La columna del invertebrado: Norror. El mundo detrás del mundo

 

Una noche lluviosa, en un callejón donde ni la luz se atreve a entrar, podríamos encontrar a un adicto, un asaltante, un asesino o a alguien terrible esperando a su víctima. El crimen se mueve en las sombras de las grandes ciudades, que, además de peligrosas, extrañamente tienen algo de atractivo, como el pecado. En estos lugares, la policía lleva las luces de sus patrullas apagadas y la vista distraída, siempre que alguien pague bien. Además, la corrupción alcanza niveles más altos que los anuncios de neón en las azoteas de los edificios. Nuestro instinto de supervivencia nos dice que vivir en medio de la injusticia, la violencia y el peligro no debe ser agradable, pero sentimos curiosidad y nos sentamos en la comodidad de un asiento a espiar las historias que nos entrega el género que reúne todo esto: el film noir o cine negro.

No es nada extraño que nos cautiven las historias que nos presenta el noir. Su estética intensamente oscura, en la que a veces solo se aprecia un poco de luz, es bastante seductora, y en esto tiene mucho en común con el cine de terror. Eso me lleva a pensar que los seres humanos, quizás, tenemos cierta debilidad por la oscuridad, aunque nos dé algo de miedo. En esto último no me refiero solo a lo visual, también al mundo interior de cada uno. Si hay algo que caracteriza al cine negro son sus protagonistas de moral ambigua o sus antagonistas capaces de asumir cualquier riesgo con tal de alcanzar el poder, cosa que también sucede en ciertas historias de terror. Al existir coincidencias entre el noir y el terror, es natural que se hayan mezclado varias veces en el cine. Para cumplir los caprichos de algunos que sé que aman las invenciones de nombres de géneros, tiraré los dados a ver si cuela el nombre y lo llamaré Norror (Noir + Terror). A continuación, te mostraré algunos casos en los que ambos géneros se han encontrado.

Constantine (Francis Lawrence, 2005)

John Constantine : Los ángeles y los demonios no pueden cruzar a nuestro plano. Así que, en su lugar, tenemos lo que yo llamo mestizos. Los traficantes de influencias. Solo pueden susurrarnos al oído. Pero una sola palabra puede darte valor o convertir tu placer favorito en tu peor pesadilla. Aquellos con el toque del demonio, como esos mitad ángel, que viven con nosotros. Ellos lo llaman el equilibrio. Yo lo llamo estupideces hipócritas.

 

El personaje de John Constantine, creado en 1985 por Stephen R. Bissette y la leyenda Alan Moore, es el protagonista del cómic Hellblazer. En el material original, Constantine es un hombre inglés, rubio, que siempre viste camisa y corbata desarregladas, y una gabardina color caqui. La película no imita al cómic; es más bien una adaptación libre, en la que el personaje tiene cabello negro y un sobretodo oscuro. Los puntos en común de ambas versiones son su adicción al cigarrillo y sus comentarios sarcásticos. Además, el personaje tiene una moral ambigua, es manipulador y desconfiado. Estos rasgos le dan ese matiz característico del clásico protagonista noir, sumado al hecho de que Constantine es un investigador, pero de sucesos paranormales, que es donde entra el género del terror. En el cómic, como en la película, John Constantine se ha enfrentado con astucia a diversas criaturas demoníacas e incluso al mismo diablo, siendo capaz de engañarlo.

La versión cinematográfica, interpretada por Keanu Reeves, nos presenta atmósferas callejeras en las que lo peor no es encontrarse con un asaltante, sino con un pequeño ejército de demonios voladores que logran apagar la luz del alumbrado público, incluso la que ilumina una estatua de la Virgen María, demostrándonos su siniestro poder.

