La columna del invertebrado: ¿Y ahí, dónde está lo fantástico?
Al pensar en el cine o la literatura de terror, mi mente asociaba el género con criaturas monstruosas, lugares embrujados o situaciones sobrenaturales. No creo que fuera el único al que le sucedía, ya que estos temas son lo que más abundan en las categorías del género. Existen innumerables historias de fantasía oscura, folk horror, zombis, casas encantadas, monstruos, criaturas, espectros y eventos paranormales. La lista es grande y podría continuar, o hacer una pausa para hablar de cómo la ciencia ficción se combina con el terror, ofreciendo otras alternativas. Sin embargo, esta vez prefiero dejar todo eso de lado y proponerte un viaje a nuestro interior, donde el verdadero terror aguarda.
Un monstruo susurrando muy cerca de tu oído
En la ficción sobrenatural, es común que la horrible apariencia de una criatura evidencie su maldad o sus oscuras intenciones. Ante su presencia, los personajes enfrentan la situación combatiendo y, al sentirse incapaces de vencerlo, huyen. Como espectadores o lectores, también tenemos claro quién es el villano al que debemos temer durante la experiencia. Luego, nuestra mente nos recuerda que en el mundo real estamos a salvo de aquella situación sobrenatural. Por mucho que creamos en fantasmas, sabemos que el peligro más frecuente está en la vida cotidiana, donde no es tan fácil identificar quién va a atacarnos o cuándo lo hará. Es aquí donde entra en escena el Terror Psicológico y el Thriller Psicológico.
Los fantasmas y monstruos presentados en el Terror Psicológico y el Thriller Psicológico habitan en la psique de los personajes. Esto nos recuerda que desde un rinconcito oscuro de nuestra mente, pueden susurrarnos cosas terribles o distorsionar nuestra percepción de la realidad. En estos casos, no hay monstruo físico al que se pueda atacar ni es posible correr para huir del peligro. La solución debería ser buscar ayuda profesional, pero no siempre es tan sencillo para los personajes de una historia, como ocurre con Nina Sayers en la película Black Swan (Darren Aronofsky, 2010). En esta cinta, el mundo exterior alimenta la amenaza interior, alterando la percepción de la realidad hasta provocar la pérdida del control. Aterrador.
Por otro lado en la versión de The Shining de Stanley Kubrick (1980), podríamos sentirnos relativamente a salvo al interpretar que lo que vemos en pantalla son fantasmas sobrenaturales. Aunque quizás todo ocurra únicamente en la mente de Jack, agobiada por el aislamiento del Hotel Overlook. Esta posibilidad lo conduce a rincones oscuros donde nadie quisiera estar, lo que resulta aún más perturbador.
“Solo trabajo y nada de juego hacen de Jack un chico aburrido”
En esta exploración de historias donde el antagonismo no recae en lo sobrenatural, suelen existir giros argumentales inesperados y finales ambiguos que desestabilizan al espectador o lector, dejándole un mal sabor de boca. Una macabra maravilla, desde mi perspectiva como escritor.
Definiciones
El terror psicológico prioriza provocar miedo y angustia a través de la exploración de la mente y las emociones. Se centra en generar una sensación de amenaza constante, presentando conflictos internos, percepciones alteradas y atmósferas opresivas. Aunque puede incluir o no elementos sobrenaturales, su objetivo principal es desestabilizar emocional y mentalmente al espectador o lector, llevándolo a cuestionar la realidad y la cordura.
El thriller psicológico genera tensión y suspenso, enfocándose en los conflictos internos de los personajes y sus dilemas mentales, emocionales y éticos. La mente se presenta como el escenario del peligro, donde el engaño, la paranoia y las percepciones distorsionadas mueven la trama. A menudo, la narrativa se basa en giros inesperados y una constante incertidumbre, manteniendo al público en un estado de alerta y desconfianza.
Un monstruo con buena pinta
Como mencioné líneas arriba, el Terror Psicológico y los Thrillers Psicológicos retratan tanto a personas que sufren por los fantasmas que habitan en sus mentes como a aquellas que se convierten en monstruos para la sociedad. Un ejemplo emblemático sería aquel hombre que, casi aislado de la sociedad, vivía en una casa y administraba un motel ubicado junto a una carretera antigua. Norman Bates (Psicosis, dir. Alfred Hitchcock, 1960) aparenta ser una persona amable, pero, a medida que lo conocemos, descubrimos que es capaz de usar un puñal contra cualquiera que sea desagradable para su madre. Una mujer con la que tiene una relación tan cercana que se podría decir que son la misma persona.
Muchos consideran a Alfred Hitchcock una figura emblemática del terror psicológico gracias a Psicosis (1960). Pero hay quienes dicen que la película no pertenece a este género, sino al thriller, slasher o al noir. Discusiones aparte, actualmente considero ingenuo pensar que una obra sea etiquetada en un solo género. No dudo de que uno pueda predominar, pero limitar una historia a un único enfoque la volvería tan monótona e insípida como un tostador que solo sirve para tostar pan.
