Sarko Medina Hinojosa
Puede parecer algo extraño que al ser mi primera columna para Amazing Stories, escriba sobre algo particular, pero pido paciencia porque quiero desarrollar en un ejemplo propio las posibilidades infinitas del tema a tratar desde una perspectiva latinoamericana.
Como escritor y creador de mundos ficticios, me he embarcado en un viaje para construir un universo ficcional, futurista y tecnocrático que explora las posibilidades y peligros de un futuro dominado por la ciencia y la tecnología. Este “worldbuilding” ha sido tanto desafiante como revelador, fusionando conceptos científicos de vanguardia con especulaciones filosóficas y sociales, todo ello desde una perspectiva latinoamericana, partiendo desde una pregunta que me atormenta: ¿Por qué todo ocurre en el hemisferio norte de relevancia en las Historias de ciencia ficción y no en el sur? Tenemos todos los recursos para insertar las historias de nuestros pueblos, no todo es Nueva York. Así que, tejiendo tramas y atando nudos, me dispongo a poner en consideración este mundo posible.
El punto de partida para este universo fue la idea de una sociedad gobernada por principios tecnocráticos, donde la eficiencia y el conocimiento científico son los pilares fundamentales. Nutrido en el asombro permanente de mundos futuristas como los de Lain, FLCL, Blade Runner, Aplessed, Neon Génesis Evangelion, la saga Fundación, Akira, Ghost in the Shell, Star Troopers, Naussica del Valle del Viento y cientos de horas entre libros, películas, series, mangas y cómics, fui pensando en que el futuro, así como lo desarrollamos, es desolador, moriremos todos en esta roca sin posibilidad de trascender ni siquiera a Marte. Mi lado positivista, entonces, me impulsó a pensar que debe en algún momento, haber un punto de inflexión, un punto Jonbar que le permita, como planteó Asimov en “El Fin de la Eternidad”, impulsar a esta decadente humanidad su futuro hacia las estrellas, o por lo menos a Alfa Centauri.
Planteado el punto y nada más adecuado como un gobierno autocrático que permita el desarrollo de la premisa, queda explorarlo. Así empecé con algunos cuentos que desarrollan las leyes de ese mundo que, en parte, debe el nombre a la novela “Los Sorias” de Alberto Laiseca. Entonces las premisas del mundo que estaba creando las exploré en profundidad en cuentos como “La Segunda Esposa” (Que salió publicado en el Número 1 de la revista Crononautas de Editorial Pandemonium), donde se presenta a la sociedad tecnocrática que ha llevado al extremo la optimización de recursos, incluso en las relaciones personales. Como señala el académico peruano Nelson Manrique en su obra “El tiempo del miedo: la violencia política en el Perú”, las sociedades tienden a buscar soluciones tecnológicas a problemas sociales complejos, una tendencia que se lleva al extremo en este universo que ando creando [ 1].
Un aspecto crucial de este universo es la exploración de cómo la tecnología avanzada podría interactuar con tradiciones y conocimientos ancestrales. Hijo, al fin al cabo de dos mundos, el andino y el citadino, no puedo dejar de abordar aquello que la ciencia no quiere aún aceptar como fuente de conocimiento solo porque no lo entiende. En un cuento aún por publicar, se aborda las tecnologías de tejido antiguo con las nuevas y futuristas formas de “tejer” el entramado cósmico. Esta fusión de lo antiguo y lo futuro se inspira en parte en el trabajo de académicos como la antropóloga peruana Marisol de la Cadena, quien ha estudiado cómo las cosmologías indígenas pueden ofrecer perspectivas alternativas sobre la naturaleza y la tecnología [2] y de Rocío Quispe Agnoli, académica y catedrática, quien aborda sobre la fe andina en la escritura en la obra de Guamán Poma de Ayala, y, acaso esa certeza que aún no se plasma en una prueba definitiva de que la escritura en tiempo de los incas existió, solo que nuestras ignorancias desaparecieron los métodos de abordar la lectura de una manera adecuada de los quipus y tocapus [3].
Un tema recurrente en este universo es la tensión entre el progreso tecnológico y la preservación de la humanidad. En “Némesis desatada”, cuento incluido en mi libro “El Ekeko y los deseos imposibles” (Aletheya 2017) explora las consecuencias éticas y emocionales de vivir en una sociedad que prioriza la eficiencia y la belleza sobre todo lo demás, además de las consecuencias emocionales en el mundo competitivo de la ciencia. Esta narrativa se inspira en parte en el trabajo del filósofo argentino Enrique Dussel sobre la ética de la liberación, que cuestiona los sistemas que priorizan la tecnología sobre la vida humana [4]. No puedo dejar de mencionar a la magnífica serie Black Mirror, la cual aborda de manera eficaz un mundo futuro así, pero, acaso lo que hace ¿no es hablar de este mundo presente en realidad?