La historia de la película, concebida por el guionista Kevin Brodbin, empieza con un misterio. Isabel, la melliza más devota a la religión católica de las hermanas Dodson, se ha suicidado arrojándose desde su habitación en un hospital psiquiátrico. Mientras se cree que esto es consecuencia de una enfermedad mental, Angela Dodson (Rachel Weisz), la melliza policía, sospecha que hay algo más cuando empiezan a ocurrir eventos sobrenaturales a su alrededor, que le sugieren contactar a Constantine. Por su parte, John Constantine está en el peor momento de su vida. Diagnosticado con cáncer terminal de pulmón, sabe que el infierno lo espera, ya que una vez intentó suicidarse. Su frustración e ira hacia Dios son grandes, porque John ha dedicado su vida a cazar demonios, y sabe que eso no lo salvará de un destino encerrado con todas las criaturas que ha condenado. Al reunirse, Angela y John descubren una conspiración entre poderosos seres sobrenaturales.

En su estreno, Constantine no tuvo una buena recepción por parte del público en general. La crítica del sitio web Rotten Tomatoes la califica con un 46 % de aprobación. Sin embargo, la película se ha vuelto de culto y tiene una gran cantidad de fans, debido a sus brillantes diálogos, la fantástica caracterización e interpretación de los personajes (obviamente Satanás es quien más se luce) y su estética noir mezclada con terror. Veinte años después, se siguen oyendo rumores de una secuela, que esperamos llegue pronto y esté al nivel de la primera entrega o la supere. Ojalá no termine siendo una decepción como lo fue The Crow (2024).

Cast a Deadly Spell / Conjuro Fatal (Martin Campbell,1991)

Detective Harry Philip Lovecraft : [ voz en off ] Bradbury tenía razón… hay maldad y maldad. Pero lo que me encontré al salir esa noche hizo que toda la magia y la brujería que había visto hasta entonces parecieran un espectáculo secundario. Me llamo Lovecraft… y soy el que lo sabe todo. Prácticamente el único que lo sabe todo… que aún vive. Empezó esa noche y empezó con una mujer. Siempre empieza con una mujer.

En esta película que mezcla el noir con el terror o la fantasía oscura, tenemos como protagonista al detective Harry Philip Lovecraft. Obviamente, que tenga el nombre del famoso escritor no puede interpretarse como una coincidencia, sobre todo cuando vemos que ha sido contratado por el millonario Amos Hackshaw para recuperar un libro llamado Necronomicón, que le ha sido robado.

El contexto en el que se desarrolla la historia es un Los Ángeles alternativo de 1948, habitado por vampiras trabajadoras sexuales, hombres lobo delincuentes, zombis que trabajan como matones para los gangsters o como obreros de construcción, y gremlins basados en la leyenda de las criaturas que suelen estropear maquinarias. (Todos estos personajes están realizados según la estética y los recursos de efectos especiales con los que disponía HBO para una película de televisión en 1991). Acorde con esta realidad de criaturas, la magia es accesible para todas las personas; sin embargo, Lovecraft ha decidido no usarla, aunque muchos lo consideren un tonto por “no ser parte del progreso”.

Cast a Deadly Spell no solo recupera la estética del cine noir, con una dirección de fotografía sombría y un diseño de vestuario en el que vemos a mujeres muy bien peinadas, maquilladas y con vestidos largos; a hombres con trajes, corbatas y sombreros; y los excesos en el consumo de tabaco y alcohol. La película también expone temas recurrentes del género, como la traición y la avaricia. Tanto el protagonista como el espectador deben desconfiar de todas las personas involucradas en el caso, ya que podrían ser capaces de hacer lo que fuera con tal de conseguir poder. Irónicamente, los seres sobrenaturales que forman parte de este universo son quienes muestran sus intenciones con mayor claridad.

En el papel protagónico está Fred Ward (Harry Philip Lovecraft), a quien el rol de detective duro le queda perfectamente. Lo acompaña Julianne Moore, interpretando a una fantástica femme fatale: seductora, astuta y manipuladora. Como dato extra sobre los personajes, encontramos al detective Morris Bradbury, cuyo apellido rinde homenaje al escritor Ray Bradbury.

En la película no existen tantos elementos que logren asustarnos o inquietarnos (aún más si somos fanáticos del cine de terror y ya hemos visto bastantes cosas perturbadoras en pantalla); algunos, más bien, resultan humorísticos. Pero esta película no deja de ser una interesante amalgama entre personajes sobrenaturales oscuros y humanos siniestros.

