La ceremonia de los premios Óscar me emociona. Cuando cierro los ojos y pienso en el evento, lo asocio con sonrisas brillantes, trajes negros elegantes, el lujo dorado y una inmensa alfombra roja. Es un evento importante para mí, pero no llega a obsesionarme como el Super Bowl o el mundial de fútbol a un aficionado de los deportes. No es que el cine no sea una de mis pasiones. Lo que sucede es que la premiación me genera preguntas, ya que en muchas ocasiones no estoy de acuerdo con las nominaciones ni con los premios otorgados por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas (conocida como “la Academia” o “AMPAS”, por sus siglas en inglés: The Academy of Motion Picture Arts and Sciences).
¿Por qué los premios de la Academia son tan importantes si suelo estar en desacuerdo con ellos? ¿Por qué veo la ceremonia que premia a películas de las que nunca escuché en todo el año o que recién se han estrenado meses antes? ¿Por qué, una vez pasada la temporada de premios, ya no hablo de muchas de las películas que obtuvieron el máximo galardón? ¿Podría ignorar para siempre los premios Óscars? ¿Acaso el marketing que la Academia ha usado por años consiguió posicionar el evento en mi cabeza de tal manera que siento la necesidad de saber quiénes son los nominados y los ganadores?
Quizás sea una víctima del marketing de Hollywood. Sin embargo, la pregunta definitiva que se instaló en mi mente hace años y ha crecido es: ¿por qué la Academia casi nunca nomina ni premia a una película de terror, relegando este género a categorías técnicas? Eso ha provocado en mí un fastidio contra la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas. Quizás esa mortificación también haya crecido en ti. Sin embargo, “nunca” es una palabra absoluta y, en este caso, no puede aplicarse.
Y los nominados son
En 2014, la transmisión televisiva de la ceremonia de premiación de los Óscars atrajo a 43 millones de espectadores en Estados Unidos. Después de ese año, el rating empezó a caer. En 2021, por ejemplo, los índices de audiencia tocaron fondo, logrando captar solo 9,85 millones de televidentes, aproximadamente 34 millones de personas menos que en 2014. Por fortuna para la Academia, en 2023 lograron subir a 18,7 millones de espectadores; sin embargo, la cifra es menos de la mitad de lo que lograban diez años atrás.
Sin duda, la Academia utiliza diversas estrategias para captar la atención del público y mantener el show vigente. Por lo que he visto, entre estas herramientas suelen incluir alguna que otra película que, bajo ciertos criterios, cause polémica, aborde temas de agenda política o goce de popularidad. Al menos, ese es el patrón que noto desde hace años. Te invito a que propongas mentalmente ejemplos de películas haciendo un repaso de las nominaciones a mejor película en los últimos diez años. Si no las recuerdas, revisa este enlace donde podrás consultar la información en una línea de tiempo.
Lo que es bastante conocido, por supuesto, es que las votaciones de la Academia para elegir a las nominadas y ganadoras de cada categoría son el resultado de los esfuerzos de las productoras, que lanzan campañas publicitarias pequeñas y minuciosamente segmentadas para convencer a los miembros de elegir una en particular.
Pero volvamos a las estrategias para captar la atención del público televidente. Este año (2025), la Academia ha nominado a mejor película a una de fantasía, otra de ciencia ficción y una más de terror. Así tenemos a Wicked, adaptación del musical de Broadway y la novela de Gregory Maguire; Dune 2, la adaptación de la novela de Frank Herbert; y The Substance, película de horror corporal dirigida y escrita por Coralie Fargeat, sobre la que escribí una Columna del Invertebrado para Amazing Stories que puedes leer aquí.
Esta no es la primera vez que las películas de género compiten por ser la mejor cinta del año. En 2024 estuvo nominada Barbie, en 2023 Avatar, en 2022 Dune, en 2019 Black Panther y en 2018 The Shape of Water, por dar algunos ejemplos. Curiosamente, en la ceremonia del año 2021 no hubo nominación para ninguna película fantástica y, como acabo de contarte, coincidentemente ese fue el año en que el rating de la ceremonia en Estados Unidos fue ligeramente más bajo que la población metropolitana de Los Ángeles.
Vayamos al maravilloso género de terror y revisemos cuáles fueron las nominadas como las mejores en este género (incluyendo al terror psicológico y la fantasía oscura) a lo largo de la existencia de los premios Óscars.