La construcción de este mundo también implicó considerar cómo la tecnocracia afectaría diferentes aspectos de la sociedad. Desarrollo en este proceso leyes tecnocráticas, sistemas de gobierno y estructuras sociales que reflejan los valores de eficiencia y optimización. Allí el trabajo es para generar una línea de tiempo adecuada, eventos canónicos y demás constructos que le den coherencia a los relatos y exige una constante revisión para que las fechas y sucesos coincidan, más aún cuando detrás de todas las historias existe un let motiv: un titiritero que ha ideado todo, un personaje que, espero, hasta el último momento no sea revelado.
Un ejercicio que agradezco para poder comprender los alcances de un worldbuilding, fue la convocatoria a aportar con un relato al Universo 10k Seguidores, creado por Sandrine Lopez Sarango y que terminó siendo la compilación “Parias” [5], donde participó con el cuento “El reel del viento rojo tiene 500 millones de vistas”, ya que me ayudó a comprender que para esta construcción es más importante lo que la sostiene fuera de lo que se lee, todo con el fin de que tenga coherencia narrativa y temporal.
Por ejemplo, para sostener este mundo tecnocrático, analicé el tema de un lema. Los lemas en gobiernos autócratas son importantes, lo ejemplifica la misma historia, recordemos el lema del fascismo: ¡Un Pueblo, un Imperio, un Líder! El comunismo: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, cada uno fundamentado por las ideas que regían los movimientos políticos. El lema de este posible gobierno es: “Eficiencia, Evolución, Trascendencia”. Este captura varios aspectos clave de la sociedad tecnocrática que he descrito: “Eficiencia” refleja el enfoque en la optimización de todos los aspectos de la sociedad y la vida humana, desde la gestión de recursos hasta la exploración espacial, incluyendo el “reciclaje”, práctica común en ese tiempo que consiste en usar y disponer del cuerpo de los elementos humanos que no son adecuados o útiles a esa sociedad, reusándolos de la mejor manera. “Evolución” representa el impulso constante de mejorar, tanto tecnológico como biológico, incluyendo la modificación genética y la fusión hombre-máquina, hago hincapié en que el dilema de las Inteligencias Artificiales también se aborda, pero se prohíbe en el futuro de la línea del tiempo, ¿por qué?, espero responder con los cuentos necesarios. “Trascendencia” alude al objetivo final de la tecnocracia: superar los límites tradicionales de la humanidad, expandirse más allá de la Tierra y alcanzar un nuevo nivel de existencia, nunca igual, pero sí eficiente en su manera más simple en los exoplanetas terraformados a lo largo del plan del titiritero inicial.
Este lema podría ser utilizado en diversos contextos dentro de la narrativa: Como un mantra repetido en las escuelas y lugares de trabajo. Inscrito en edificios gubernamentales y misiones de exploración. Como justificación para políticas controvertidas o decisiones difíciles. Además, captura la tensión inherente en la sociedad tecnocrática entre el progreso científico y la pérdida potencial de ciertos aspectos de la humanidad tradicional, lo cual es un tema central en las historias ambientadas en este mundo. Y así como este ejemplo de fundamentación, se trata de hacerlo para cada punto que justifique las historias.
Un aspecto desafiante fue imaginar cómo sería la exploración espacial en este futuro tecnocrático, y es que hay un cansancio sobre el tema de viajes espaciales, así que debe ser lo más apegado a la posible ciencia que se desarrolle y también factible que solo inventarse una palabra que define la “hipervelocidad subatomizante” (guiño). En los cuentos “Amanecer en Mercurio” (El Ekeko y…) y “Piratas en Venus” (inédito), me baso en investigaciones actuales sobre viajes interplanetarios y terraformación, extrapolándolas a un futuro donde la humanidad se está expandiendo más allá de la Tierra ¿Qué problemas reales plantea una inversión de tiempo y mano de obra así? El trabajo del astrónomo chileno José Maza Sancho sobre la búsqueda de exoplanetas fue una fuente valiosa de inspiración para estas narrativas [6] y por supuesto la serie “The Expanse”, que no tiene pierde.
Otro elemento crucial en la construcción de este universo tecnocrático es la exploración de cómo las estructuras de poder existentes podrían evolucionar en un futuro dominado por la tecnología. En “La Caída del Dios” (inédito), se presenta una sociedad donde la tecnología se ha fusionado con creencias ancestrales, creando un sistema de control social basado en una mezcla de aversión a la tecnocracia y abrazo a la teocracia. Esta idea se inspira en parte en el trabajo del sociólogo peruano Aníbal Quijano sobre la colonialidad del poder, que analiza cómo las estructuras de dominación persisten y se transforman a lo largo del tiempo [7]. Igual fundamento es para mi cuento “El Dueño de la Carne”, publicado este año en la revista “Cósmica calavera” [8], donde la carne, proteína fundamental, escasea en los páramos y selvas venenosas fuera de las ciudades tecnocráticas, y cuyo habitantes han desarrollado generaciones de poder salvajes, pero sutilmente ligadas a la humanidad presente y su necesidad de tener armas y sentirse protegidos por ellas.
