Está bien, sé que éste no es un tema que tenga que ver con la ciencia ficción escrita en español, pero creo que parte de ser blogger en Amazing Stories consiste en reaccionar e informar a los lectores de lo que pasa a nuestro alrededor. Si no sería simplemente que todos nos concentramos en nuestros idiomas y ni nos importa lo que se escribe en los otros.
Así pues he notado que en AS algunos bloggers han decidido tomar partido, a favor o en contra, de la campaña “Skip Ender’s Game” organizada por el grupo Geeks OUT, para boycotear la película del mismo nombre basada en el libro homónimo de Orson Scott Card.
Supongo que lo sabrán, pero por si acaso hago una pequeña introducción. Orson Scott Card escribió en 1977 un cuento largo llamado “Ender’s Game”, es en 1985 que publica el libro basado en ese cuento, el que llega a ser su obra más conocido y la primera de un grupo de cuatro libros llamado “La Saga de Ender”. Este libro ha tenido muy buena aceptación de la crítica especializada, llegando a ganar el Nébula a la mejor novela en 1985 y el Hugo en 1986. La historia evoluciona al rededor de Ender Wiggin, un niño prodigio reclutado a los seis años por la Flota Internacional, con el objetivo de prepararlo a la lucha en la guerra entre los humanos y unos alienígenas con forma de insecto. Sin embargo esta historia no ha dejado de recibir críticas a pesar de los premios ganados. Sobre todo debido a la excesiva violencia que demuestran algunos de los personajes. El hecho de que este libro sea de lectura recomendada por el cuerpo de Mariners de los Estados Unidos nos puede dar una idea de por donde va la cosa.
Pero es más que nada las opiniones vertidas por Orson Scott Card lo que le han ganado la antipatía de muchos en el fandom. Y es que este mormón de nacimiento se ha dedicado desde ya hace casi tres décadas a ubicarse como uno de los principales líderes de la oposición al matrimonio entre personas de ambos sexos. Es decir que utiliza su popularidad para verter sin miramientos sus opiniones personales.
Soy una gran defensora de la libertad de expresión, por lo que a pesar de estar muy en contra de sus opiniones, creo que a darlas tiene derecho, pero si lo hace entonces debe aceptar las consecuencias y una de las consecuencias es este boicot.
Los que están en contra dicen que se debe separar el arte del artista, que este boicot equivale a la famosa “cacería de brujas” durante el mcartismo en Hollywood, que se debe pensar en esos pobres directores, actores, creadores de mercancía como juguetes y otra parafernalia relacionada con la película; seguramente perderán mucho dinero. Por otro lado los que están a favor reclaman que no se puede separar al arte del artista en este caso, porque si Card utiliza la herramienta de la popularidad que le dan sus libros para dar sus opiniones, no nos queda más que usar la herramienta de no comprarlos para demostrarle nuestro rechazo a sus ideas, que la comparación con los años 50 es una exageración pues está bien dirigida hacia solo una persona y nada más, que en realidad esos “pobres” involucrados en el proyecto, no son tan pobres como quieren parecer, que de todas maneras ya los artistas han cobrado por su trabajo y que si bien afectará a su economía, la mayoría de los involucrados en el proyecto vive bastante bien su vida, comparada con la de nosotros y que por último cada entrada comprada es más dinero en los bolsillos de Card. Como ven, de los dos lados hay buenos argumentos.
Viniendo de un continente en donde la libertad de expresión se atropella día a día, la palabra boicot me desagrada, no soy capaz de quitarle su derecho de expresión ni a los que considero despreciables. Por otro lado creo que se puede llegar a respetar a personas que no piensan como nosotros, siempre y cuando ellos también respeten nuestros puntos de vista y ellos no choquen dentro de nuestros conceptos morales. Así pues soy muy creyente pero tengo muchos amigos ateos (inclusive estoy casada con un ateo), con los que me resulta más fácil conversar que con un miembro del Opus Dei por ejemplo (el que seguro me haría perder la paciencia), soy feminista, pero uno de mis grandes amigos es alguien que ha creado su propia religión basada en el patriarcado (y amiga de sus seis esposas también). Ellos no tratan de cambiarme y yo no trato de cambiarlos a ellos. Pero como dije, puedo ser amiga de alguien que no tiene mi misma religión, pero no podría ser amiga de un fanático religioso (aún de mi misma religión),Card no solo es homofóbico es un activista, ese para mi es el problema. No tolero la intolerancia.
Mi posición al respecto pues es creo yo neutra. Creo que no se puede condenar al arte por el artista, por eso si por ejemplo tendría que dar un curso sobre ciencia ficción Norteamericana, lo nombraría, así como a sus libros. No me uno al boicot, pero al igual como ese señor se permite dar sus opiniones yo tengo derecho a dar las mías y a tomar posiciones, por lo que no compraré sus libros o iré a ver la película (en cuyo proyecto Card está bien involucrado). Utilizaré las herramientas de las que dispongo para hacerlo y así informar a mis lectores, amigos, etc. y dejaré que ellos tomen sus propias decisiones. ¿Qué eso es un boicot? Quizá, pero prefiero no usar la palabra o unirme a ninguna campaña, es una cuestión de ética. Confío en que cada quien tomará la decisión que mejor vaya con su individualidad.
