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Una vez más sale publicado un nuevo número de Relatos increíbles y como siempre, les doy mis opiniones.
Debo comenzar diciendo que la portada es fantástica. Gerardo Espinoza ya había encontrado su estilo en las portadas monocrónicas. Sin embargo, siempre le encontraba algún problema de simetría. No es el caso de esta portada, la composición, la perspectiva, todo está en su lugar.
Pasemos ahora a los cuentos.
Yo definiría este número como gótico. Hay muchas historias que se enmarcan en esa estética. Varios están escritos en primera persona, en una suerte de diálogo interior. Algunos cuentos tienen un aire maupassiano.
Apetito Insaciable de Eduardo Ocharvel: 2. Cuento que me parece de redacción algo pobre: muchas repeticiones de palabras, frases largas y confusas que necesitan ser leídas dos veces para poder entenderlas, muchos detalles innecesarios o inverosímiles. Por ejemplo, no se necesita decir que uno se esconde para jugar a las escondidas, es obvio, o decir que la boca es un orificio cuando se sonríe de oreja a oreja, imposible.
Algo de José Luis Días: 2. Otro cuento decepcionante. Y es una lástima, pues la idea es buena y original. Aunque sigo sin entender las motivaciones del victimario. Aquí la repetición de palabras trata de lograr un “efecto” en el lector, que en mi opinión no funciona. La palabra repetida se encuentra generalmente sola luego de un punto aparte. No me convence.
No.
Por otro lado, las frases son largas y pesadas y los diálogos son lo que yo llamo tipo “CSI” es decir que tienen como objetivo darnos información sobre los antecedentes de la historia y resultan inverosímiles pues nadie habla así. El final es anticlimático pues se veía venir.
Yo diría que estos dos cuentos necesitan una buena podada. No los siento “limpio”, en otras palabras, no se ha terminado el trabajo de edición.
Yo mismo de Esteban Castellanos: 3. Este cuento está muy bien narrado, la escritura es fluida, el problema es que tiene un fallido final abierto. No se entiende por donde va el cuento y el final resulta anticlimático por ese motivo.
Lucas de Regina Sarte: 5. Cuento redondo, no da muchas explicaciones pues éstas se encuentran bien integradas a la historia. Lo más sorpresivo es el final. Uno supone que el cuento va por otro lado y el final nos cae como un efectivo baldazo de agua fría.
Sueños Programados de Isabel Arboleyda: 5. Un tema muy original para Latinoamérica. He leído un cuento del autor finlandés Risto Isomäki con la misma temática, pero primera vez que me encuentro con ella en un cuento latinoamericano. Por otro lado, en lo personal, me pareció una melancólica y efectiva metáfora del duelo.
El último manuscrito de Heinrich Schultz de Mariano Giménez: 3. Cuento con reminiscencias Lovecraftianas. Tiene unas frases muy largas y pesadas, supongo que para dar el aire gótico al texto. Además, la idea no es muy original.
El Bar de las Máscaras de Francisco Corvaro. 4. Otro cuento que yo calificaría de gótico, pero en este caso la lectura fluye muy bien. El único defecto que le encuentro es el final, muy decepcionante.
El hambre tiene cara de hereje de Fran Castillo: 4. Cuento tragicómico sobre un viajero del tiempo en el lugar equivocado. Me recuerda a la famosa frase de Bertol Bretch: Comer primero, luego la moral. El único defecto es su final más que previsible.
Eros 555.E66.777-AP#9:1-12 de Ariel Carbonero: 5. Este es un cuento muy extraño, yo diría casi surrealista, y sin embargo me gusta, sin más.
El espanto de Licao del siglo XVI de Miguel Ccasani: 5. Muy buen cuento. Maneja bien los diferentes registros de lengua, que inclusive son diacrónicos. Quiero decir que los textos que se suponen son del siglo XVI están escritos de una manera verosímil. Merece ser el cuento de portada.
