico, si bien extraordinario –por ejemplo, mientras hay la amenaza de la erupción de un volcán, la gente termina olvidando el peligro porque no puede renunciar a ver un partido de fútbol–, al mismo tiempo estrambótico –por ejemplo, mientras el volcán ya hizo erupción, ciertos individuos ligados a la política idean cómo sacar beneficios del hecho, enriqueciéndose ilícitamente–. Para un lector ecuatoriano Tripa Mistic puede ser hondamente sugerente por los detalles que entrelíneas están sugeridos en la novela; para un lector internacional es posible que se requieran explicaciones precisamente de esos detalles que competen al modus vivendi de la política nacional, más allá de ciertas expresiones o dichos muy locales. Sin embargo, independientemente de lo dicho, es claro que la novela de Lugo Naranjo maneja recursos y referencias universales que la hacen más atractiva a cualquier lector interesado.

Se puede decir, de cierto modo, que Lugo Naranjo se entronca con la estética literaria de Jonathan Swift, si bien con Los viajes de Gulliver (1726) por adentrarnos a los mundos posibles, sus facetas y sus contradicciones, al mismo tiempo con Historia de un tonel (1704) por caricaturizar los comportamientos sociales y hacer sátira incluso de ciertas ideas religiosas, hasta del mismo Dios. Siguiendo a Swift, el contexto sociopolítico que pinta entonces Tripa Mistic es el de una especie de distopía futurista donde el individualismo, la exitología, la corrupción y las expresiones de un gobierno inescrupuloso imperan en Ecuador. Y no solo ello, el tratamiento del humor fantástico y esperpéntico está también en la misma línea de Terry Pratchett, sobre todo con la mezcla de lo fantasioso con el humorismo, con la parodia de la realidad y la puesta en acción de un grupo de individuos cada cual más curioso pese a que de ellos conocemos mucho más dadas sus procedencias, si se quiere, mítico-literarias. Pratchett es conocido por su serie de novelas de Mundodisco donde, lo que anoté antes, eso de mostrar la realidad deformada, implica tanto lo grotesco como el asombro, para hacernos pensar los dilemas que, sobre todo los habitantes andinos tenemos cuando tratamos de dar explicación a las situaciones o acontecimientos reales que, por su propia naturaleza sobrepasan no solo la comprensión, sino que rayan en lo fantástico. En cuanto al esperpento, este llevado al extremo por el español Ramón María del Valle-Inclán que trivializa la realidad, pone en juego los giros del lenguaje y las connotaciones de las situaciones hasta lo grotesco; ha sido muy bien revitalizado en la literatura ecuatoriana desde Demetrio Aguilera Malta en sus obras –entre ciencia ficción y lo fantástico– como: El secuestro del general (1973) y Réquiem para el diablo (1978), hasta Santiago Páez en Ecuatox® (2013) y Jaime Merchán en Anaconda Park: la más larga noche (2017), ambas novelas de ciencia ficción satíricas de índole política que desnudaban la realidad pintada por el llamado “Socialismo del siglo XXI”.

Y de eso se trata Tripa Mistic, de ser una novela que se burla de la realidad ecuatoriana, de la idiosincrasia contradictoria que prima, de voltear los íconos y las instituciones sociales, culturales y políticas haciéndoles desaparecer el lustre acaso positivo que podrían tener, de satirizar lo que podría considerarse como el sentido común ecuatoriano. Es así como, la novela se estructura con base en dos ejes: a) cómo se conforma un grupo fantástico y esperpéntico que luchará, como se ha dicho, contra el mal, cuyo mayor acontecimiento es el “fin del mundo” de 2022 y que para los ecuatorianos al principio les preocupa, pero luego lo toman como si fuera un problema del regionalismo interno; y b) las andanzas de Dios, al principio colérico, a quien no se le puede contradecir nada, a riesgo de ser mandado al infierno, luego supuestamente ser amoroso, que tampoco reconoce sus “errores” y que impone su voluntad divina. Los lectores dirán entonces, que el fin del mundo está determinado por Dios. Quizá la respuesta anticipada puede ser: puede que sí y puede que no, según lo que nos va exponiendo Lugo Naranjo.