El Boycot a “El juego de Ender”
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… ¡Pero si “El Juego de Ender” es una obra de ficción!, no es un ensayo político o filosófico, ni autobiografía ni nada; no refleja las opiniones de Orson Scott Card. En los comentarios en Facebook dijeron que en la novela “Maestro Cantor”, OSC habló de la homosexualidad como algo normal, eso no refleja sus opiniones personales contra el matrimonio homosexual. Hay muchos autores que han escrito obras que muestran ciertas “opiniones” o tendencias bastante liberales, y en la vida real son bastante reaccionarios, neoconservadores y hasta retrógradas. Lo que ponen en las novelas son tan sólo invenciones auxiliares para hacer avanzar la novela. Es ilógico tratar de bloquear una obra por las opiniones personales de un autor.
Existe un contraejemplo excelente: “El Sueño de Hierro” de Norman Spinrad donde escribe una novela corta ficticiamente escrita por un Adolf Hitler ucrónico; Spinrad consideró que aunque el nazismo no se desarrolló en esta realidad ucrónica, su pensamiento siguió siendo fascista, ignorante y mediocre, pero eso no quiere decir que Spinrad sea pro-nazi o algo así. Solamente los extremadamente ignorantes y mediocres (como los cabezas rapadas y proselitistas pronazis) se la creen y piensan que Spinrad piensa como ellos.
A ese nivel calañesco están llegando los cienciaficcioñeros gringos: se enojan por una obra de ficción.
Otro punto de ilogicidad: los geeks y aficionados a la ciencia ficción formamos, numéricamente, un sector minoritario y nuestra participación como espectadores llegará al 4 o 5 por ciento. Suponiendo que los que se unan al boicot lleguen a ser la mitad de los posibles espectadores, tan sólo llegarían al 2 o 2.5 por ciento. La gran mayoría de los espectadores son adultos cautivos (que leyeron la novela y les gustó o que fueron aficionados a la CF en su juventud pero ya no), niños y jóvenes emocionados e ilusionados con los efectos (y claro, todos los adultos que lo deben llevar o acompañar) y adultos que son atraidos por el nombre de las “estrellas” cinematográficas que salen ahí (Harrison Ford y Ben Kingsley) y por las campañas publicitarias.
En lo personal, siempre estoy contra la producciones hollywoodenses porque hacen a un lado el verdadero sentido de una novela y le dan preferencia a la espectacularidad, aunque sea hueca, pero boicotear una película simplemente porque el autor no piensa igul que nosotros, se me hace deplorable.
Interesante cuestión. Estoy de acuerdo con vos, Tanya: una cosa son las opiniones (homofóbicas o de cualquier otra clase) del autor, sus creencias e incluso su personalidad, y otra muy distinta es su obra. Si se quiere discutir o debatir sus opiniones, lo ideal es hacerlo en los mismos espacios donde las pronuncia. A menos que las pronuncie en sus libros, estos están libres de discusión, por lo menos en lo relativo a estas cuestiones. Ahora, si lo que se quiere impugnar, rechazar o discutir es el pretendido carácter belisista o violento de este libro, eso es otra cosa…
Claro, ahora que cada quién tome la posición que le parezca mejor. La verdad es que no me gusta la ciencia ficción militar y mucho menos las obras que de alguna manera realzan la idea de los Estados Unidos como “salvador del mundo” por lo que sus obras no me intrezan y como persona me parece despreciable, para colmo. Ahora, si alguien disfruta de esas obras (que al parecer nadie duda de que estén bien escritas) y no se hace cnflictos con sus opiniones personales porque las separa de sus obras, bien para él. Como dijo Chomsky : ” If we don’t believe in free expression for people we despise, we don’t believe in it”
He dado mi opinión varias veces, pero lo vuelvo a hacer por este medio: estoy en contra, no porque esté de acuerdo con la intolerancia de Card hacia la población LGBT y su activismo en contra del matrimonio homosexual, sino porque en la novela no se expresa este punto de vista, es una gran historia y creo que esto es lo que vale, la obra por encima de la opinión sobre algunos puntos críticos que tenga el autor. Eso me pasa incluso con algunas obras de Céline que son marcadamente antisemitas pero a las que recomiendo leer – y considero a Céline un autor más valioso que por ejemplo Sartre – antes de mandar a la hoguera sus libros y a la infamia a su autor.
Y respeto tu derecho a estar en contra. Como digo a mí no me gusta la palabra “boycot” y no estoy de acuerdo a ninguna clase de boycot en el arte. Yo creo que comprar sus libros o ver la película debe ser una opción personal, sin que eso signifique que hay un lado que tiene más razón que el otro. Y lamentablemente eso es lo que veo en algunas discuciones al respecto, que la gente acusa al otro dde ser intolerante y se van a palabras fuertes. Se puede esr intolerante aún con las mejores intenciones, nadie se escapa del fanatismo y eso es lo único que habría que evitar.