En su post Genre vs. Literary: The SFF Experience, K. Ceres Wright propone analizar la eterna discusión sobre si la ciencia ficción es una literatura escapista pues se concentra más en la trama que en los personajes, mientras que la “profunda” literatura “mainstream” se concentra más en desarrollar los personajes. Es decir que a los lectores de ciencia ficción les interesa más leer descripciones de naves interplanetarias, robot s y extraterrestres que en saber lo que motiva al personaje principal a complicarse la vida viajando a otro planeta. Muchos de los que son seguidores del género me dirán que si bien algunos textos pueden caer en esa categoría, los temas y estilos abarcados en la ciencia ficción son muchos más amplios que esta simplista descripción.
Pero ese no es el punto del artículo de K. Ceres Wright, ella enfoca el problema desde lo que llama La experiencia Ciencia Ficción y Fantasía, es decir su contacto con fandoms, escritores, etc. del género. Su conclusión es que quizá esos profundos escritores “mainstream”, que tan bien describen los conflictos humanos en sus libros, están en la nube de los “escogidos” y por ende se encuentran en realidad muy lejos de sus lectores, mientras que en el fandom, ella ha encontrado la gente más simpática del mundo, muy unida, dispuestos a recibir a todos los recién llegados y cuyos ídolos no son tan difíciles de acceder. Es decir un verdadero componente humano.
Y eso me hizo reflexionar sobre mi propia experiencia, sobre todo viniendo de un mundo “maisntream”, no que escribiera cosas que cayeran en esa categoría, sino que en Perú siempre estuve moviéndome en esa esfera, a tal punto que cuando publiqué mi primer libro, muchos que me conocían pero no lo habían leído pensaron que había publicado un libro de poesía (Y es que para colmo la mayoría de mis amigos eran poetas, no narradores). Era pues lo que se consideraría una “dilettante”. Y como “mainstream” era todo lo que conocía, allí pedí consejo cuando me propuse seriamente escribir. ¿El problema? Muy pocos me tendieron la mano, curiosamente algunos de ellos eran escritores ya establecidos, yo pienso que se debe a que ellos no temían la “competencia” que al parecer hacía que los que se estaban labrando un camino no soltaran sus contactos ni bajo tortura. Todos me aceptaron muy bien mientras era “diletantte”, la cosa cambió cuando dije “yo también quiero escribir”. Para colmo luego me di cuenta que los escritores consagrados de origen masculino, tenían algo más que mis dotes literarias en mente, en otras palabras, no los puedo contar realmente como ayuda desinteresada. Peor aún fue cuando quedé finalista en un concurso internacional, muy pocos fueron los que se acercaron a felicitarme (debo reconocer que la mayoría fueron escritoras) y cuando le decía a alguno de mis amigos poetas que había quedado finalista, en vez de decir “felicitaciones”, simplemente me miraban asombrados y con un brillito de envidia. ¿Pero porqué sentir envidia de alguien que queda finalista en un concurso de prosa si tú escribes poesía?
En esas épocas yo no conocía a nadie que escribiera ciencia ficción, fantasía o literatura infantil y los pocos nombres que me resultaban familiares, los suponía muy lejanos para mí. Yo pensé que la gente del género era tan esquiva como la del “mainstream”. Curiosamente mi primer contacto fue virtual. De pronto uno me presentaba al otro, me invitaban a sus talleres, me pedían textos para sus blogs, ahora conocen de mí en países en donde no se distribuyen mis libros, me invitan a congresos, a participar en antologías (hasta me han traducido un cuento al búlgaro), me tienden puentes y me abren puertas y todo eso viene de personas que jamás he visto cara a cara. Eso me dio coraje de acercarme a los ya consagrados pocos nombres familiares y me asombró primero que se tomaran la molestia de contestarme y segundo que me recibieran con los brazos abiertos. Al parecer en el género a cada nuevo aspirante se le recibe emocionado diciendo “!Viva, ya somos más!”, mientras que en el “mainstream” los aspirantes son percibidos como uno más que tratará de quitarte el espacio. No niego que ya entrando más en este mundillo he descubierto uno que otro super ego, una que otra rencilla, uno que otro desacuerdo; total, somos humanos y todos tenemos nuestras opiniones. Pero en todo caso el rechazo no es sistemático como en el “mainstream”.
En otras palabras estoy de acuerdo con K. Ceres Wright: hay un componente humano muy grande en la ciencia ficción y fantasía y esa es el arma más importante que poseemos y que hace que haya literatura del género para rato.
Pero por supuesto esta es mi opinión personal. ¿Y como ha sido su experiencia ciencia ficción y fantasía?
Jajaja! Es verdad! Lo mismo pasó con “Nunca me abandones”, de Ishiguro, que es una novela claramente de CF (crían humanos para usarlos como banco de órganos para transplante). Los autores miastream que incursionan en el género no admiten ni bajo tortura que lo que escribieron es CF: son novelas “futuristas” o, a lo sumo, “de especulación”.
Y si el autor tiene “un oscuro pasado” como cultor del género y ya es reconocido dentro de ese campo, entonces dicen que HA MADURADO.
Sería gracioso, si no fuera tan triste…
Ese es un tema ahora candente. Justo Steve piensa hacer su premio al “outsider”, será bueno ver la cara de los ganadores.
Es una eterna lucha que es más importante el tema o el tratamiento del tema. Creo que al buen lector -de fantasy o no- le interesa una buena historia con personajes complejos y cada vez que los raros… sacamos una buena historia el mainstream se apodera de ella como es el caso del Señor de las moscas entre otros.
Un buen trabajo
Saludos
Ricardo
Es verdad, no lo habçia pensado, pero tienes razón: cuando una obra de ciencia ficción tiene personajes complejos, el “miastream” se lo adueña”. Por eso es importante identificarse bien.