Abandonado (Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2017) de Jorge Oswaldo Claudio Toscano es una apuesta a la novela medioambientalista en el contexto de la ciencia ficción ecuatoriana. Pero, ¿cumple realmente con su propósito, de concienciar acerca del deterioro medioambiental?
Se trata de una novela sencilla y, en principio, aleccionadora sobre el tema medioambiental, a partir de un extraterrestre que, en realidad, llega a la Tierra, el cual debe adaptarse inmediatamente, adquiriendo la corporalidad humana, para cumplir una misión que le ha sido encomendada o que él habría decidido ejecutar.
La novela narra la venida de este ser de otro planeta y cómo va recorriendo cada parte de los parajes que visita, para reconocer a la humanidad y sus problemas. En definitiva, su tarea es ir a la ciudad y presentarse como si fuera una especie de turista y, luego, como un ser enigmático que recoge muestras.
En la primera parte de la novela Toscano narra el periplo del extraterrestre hasta la ciudad y, con ello, pretende hacer un descripción sociológica y moral de los avatares que determinan a la humanidad. Se trata de una reflexión de por qué existe diferencias sociales, pobreza, iniquidad, crueldad humana, guerras, destrucción del hábitat humano. Si bien no se explica en la novela cómo el extraterrestre se va nutriendo de información para “ver” el panorama del desastre de la humanidad, se infiere que aquel tiene una especie de memoria, si se quiere, telepática, gracias a la cual puede recoger las impresiones que le causa el paisaje, la atmósfera, la vida humana. Toscano narra en tercera persona, como un narrador omnisciente, pero a ratos, esa modalidad pareciera la misma voz del extraterrestre quien parece ver panorámicamente. Por su recorrido y este modo de narración, Toscano quiere llegar, al principio, a poner los problemas sociales, culturales y medioambientales en la mesa de discusión. Se puede decir que esta primera parte es, en esencia, problematizadora.
Ya en una segunda parte (aunque no existe títulos que dividan en capítulos la novela), el narrador nos hará caer en cuenta de la capacidad del extraterrestre para mimetizarse en la ciudad. Él es recogido/recibido por una familia. De hecho, es una joven mujer y su madre quienes le abren las puertas de su casa donde él se instala y trata de una convivencia pacífica. En este proceso el extraterrestre también experimenta sensaciones humanas, sobre todo el amor. El contraste entre la racionalidad con la que el extraterrestre viene investido y el amor humano que siente hacia la joven mujer le pone en una tensión. Se puede decir que, con este asunto, Toscano trata de “humanizar” más al extraterrestre, es decir, comprometerlo con esa visión que, en principio, era distante, problematizadora.
Esta misma tensión implica declarar quién es y su misión. Entonces, hay dos cuestiones interesantes en la novela: este ser lleva a la joven mujer, en un viaje interdimensional producido por el poder mental, a su planeta; y, por otro lado, una especie de discusión científica sobre la vida.
El otro planeta es luminoso, el hábitat está determinado por la transparencia. Es curioso que el autor quiera ensayar con este viaje una especie de idea utópica de un mundo otro, perfecto. Este sirve de contraste a lo que realmente observamos, evidenciamos, gracias al narrador omnisciente. Tal contraste es entre un mundo pleno, un paraíso, frente al de la Tierra, una especie de infierno, por obra y gracia del ser humano. Ahí descubrimos que Toscano juega a esa dicotomía entre cielo e infierno, entre mundo utópico y mundo anti-utópico de los cuales no nos damos cuenta. El extraterrestre es un vehículo para que el lector, como cualquier humano, se dé cuenta de esta dicotomía, entre el paraíso perdido y el infierno al que finalmente ha ido a parar. ¿Es una ciencia ficción con un metamensaje de tono cristiano?
Y la respuesta, es posible, se halla entre las páginas 51-54 donde el autor ensaya una aproximación “molecular” de la vida, en el sentido que la vida se generó mediante el choque de átomos y moléculas y, desde allá, la aparición de diversidad de formas de vida; pero esto no es solo, según el autor, algo endémico de la Tierra, sino también de los miles o millones de planetas. Gracias a este proceso que se dio por millones de años, se formaron las formas de vida, incluso las “racionales” como las de humanos y otras especies de seres que provinieron de las estrellas. El extraterrestre, en su afán pedagógico, cuando dialoga con la familia humana, dice que incluso la humanidad proviene de distintas procedencias de las estrellas. Incluso fue Jesús, quien trató de enseñar o reconducir a la humanidad hacia la luz. Pero el gran problema es que, en este juego o tensión molecular o atómica, siempre hay polos negativos y positivos, es decir, el bien y el mal. El mal condujo a la muerte de Jesús y este mal sigue reinando la Tierra contaminando todo, haciendo que la vida humana sea precisamente un infierno. Tal el mensaje en el corazón de la novela. El visitante extraterrestre tiene la misión, como si fuera un científico, de recolectar las huellas del mal, llevar a su planeta para su estudio, y dejar las enseñanzas para enfrentar el mal histórico. Toscano felizmente no comete la obviedad de querer enmascarar a Jesucristo con el extraterrestre en una supuesta nueva venida: lo que hace más bien es dejar por sentado un mensaje implícito que pretende trascender a cualquier dogma y, más bien, separa al extraterrestre de alguna envoltura religiosa cristiana.
Abandonado es un título que puede tener una connotación de desamparado o echado a la suerte. La novela, como fábula de un misionero que pretende cuidar la existencia de la vida, dejando por lo menos la esperanza en el corazón de la joven mujer (como si fuera una fábula aleccionadora), dice lo contrario al título: pues, es más bien el encuentro y el abrazo de dos culturas, una que, además viene con nuevos conocimientos, frente a otra que pretende tenerlo todo. En tal sentido, quizá el título no es justo con el tono de la historia, aunque sugerente para un lector que tenga otras aspiraciones.
El peso de la novela está en las reflexiones morales que Toscano realiza. Su personaje, sin nombre (como los otros que pueblan su obra), es el medio para ver la humanidad. De acuerdo a esto, la novela va más allá de la intención de reflexionar sobre el medioambiente, situándose en el terreno de la novela de ciencia ficción moral.
Sin embargo, quizá lo que le falta a dicha novela es una depuración estilística: la reflexividad a veces se presenta sobrecargada por las explicaciones morales; falta acciones y contexto que permita comprender mejor lo que hace el extraterrestre; a su vez, el mundo utópico es poco creativo, es apenas un esbozo. Igualmente hay que trabajar más la forma o presentación. O por criterios de edición o desconocimiento de la presentación del texto novelesco, Abandonado es un libro que se resiente por la masa de texto, los diálogos no separados (pese a los guiones) de los párrafos.
Fuera de las anteriores consideraciones, Abandonado cumple con la intención de moralizar, aunque no necesariamente en la cuestión medioambiental, sino sobre la propia existencia humana como tal. (IRM)