Este tipo de personajes y el temor que causan, ya sea como víctimas de sus pensamientos o como victimarios, me han atraído desde muy pequeño. Investigar para tratar de entender por qué un humano se convierte en un monstruo asesino me llevó a crear personajes como los que plasmé en los cuentos “Plagio” e “Iris” de mi libro Necrópolis. Además, en esta misma publicación, exploré la percepción distorsionada de la realidad en los protagonistas de las historias “Pie Izquierdo” y “Caminando por valles oscuros”. Eso lo tuve siempre claro, pero hace casi diez años, cuando se publicó el libro, cometí el error de considerar que todas mis historias pertenecían únicamente al género Noir. El tiempo me ha hecho descubrir sus matices de thriller psicológico y terror psicológico.
Nota aclaratoria 1: Creo que hay lectores que no están de acuerdo con las autorreferencias porque la consideran poco elegante, pero mencionar mi experiencia de aprendizaje me pareció oportuno. Además, peores cosas se ven en internet. Saludos.
¿Qué tipo de monstruo es este? ¿Cuál es su género? ¿Es terror? ¿Qué hace aquí?
Cuando hago largas caminatas para gestar una idea y luego me siento frente al teclado, pocas veces pienso en escribir una historia de determinado género. Si la idea que se me ha ocurrido me gusta y obsesiona, me concentro en traducir mis ideas a palabras. La clasificación específica de género la dejo para otro momento, para quienes disfrutan hacerlo o para cuando haya que colocarla en un lugar por motivos de marketing. Mi trabajo en la computadora es narrar. Por supuesto, los puntos que más me apasionan explorar son el miedo y el mundo interno de las personas.
El caso de la película La mesita de noche (Caye Casas, 2022) es interesante en cuanto a la clasificación de géneros. Hay quienes dicen que es inclasificable. David Pareja, actor que interpreta a Jesús en la película, dice que es un drama muy angustioso. Mientras que Caye Casas, también guionista de la cinta, a veces comenta que no es una película de terror, pero que es terrorífica. Concuerdo con lo que produce, ya que entre cada detalle que presencié, tuve momentos en que debía respirar hondo o taparme la cara. Creo que nunca me había sucedido algo similar al ver una película.
Un detalle que confunde al espectador sobre el género de La mesita del comedor es que no hay un monstruo sobrenatural ni un ser humano antagonista y quizás eso la hace más aterradora. La sensación que deja es que quizás no todas las personas están aptas para ver esta película. No lo digo por engordar el marketing, sino como una seria advertencia. No soy el único que la ha sufrido de principio a fin.
“Hay una película española llamada La mesa de café. Supongo que nunca, ni una vez en toda tu vida, has visto una película tan negra como esta. Es horrible y también terriblemente divertida. Piensa en el sueño más oscuro de los hermanos Coen.” —Stephen King
Nota aclaratoria 2: Me encantaría colocar el enlace de X del comentario de Stephen King, pero él se ha retirado de esta red social y sus mensajes han desaparecido.
En varias entrevistas, el director Caye Casas ha explicado su interés por impactar al público a través de su película. En este proceso decidió apartarse de los convencionalismos del género de terror, porque el público aficionado a este probablemente ya ha visto las atrocidades más grandes que puedan proyectarse en una pantalla. Su película, La mesita del comedor, rompe el esquema de la clásica película de terror.
“El público que busca el terror no quiere más de lo mismo, que es lo que se da ahora, y si se les sorprende, si se les pone otro tipo de terror no tan cliché ni tan copia de otra copia, la reacción es soberbia.” —Caye Casas en entrevista de la Cadena Ser
Nota aclaratoria 3: He decidido sumarme a los fans de “La mesita del comedor” y no realizar ninguna sinopsis de la película, porque cualquier movimiento en falso puede ser un spoiler.
Desde mi punto de vista, La mesita del comedor es una película de terror. No me hace falta el monstruo o el asesino serial. La película juega con la ansiedad, la tensión y el miedo. Uno que no acostumbramos ver, quizás, pero miedo al fin. También existe una amenaza constante y la atmósfera descoloca. Pero sobre todo, cala emocional y psicológicamente. Provocar todo eso sin una criatura es lo fantástico.
Quizás vaya siendo momento de quitarnos de la cabeza que, así como la ciencia ficción es mucho más que cohetes espaciales, el terror y el horror son géneros que van más allá de las criaturas monstruosas, los lugares embrujados, las situaciones sobrenaturales o incluso los asesinos.
Para complementar algunos conceptos de este artículo, dejo este vídeo del conversatorio que tuve con Rocío Quispe-Agnoli sobre las diferencias entre Terror y Horror
Nos vemos en la próxima Columna del Invertebrado
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