La cuestión de la identidad y la memoria en un mundo tecnocrático es otro tema recurrente en estos relatos. En “Box Outside, Free Life”, explora cómo la tecnología puede ser utilizada para borrar o reescribir la historia personal y colectiva. Este cuento inédito, contiene muchas referencias a la cultura actual, ya que está pensado como el cuento inicial para todo, dando a conocer el motivo, o punto de inflexión por el cual el mundo termina optando por una sociedad en la que se va a priorizar la eficiencia ecológica y científica ante el despilfarro y el desorden en el consumo de las materias primas.
Algo que no podía dejar de explorar es cómo las tecnologías avanzadas podrían interactuar con los ecosistemas únicos de América Latina y las tradiciones arraigadas, muchas de las cuales están ligadas indefectiblemente a la comida y la bebida. En un relato que no puedo dar el nombre aún, se especula sobre cómo los ingredientes permitidos en esa realidad podrían adaptarse a la gastronomía peruana y no perderse. Para una mejor comprensión de esta biodiversidad recomiendo el trabajo del biólogo peruano Antonio Brack Egg, quien ha estudiado extensamente la peruana y su potencial para el desarrollo sostenible [9].
Dos cuentos ya publicados este año: “Despídiendo al Abuelo” y “Amamos a los bebés fuertes y oxigenados”, en las antologías “Qhipa Pacha” e “Hipernatura” de la editorial Pandemonium, tienen sus propios estudios en los libros mencionados. No quisiera abordarlos ahora a profundidad, pero ambos siguen la línea de explorar tanto el cuerpo como un elemento de lucha constante en una realidad que ataca la libertad individual en pro de un destino mejor y aceptado socialmente como el más viable, como el hecho de la decisión final, de la humanidad, como un todo. Porque aún en las mejores condiciones, el humano conserva sus pasiones y anhelos personales, y estos pueden, incluso, ir contra los sueños del mayor de los especuladores científicos de los últimos tiempos, y allí lo dejo.
La creación de este universo tecnocrático ha sido un ejercicio de imaginación informada, combinando investigación científica, especulación futurista y reflexión social. A través de estos cuentos, no solo busco entretener (fin y causa del cuentista), sino también provocar reflexiones sobre el rumbo de nuestra sociedad latinoamericana en el panorama mundial y las implicaciones éticas de nuestros avances tecnológicos en la vida diaria. Espero tener tiempo suficiente para construir todo este mundo, aún cuando pueda o no publicarlo, porque, ya saben los que escriben ficción, no todo al final es publicable. Solo el tiempo, bendito y devastador tiempo, lo dirá. Gracias por la atención.
[1] Manrique, N. (2002). El tiempo del miedo: la violencia política en el Perú, 1980-1996. Lima: Fondo Editorial del Congreso del Perú.
[2] De la Cadena, M. (2015). Seres de la Tierra: Ecologías de la práctica en los mundos andinos. Durham: Duke University Press.
[3] Quispe Agnoli, Rocío. (2006). La fe andina en la escritura: identidad y resistencia en la obra de Guamán Poma de Ayala. Lima: Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
[4] Dussel, E. (1998). Ética de la liberación en la era de la globalización y de la exclusión. Madrid: Trota.
[5] Lektu. (2024). Parias: Antología del Universo 10K. Editorial Pandemonio. Recuperado el 20 de agosto de 2024, de https://lektu.com/l/pandemonium-editorial/parias-antologia-del-universo-10k/21594
[6] Maza Sancho, J. (2018). Somos polvo de estrellas: cómo entender nuestro origen en el cosmos. Santiago: Planeta.
[7] Quijano, A. (2000). “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En E. Lander (Ed.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas (págs. 201-246). Buenos Aires: CLACSO.
[8]Medina Hinojosa, S. (2024, 17 de enero). El dueño de la carne. Cósmica Calavera. https://www.cosmicacalavera.com/2024/01/el-dueno-de-la-carne-por-sarko-medina-hinojosa/
[9] Huevo de Brack, A. (2004). Biodiversidad, pobreza y bionegocios. Lima: PNUD.
Un recorrido a través de la historia del fetiche de la tecnocracia y el surgimiento de géneros narrativos como la ficción especulativa más allá del “centro” del canon planteado por autores, editoriales y medios del Norte Global. Esto sienta la base para la reflexión a partir de la pregunta: “¿qué pasa si… autores peruanos escriben desde sus puntos de vista y miradas del mundo? Las tecnologías prehispánicas de comunicación–como los quipus–están apenas estudiándose. Tanto material por descubrir, tanta memoria por revelar, tanta escritura todavía invisible. Gracias por la mención a Guamán Poma de Ayala: un escritor indígena extraordinario y enigmático, en el siglo XVII y todavía hoy. Admirado por intelectuales como Aníbal Quijano.