En todo caso digamos que el grupo fantástico está compuesto por: 1) Shaitán Lucero Estrella, el coach quiteño, el cual intenta ser líder de un grupo variopinto pero que tiene la debilidad de mearse ante cualquier hecho; 2) Francisco Cantuña, el indígena que en la colonia vendió su alma al demonio para terminar la edificación de la Iglesia de San Francisco y que en el futuro anda confinado en el infierno, dolido porque Dios nunca le agradeció por su obra; 3) el centauro Folo, convocado en las puertas del Olimpo, vegano y atribulado por cuidar a los animales; 4) el general Eplicachima Duchicela, un resentido y furibundo indígena de la nación Shyri, resentido porque en la antigüedad el “cura vago” Juan de Velasco, casi nada escribió sobre los shyris –los originales pobladores del Reino o Imperio de Quito–, además inventándose algunas cosas de ellos, haciéndoles desaparecer de la memoria histórica, por lo que su misión es restaurar dicha memoria; 5) él tiene como asesor al cuy Mentol, sabio roedor que aprueba todo parpadeando y asentando la cabeza en “cámara lenta”, que lleva la penuria de que sus familiares y congéneres son usados equivocadamente para sanar enfermedades y que se salva por interposición de Eplicachima ya que este usa el mentol chino que se puso en su momento de moda en la farmacéutica local; 6) está también Moisés, sí, el profeta Moisés que sigue rumiando su fracaso de los tiempos bíblicos, ultraconservador, que luego de milenios recibe nuevamente el timbrazo “telefónico” de Dios en su natural arbusto que se pone en llamas, el cual le inquiere apoyar al grupo de Lucero Estrella y le regala armamento bioquímico de antigua data y ahora de mejor elaboración; 7) y, además, termina enrolándose el mismísimo Jesús, pacifista, “progre”, que tiene montón de adeptos porque hace milagros a diestra y siniestra, y, además –y sobre todo para la idiosincrasia ecuatoriana–, transforma en agua el vino; su vida es un constante repetir la/su historia hasta el presente. Casi al final se les pliega la diosa Isis que desde el inicio de la novela se presenta como una inocente y a la par despiadada gata de nombre Madmuasel, por cuyos ojos vemos el inicio de los inicios del fin del mundo –notable capítulo, por otro lado, este escrito por Lugo Naranjo, usando un tono poético y al mismo tiempo satírico sobre el amor furtivo en una noche brillante bañada de estrellas–.

Nótese, por lo tanto, que tenemos que la liga de la Tripa Mistic, que bien se podría decir, es de los “místicos” que toman decisiones o actúan movidos por las tripas –el hambre, las iras, la redención, etc.–, son siete. Conforman una agrupación que en el camino se van entendiendo. La novela lo que hace es hacernos conocer sus mundos y a ellos mismos. Pero digamos, por otro lado, que aunque variopintos, también son personajes que aunque tengan referencias “universales”, son retratos de lo andino-ecuatoriano; es así como vemos al oportunista venido a menos, al resentido o resabiado, al silencioso, al que se cree que ha adoptado costumbres nuevas como el veganismo y se avergüenza de comer carnes, al que tiene ideas conservadoras y las defiende pese a que pueden ser anacrónicas, al que cree en el nuevo mundo plagado de amor y esperanza, pero no conoce realmente en qué consiste aquello. Lugo Naranjo hace una especie de disección de la ecuatorianidad a través de la liga de la Tripa Mistic y lo hace con mucha mordacidad a sabiendas que ello puede despertar susceptibilidades o bien risas de aprobación. El grupo es de machos, es de hombres –y puede ser una acertada crítica a la política ecuatoriana–, que rechaza en primera instancia a la mujer –por ejemplo, se lee como bramido de algunos de los asociados: “Una mujer no me va a mandar…” – y que luego la integra otorgándole ciertos lugares de la institucionalidad nacional.

Y para redondear el cuadro de los personajes esperpénticos, también están los otros, los problemáticos.