Una advertencia: si te animas a ver la película, no seas exigente en el apartado de efectos visuales cuando aparezca “el Antiguo”. Solo disfruta.

La noche del demonio / Night of the Demon / Curse of the Demon (Jacques Tourneur, 1957)

John Holden : Sería más fácil detener al demonio de Karswell que a una mujer con una decisión tomada.

Esta es una de esas películas del cine en blanco y negro que son sumamente disfrutables, donde las sombras se muestran intensamente oscuras y, por mucho que uno intente ver algo, no lo consigue. Al encontrarse dentro del auge del cine noir, el guion se desarrolla naturalmente.

Night of the Demon está basada en el cuento “Casting the Runes”, escrito por M. R. James, quien suele contrastar elementos realistas con los sobrenaturales en sus historias. En la película acompañamos al doctor John Holden (Dana Andrews) a un simposio de psicología sobrenatural que se llevará a cabo en Londres. Al ser escéptico, su objetivo allí es desenmascarar a Julian Karswell (Niall MacGinnis), líder de un culto ocultista al que considera un charlatán. En medio de esta tarea, Holden se entera de la muerte del profesor Henry Harrington por medio de Joanna Harrington (Peggy Cummins), su sobrina. Ella está segura de que la causa de la muerte ha sido un asesinato. Joanna y John unen fuerzas para averiguar quién es el culpable del crimen, siendo ella creyente en la existencia de fuerzas sobrenaturales y él un escéptico.

La película cuenta con algunos jumpscares propios del cine de suspenso y terror. En lo visual, no se abusa de elementos paranormales, sino que se los utiliza con sutileza y elegancia, haciéndola más inquietante que muchas películas donde todo se muestra de forma evidente. Obviamente, al verla debemos tomar en cuenta el contexto de la época en que fue realizada. Son notables los efectos especiales utilizados para darle vida al único demonio que veremos, y cuya estética resulta hermosa para quienes disfrutamos del cine en blanco y negro.

La novena puerta / The Ninth Gate (Roman Polanski, 1999)

Boris Balkan: Algunos bibliófilos se especializan en novelas góticas, otros en Libros de Horas. Todas mis ediciones raras tienen el mismo protagonista: el Diablo.

Para escribir este artículo he revisitado La novena puerta. La vi hace como veinte años y recuerdo que en su momento me pareció un poco densa o lenta y, a la vez, muy inquietante. “Mal rollera”, diría alguien. Ahora, al verla con otra mirada, creo que es una película de la que se debería hablar más.

El equipo que hace posible esta película es increíble. La dirige Roman Polanski, quien también dirigió El bebé de Rosemary y que, en La novena puerta, logra que el diablo vuelva a ser atemorizante. El guion es una adaptación de El Club Dumas, novela del reconocido escritor español Arturo Pérez-Reverte. La banda sonora es de Wojciech Kilar, que —si te suena y has sentido un escalofrío— es porque has visto Drácula de Bram Stoker (Francis Ford Coppola, 1992). El protagonista de la historia es Dean Corso, interpretado por Johnny Depp, quien apunta más a la sutileza que a la extravagancia de sus papeles más recientes. Además, en el elenco se encuentra Emmanuelle Seigner como “La chica”, un personaje hostil pero enigmático.

La novena puerta nos presenta a Dean Corso, un comerciante de libros extraños, que es contratado por el millonario Boris Balkan para que compare su ejemplar de Las nueve puertas del Reino de las Sombras con las otras dos copias que poseen otros coleccionistas. La respuesta que busca es conocer cuál de los tres es el libro original, escrito por Aristide Torchia con la colaboración de Lucifer. Dean Corso, a quien solo le importa el dinero, emprende esta búsqueda poniendo su vida en riesgo en más de una oportunidad y siendo testigo de crueles asesinatos. Mientras tanto, trata de calmarse tomando whisky y colocando cigarrillos en sus labios de una forma particular, lo cual demuestra el trabajo de construcción de personaje que hace Depp al interpretarlo.

