La novela antártica At the Mountains of Madness de H. P. Lovecraft (En las montañas de la locura, que comenté en La ventana sur 5: Lovecraft, el sur y el espacio de la locura, plantea el Polo Sur como un espacio ideal para la manifestación de alteridades inquietantes y monstruosas que nos hacen dudar de los límites de lo que aceptamos como real. El sur terrorífico no es sino una metáfora geográfica de nuestros “otros interiores.” El sur, aquel gran espacio ignoto y amenazante que se manifiesta en las obras de Poe, Verne y Lovecraft que he comentado en entregas anteriores en esta columna,1 es el espacio de la psique de cada uno de nosotros que está escondido en nuestros “bosques oscuros”2 y sigue pendiente de revelación y exploración.

¿Quién anda allí?
Un par de años después de la publicación de la novela de Lovecraft, un escritor contemporáneo a este, John Campbell Jr. (1910-1971), publicó, bajo el pseudónimo “Don A. Stuart,” la novela corta de horror y ciencia ficción Who Goes There? (¿Quién anda allí? 1938) en la revista Astounding Science Fiction. En ediciones posteriores, la misma obra apareció con el título The Thing from Another World (La cosa de otro mundo) que sirvió de inspiración para, por lo menos, dos películas de horror que comentaré en una futura edición de esta columna.

Además de escribir ciencia ficción, Campbell fue editor de Astounding Science Fiction (Astounding Stories) por casi 35 años (1937-1971)—la misma revista en la que se publicó En las montañas de la locura de Lovecraft en tres instalaciones consecutivas en 1936. En consonancia con los extraterrestres planteados por el autor de Cthulhu, el “otro” monstruoso y enemigo en la novela de Campbell—al que simplemente llaman “La Cosa” (“The Thing,” con inicial mayúscula)—es una entidad metamórfica (shapeshifter) que un grupo de científicos norteamericanos descubren en una nave alienígena enterrada en la Antártida. Al derretir el hielo, la criatura se reanima y empieza a consumir cualquier ser vivo que encuentra en su camino. Al hacerlo, asume la apariencia, memoria y personalidad de aquel que es consumido. Una vez descubierto este antagonista, el resto de la tripulación trata de controlarlo mediante el aislamiento. Hacen lo posible para que nadie nuevo llegue a su base al mismo tiempo que, por medio de sus comunicaciones por radio, mantienen una apariencia de normalidad ante el mundo exterior. Pero “La Cosa” no sólo es metamórfica sino también telepática y puede leer los pensamientos y proyectarlos.
La paranoia se instala entre los personajes que pronto razonan que la única forma de distinguir a un ser humano impostor (impregnado por “La Cosa”) de uno que no lo es, es posible mediante muestras de sangre. La historia termina con la destrucción de la criatura con fuego al mismo tiempo que los que quedan al final descubren el plan de “La Cosa” para escapar del sur antártico mediante una máquina antigravitacional.
La descripción que Campbell hace de La Cosa en su novela comparte características con Los Primigenios en la obra de Lovecraft. Estas criaturas tienen varios miembros oculares que se distribuyen sobre una superficie de la que parecen distinguirse tentáculos gigantescos. Esto nos puede llevar a pensar que Campbell, editor de la revista que publicó la novela de Lovecraft unos años antes, se inspiró en la misma para crear a su antagonista extraterrestre. Sin embargo, para acercarnos al origen de “La Cosa” debemos prestar atención a historias que Campbell escribió (y publicó o trató de publicar) antes de ¿Quién anda allí?.
“Los robacerebros de Marte”

Según Brian Kelper, la primera de estas historias que giran en torno al alienígena metamórfico se tituló originalmente “Imitación” y se publicó en 1936 en la revista pulp Thrilling Wonder Stories3 bajo el título «Los robacerebros de Marte» (“The Brain-Stealers of Mars”). En esta historia, dos viajeros espaciales, Rod Blake y Ted Penton, exploran Marte y encuentran unas criaturas (los thushol) que pueden transformarse a voluntad en plantas y animales. Considerada una obra “ligera”—hasta con tonos cómicos–“Los robacerebros de Marte” presenta a extraterrestres que toman la forma de los humanos. Estos, en su intento por destruirlos, amenazan con matar a sus propios compañeros. La situación se pone peor cuando aparecen varias copias de ambos viajeros. También queda claro que los thushol tienen la capacidad de leer las mentes de Blake y Tendon y se convierten en lo que ellos imaginan mentalmente.
La paranoia y el miedo por el otro desconocido que se despliega en ¿Quién anda allí? tiene antecedentes tempranos en este cuento de Campbell y en otra obra que no se publicó hasta 2019: Infierno helado (Frozen Hell).