Empezando por Dios que en el retrato de Tripa Mistic es mostrado como un ser humano, he dicho colérico, que siempre tiene la razón –¿acaso eso no es a la par el andino o el ecuatoriano?– y que en un primer momento trata de deshacerse de las criaturas por él creadas o que quiere tener las pruebas de su real “fervor” a su figura –se lee, por ejemplo, que la Tierra “es el sitio donde tiene mayores inversiones. Y sus únicos fans”–. Y también conocemos que es un ser pícaro, o si se quiere, uno que tiene deslices. Es así como en una de sus andanzas, según el narrador: “una mañana fue débil y rehén del puro deseo de amar. Él, siendo creador de todo, era el autor de la lujuria y de la debilidad, de modo que se dejó llevar por ambas sin pensárselo mucho, pues también fue el hacedor de la renuncia a la sensatez”. Entonces seduce a Aurora, una campesina de los jardines del Edén, y cae rendido a los pies de esta: “Aurora se expuso como una flor de Bromelia y Dios se sintió un colibrí de Tandayapa. […] Dios se sintió en el cielo. Copularon y fueron dichosos. Cientos de estrellas se consumieron hasta convertirse en agujeros negros durante la explosión de energía de cada arremetida”. En este capítulo que se titula “El origen del Mal” percibimos que Lugo Naranjo hace honor a lo mejor de la literatura picaresca y nos hace caer en cuenta de la real descendencia del divino: a) Luzbel, niño hermoso, pero que crece con todas las facilidades que la da Dios y, por ello, se convierte en respondón y “fan de [Karl] Marx”, que luego quiere apoderarse del reino de su padre, por lo cual este lo deshereda y lo manda al infierno; b) El Brayan, sí, tal como se lee, un niño completamente feo que la misma madre se encarga de ocultarlo a Dios y es criado por un unicornio; cuando crece El Brayan –además la representación de un nombre que muchas familias ecuatorianas ponen a sus hijos para “blanquearlos”–, ve las iniquidades de su padre, salva del Diluvio Universal a unos Nefilim, a sabiendas que Dios quería destruirlos a todos, vive a través de los siglos rumiando su resentimiento, haciéndose fan del Che Guevara y cuando se enfrenta con la divinidad, también es echado, esta vez a la Tierra, particularmente a Ecuador, cayendo en el cráter del volcán Cotopaxi, lugar desde el cual iniciará la guerra contra los humanos para apropiarse de la Tierra y vengarse así de su padre.

Tripa Mistic, según lo anotado, es una novela que pone de cabeza a todo a través del humor. Lugo Naranjo, como he señalado, se muestra mordaz con la realidad ecuatoriana; sus personajes son metáforas de diversidad de socialidades que conviven siempre en pugna –no es que haya guerra civil o algo por el estilo–, es decir, parece decirnos que los ecuatorianos son seres que frecuentemente están rayando en la bipolaridad: sus epidermis son tan sensibles que tras un leve rasguño sonsacan alguna cosa fantasmática que del pasado guardan en sus conciencias o en su interior, y con ella arman hasta tremendas bataholas. La estrategia de la fantasía es notable, más cuando en el manejo del lenguaje sabe mostrar y connotar el color local, esa cosa que no se puede decir y se la dice. Incluso los Nefilim acá son expresión de más socialidades: los nombres son curiosos –y esta misma carga de significancia está en los otros nombres de los superhéroes de la novela–: Ango, Tuco y Gringo. A este último se le representa como un ser que solo habla en inglés y, cosa curiosa, ¡su inglés es más ecuatoriano o más andino! De los otros se puede decir que son serviles, que buscan artilugios para expresar sus emociones, o que se esconden en máscaras para pasar desapercibidos.

Bueno, podemos seguir apuntando más elementos interesantes en Tripa Mistic, pero concluyamos diciendo que es una novela vital: su fuerza está en que, a través del humor fantástico, ese humor que provoca y que descoloca mediante giros de imaginación, sin duda está orientado a crear conciencia crítica. Lugo Naranjo nos pincha y su historia del fin del mundo en Ecuador es el pretexto para pensar que siempre estamos viviendo el fin del mundo provocado gracias a las tensiones idiosincráticas existentes. La novela, cabe decir, en su portadilla interior dice igualmente: Tripa Mistic. Temporada 1. ¿Acaso habría que esperar una segunda parte? Presumo que sí, porque la novela no es que termina, sino que deja inquietudes abiertas, sobre todo tras una reunión “política” donde los involucrados se sientan a negociar de la mano de un “Mediador francés”, según reza el título del capítulo correspondiente. Auguremos que exista una continuación para satisfacer el gusto de –usando el tono de la novela–la “afición deportiva”. (Iván Rodrigo Mendizábal)

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