46ª Entrega de los Premios Óscar (1974)
The Exorcist / El Exorcista, dirigida por William Friedkin
48ª Entrega de los Premios Óscar (1976)
Jaws / Tiburón, dirigida por Stephen Spielberg
64ª Entrega de los Premios Óscar (1992)
The Silence of the Lambs / El silencio de los inocentes, dirigida por Jonathan Demme
72ª Entrega de los Premios Óscar (2000)
The Sixth Sense / El sexto sentido, dirigida por M. Night Shyamalan
83ª Entrega de los Premios Óscar (2011)
Black Swan / Cisne negro, dirigida por Darren Aronofsky
90ª Entrega de los Premios Óscar (2018)
The Shape of Water / La forma del agua, dirigida por Guillermo del Toro
Get Out / Huye, dirigida por Jordan Peele
97.ª edición de los Premios Óscar (2025)
The Substance / La sustancia, dirigida por Coralie Fargeat
Como puedes ver en los 97 años de existencia de la premiación del Óscar a lo mejor del cine, solo en siete ediciones se ha nominado a ocho películas de terror. Un número parecido a este corresponde a las nominaciones a mejor película en lo que respecta a las de ciencia ficción, siendo la primera A Clockwork Orange / La naranja mecánica de Stanley Kubrick.
El listado anterior podría llevarnos a la conclusión de que la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas no reconoce que las películas de ciencia ficción o terror puedan destacar tanto por la calidad de su guion como por su propuesta visual, además de plantear ideas o mensajes valiosos. Es decir, estos géneros están vetados de recibir el premio a mejor película. Esto coincidiría con el discurso de un segmento intelectual que no valora la literatura de estos géneros.
Es lamentable notar el prejuicio de algunas personas hacia la fantasía, el terror y la ciencia ficción, quienes son incapaces de identificar temas importantes presentados a través de seres o situaciones fantásticas. Este bloqueo sólo se diluye cuando alguien que consideran un intelectual valida estas obras.
Muchas películas de terror muy bien contadas transmiten mensajes. The Substance atiende la superficialidad de la sociedad, entre otros temas; The Sixth Sense habla acerca de la importancia de las conexiones humanas o la magnífica The Exorcist nos hace reflexionar sobre la fe y el sacrificio. Pero no solo estas películas de terror nominadas nos invitan a reflexionar, otras a las que la Academia ni les ha pasado la vista por encima tienen mucho qué decir. Obras maestras como Rosemary’s Baby, que cuestiona el machismo, o, en tiempos más recientes, Hereditary, que explora conflictos familiares reales, son ejemplos de este valioso aporte.
El premio a mejor película es para…
No sé cuándo leerás este artículo, pero en el momento en que lo estoy escribiendo, solo conozco las nominaciones de la ceremonia número 97. No sé si The Substance logrará ganar en la categoría de mejor película. Me cuesta creerlo. No solo porque tiene competidores muy potentes, como la película Cónclave, sino porque creo que el objetivo de la Academia este año será distinto a premiar la calidad narrativa, actoral o técnica del mejor largometraje del año. Pienso que su interés estará en dar un mensaje ante la tensa situación por la que atraviesa Estados Unidos de América. Quizás me equivoque. En todo caso, me enfocaré en seguir hablando de cine y escribiré sobre lo que conozco hasta ahora.
La única película puramente de terror que ha ganado un Óscar a mejor película es The Exorcist. El hecho de que, en casi 100 años de los premios de la Academia, solo una película de este género haya ganado en esta categoría me hace perder la fe en que The Substance se lleve el premio este año. Siento que su nominación, que considero merecida, responde al propósito de atraer a otro público espectador a la ceremonia de entrega de premios.
Espero que no seas un lector despistado y pienses que considero que cualquier película de terror debe ser premiada como mejor película en los Óscars. Por supuesto, no creo que alguna del tipo Jason X tenga esa posibilidad, ya que su único objetivo es el entretenimiento, algo que no busca la Academia. Aunque me guste mucho el cine de Sam Raimi, tampoco pienso que su saga de Evil Dead merezca un Óscar a mejor película.
Finalmente, al cambiar el enfoque para intentar responderme por qué el cine de terror ha sido relegado en los premios de la Academia, pienso en otro aspecto. Cada año, la temporada de premios sirve para que Hollywood promocione con fuerza un conjunto de películas dramáticas o históricas que, en otro momento, no captarían tanto la atención del público. Quizás, sin la premiación de los Óscars, una película dramática recaudaría muy poco en taquilla y sería eclipsada por otra de terror, fantasía o ciencia ficción. La ceremonia, además de ser una premiación, es prácticamente una sucesión de spots publicitarios y recomendaciones que buscan informar al público en general sobre las películas nominadas y generar en ellos la necesidad de verlas. Posteriormente, la ganadora del premio principal recibe la garantía de calidad otorgada por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas, lo que impulsa a las personas a querer verla o a sentirse obligadas a hacerlo, aunque luego la olviden. En cambio, el cine de terror, ciencia ficción y fantasía cuenta con otras herramientas para atraer al público general a las salas de cine. Aunque en muchas ocasiones no ganen premios importantes, estas películas se mantienen como una parte fundamental de la cultura popular y se convierten en experiencias inolvidables.
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