Infierno helado y ¿Quién anda allí?
En 1937, Campbell decidió utilizar elementos de “Los robacerebros de Marte” para plantear una historia de terror ambientada en la Tierra. Propuso el tema a Jack Byrne, editor de la Revista Argosy4 a quien le gustó la idea. Campbell, entonces, decidió colocar la trama de su historia en el Polo Sur. La primera versión de esta obra se tituló Frozen Hell (Infierno helado) que el editor Byrne rechazó porque, si bien la idea y la historia eran interesantes, los personajes no tenían profundidad y era un texto muy largo. Campbell decidió no presentarla a otra revista pero hizo revisiones a Infierno helado y de aquí salió la novela corta ¿Quién anda allí?. Durante casi un siglo, los lectores y estudiosos de la ciencia ficción de horror consideraron que Infierno helado estaba perdido, a pesar de que el mismo autor había enviado una caja con los borradores manuscritos a la Universidad de Harvard. Entre 2017 y 2018, Alec Nevala-Lee encontró dichos borradores durante su investigación para escribir la biografía de Campbell. Entre ellos, encontró dos carpetas con la etiqueta «Pandora» o «Infierno helado.» La novela original de Campbell se publicó en 2019 y también fue convertida en película como una una precuela a los eventos de ¿Quién anda allí? (Kelper).

La diferencia más notable entre Infierno helado y ¿Quién anda allí? radica en la eliminación de los tres primeros capítulos en la última que es más corta. La información pertinente en estos capítulos eliminados se resumen en el relato del protagonista McReady (así se escribe el nombre en la novela) al principio de ¿Quién anda allí? Este personaje nos introduce a la historia sobre el hallazgo y la destrucción accidental de una nave especial en la Antártida y el descubrimiento de “La Cosa” congelada. En Infierno helado, siguen capítulos con contenidos muy similares a la versión definitiva de la entidad alienígena en ¿Quién anda allí? Según estudiosos de la obra de Campbell, ¿Quién anda allí? logra un ritmo más rápido que contribuye a la sensación de claustrofobia al confinar la acción en una base antártica aislada. En esta novela, también se hace alusión al descubrimiento del otro monstruoso como una “Pandora,” es decir, siguiendo el mito clásico griego, la curiosidad abre una caja que deja escapar los males en el mundo.
En su artículo sobre la producción de ambas obras, Brian Kelper señala que ¿Quién anda allí? se incluyó, bajo el nombre de Don A. Stuart, en la antología definitiva de la ciencia ficción de la época, Aventuras en el tiempo y el espacio (1946) . Además, en 1971 fue elegida como la mejor novela de ciencia ficción de todos los tiempos por la Science Fiction Writers of America. Su atractivo ha dejado huella en el imaginario del género desde entonces, siendo motivo de, por lo menos, tres películas desde 1951.
En la siguiente entrega de La ventana sur, los invito a reflexionar sobre los autores de lo que llamo “la trilogía literaria del horror antártico”: Lovecraft, Campbell y un escritor cuya obra antecedió a las de estos: John Martin Leahy. El miedo al otro que se manifiesta en las novelas y cuentos de horror antártico de Leahy y Lovecraft se expande en la obra de Campbell al atribuirse a dicho otro la peligrosa impostura gracias a la capacidad metamórfica y telepática de los enemigos extraterrestres. Revela también nuestra lucha con nuestro otro interior al que no conocemos, o negamos, y que no podemos comprender ni controlar. En esa lucha se hace patente la sentencia de Thomas Hobbes a propósito de la relación entre el hombre, el Estado y el poder en 1651: Homo homini lupus. Es decir, de manera semejante a los monstruosos extraterrestres que se encuentran en un lugar remoto y hostil como el polo sur, “El hombre es el lobo del hombre” (Hobbes).5
Notas
- Además de la citada La ventana sur 5 (LVS5), ver LVS2: El blanco terror del sur (Poe) ; LVS3: Del terror (Poe) a la novela de la ciencia sobre el sur (Verne), y LVS4: Poe, Verne y la “verdad” de la ciencia ficción
- Utilizo la metáfora del “bosque oscuro” a partir de la novela de ciencia ficción El bosque oscuro (2008) de Liu Cixin.
- Revista norteamericana de ciencia ficción que se publicó entre 1929 y 1955.
- Se considera a Argosy la primera revista pulp que apareció primero como una revista de ficción para niños, The Golden Argosy. Se publicó en 1882 y 2016.
- La sentencia original data del siglo II d.C. El poeta latino Plauto (254-184 d.C.) la consigna en su comedia Asinaria (escrita aproximadamente entre 206-211 d.C.): “un hombre es un lobo con otro hombre a quien no conoce” (Quispe-Agnoli 349, nota 1).
Fuentes citadas
- Thomas Hobbes. Leviatán, o La materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil [1651]. 3a ed. Trad. Manuel Sánchez Sarto. FCE, 2017.
- Brian Kelper. “Frozen Hell. The history of The Thing from 1936 to 2011.” Bloody Disgusting. 7 de marzo de 2022.
- R. Quispe-Agnoli. “Homo homini lupus: hacia una poética de la violencia y sus intersticios.” Partera de la historia. Universidad Autónoma Metropolitana y Editorial Nómada, 2022, p. 349-358.