Entre los personajes con los que Corso se relaciona está la viuda de uno de los propietarios del libro (Lena Olin) —figura clásica de la femme fatale del cine noir— y una misteriosa chica que siempre lo sigue, y que posee algún tipo de poder sobrenatural que se revela con sutileza. La película comienza como un thriller, pero se va volviendo cada vez más oscura.

El guion deja claro desde el inicio que conoceremos a personas inescrupulosas, con tanto dinero que ya han superado el costoso coleccionismo de antigüedades: buscan un poder más allá de lo terrenal.

La dirección es notable. Los recursos utilizados son más interesantes que cualquier efecto visual. El trabajo de Polanski con la luz, los reflejos o los desenfoques de cámara construye una atmósfera de misterio e intriga. Además, en ciertos momentos recurre al plano subjetivo para generar mayor confusión y duda en el espectador.

Estoy convencido de que, dentro del género noir combinado con terror, esta es una de las mejores propuestas.

Bonus
Tribulación. La batalla antes del fin (Dino García,2011)

Rubén: Tú eres especial, Falco, pero no puedes seguir huyendo. Ellos saben que tú los puedes ver. Es un don, Falco.
Falco Méndez: Esto no es un don, es una maldición.

En 2011, la productora peruana Creative Tree realizó 13 episodios de la serie de televisión Tribulación. Aunque no encaja exactamente en el género Norror (noir y terror), tiene algunas aproximaciones: un protagonista detective con un pasado que lo atormenta y varios dilemas morales de lucha interna. Sin embargo, los límites entre el bien y el mal están bastante marcados, algo poco característico del noir. Aun así, me ha parecido importante considerar esta historia dentro de esta brevísima lista, ya que coincido con la opinión de Ángela Luna Alarcón en su blog Él ya lo vi, donde encuentra algunas similitudes de esta serie con la película Constantine.

Tribulación cuenta la historia del detective de policía Falco Méndez (Javier Valdés), quien usa un parche en el ojo, ya que con él se protege de las terribles visiones infernales que podría captar. Su secreto solo lo conoce Rubén, un periodista que lo empuja a cumplir su destino: enfrentarse a los demonios que acechan la ciudad de Lima. Los crímenes que ocurren en la ciudad forman parte de un plan mayor de los entes malignos, quienes incluso logran dañar a la familia del protagonista, asesinando a su esposa.

Encontrar la serie en internet es prácticamente imposible, y la memoria de su existencia es casi nula, ya que el canal América Televisión la transmitía los sábados por la noche. Un horario terrible, ya que el público objetivo al que podría haber estado dirigida seguramente se encontraba fuera de casa. En los pocos clips que pueden encontrarse en YouTube se aprecia un notable trabajo de fotografía y dirección de arte. Las locaciones reflejan lugares emblemáticos y misteriosos de la ciudad de Lima. Varios de los efectos especiales —que intuyo están desarrollados en su mayoría con After Effects— están bastante bien logrados.

Es una lástima que este proyecto durara tan poco y que en el Perú no se hayan desarrollado más propuestas de este género para televisión. Definitivamente requeriría de un gran presupuesto, pero probablemente la respuesta del público podría ser bastante buena. Con los actuales profesionales audiovisuales y los avances que tenemos ahora a disposición, quizás podríamos acercarnos a productos internacionales independientes que se emiten en Netflix.

John Constantine: Always a catch.

El cine noir se centra en contar historias realistas, mientras que el cine de terror muestra situaciones fantásticas. Sin embargo, ambos géneros coinciden en varios aspectos: los ambientes oscuros, la crudeza con la que se muestran ciertas situaciones, la presencia de villanos que buscan el poder a toda costa, una visión pesimista del mundo, el suspenso constante y la fragilidad del ser humano frente a fuerzas que lo superan.

La fusión de ambos géneros no solo resulta interesante, sino que también los revitaliza, ofreciendo nuevas propuestas al espectador y otras formas de reflexionar sobre el estado actual del mundo. Porque, sí, el mundo en el que vivimos es cada vez más peligroso y terrorífico. De eso no tengo ninguna duda.

Nos vemos en la próxima Columna del Invertebrado.

 

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