FILOFICCIÓN 2-El rol de la filosofía en la ficción especulativa, el ejemplo de “Esclavas”

No soy la primera en pensar que existe entre la filosofía y la ciencia ficción una articulación esencial. Cuando empecé a dejar de lado el mundo universitario después de mi magíster de filosofía, inyecté en mi escritura un elemento central de mi formación: la especulación. La ciencia ficción consiste en crear un marco en el cual uno manipula ciertos parámetros que tienen que ver con su comprensión espontánea del mundo y deduce las consecuencias de manera muy racional. Así mismo, no considero la ciencia ficción sólo como un género de lo imaginario sino también especulativo. Su principio es el « ¿y sí ? ». Los textos de ciencia ficción funcionan en base al cambio de un elemento de la realidad que reside en lo cotidiano, un “no pensado”. Si cambiamos ese parámetro y sacamos las consecuencias con rigor, ahí entramos en el mundo de la ciencia ficción. Entonces es un lugar privilegiado para la especulación, lo que le acerca a algo que atraviesa toda la filosofía: el experimento mental.

Existen experimentos famosos de la filosofía que han servido para la ficción especulativa. Por ejemplo el “Demonio malicioso” de Descartes (¿Qué pasaría si cada vez que sumo uno más uno pensando que igual dos, un demonio malicioso me estuviera engañando?), ha servido a las hermanas Wachowski para especular el mundo de la Matrix en el cual la verdad es mentira, resultado de una distorsión deliberada de la realidad, de la manipulación de creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. Y resulta que nuestra época no está muy lejos de eso. Es lo que los filósofos han conceptualizado como época de la post-verdad.
Según Romain Lucazeau, autor francés de Latium (Prix de l’Imaginaire 2017) que se ha graduado en la carrera de filosofía y es parte del grupo de escritores de ciencia ficción que trabajan para las Fuerzas Armadas francesas imaginando amenazas futuras, “ La ciencia ficción es un experimento mental tomado literalmente”.

Mi última novela, Esclavas, publicada por la Editorial pandemonium es una ficción especulativa distópica con enfoque de crítica social que cuenta las relaciones turbulentas de la narradora con sus once empleadas domésticas (que llama esclavas) en tres pisos, y a lo largo de 400 años, en una ciudad latino americana nunca nombrada, pero que bien podría ser Lima.
Son por lo menos cuatro experimentos mentales los que guiaron su elaboración.

1) La muy conocida dialéctica del amo y el esclavo de Hegel:
Dialectica del amo y el esclavo-HegelEn las páginas más brillantes de la Fenomenología del Espíritu, Hegel analiza la dialéctica del amo y del esclavo como una parábola del ser social del hombre. Según el filósofo alemán, el progreso hacia lo absoluto o Autoconciencia, por utilizar sus términos, se basa en esa relación de interdependencia entre dueño y sirviente.
El esclavo renuncia a su propio deseo para satisfacer el afán de dominación del amo, pero a la vez éste existe en la medida que es reconocido por su antagonista. Hegel escribe que el sujeto -el amo- se constituye cuando el objeto – el esclavo- acepta su condición. Esto implica muchas consecuencias. Sin embargo, el amo termina dependiendo del esclavo para su propia supervivencia. Y siempre hay un momento en el que los papeles se invierten, dado que el esclavo resulta indispensable para el amo, pero este no lo es para el esclavo.

Mi novela intenta explorar las múltiples facetas de esa dialéctica y en particular las relaciones entre mujeres de distintas clases sociales, entre culturas, en la familia, y dentro de la misma psique de la protagonista, desde la mirada de una mujer europea expatriada de clase y cultura dominante. La narradora de “Esclavas”, la ama de casa, cuenta la historia desde un momento de su existencia en el que se ha vuelto esclava de su propio entorno. Por ejemplo, hace pausas en su discurso para limpiar su casa. La novela tiene tres partes llamados tres pisos como la casa en la cual se desarrolla la historia a manera de dialéctica y hacía los cuales vamos subiendo:

El primero, el de la servidumbre, el segundo, el de la familia, el tercero, el del loco de la familia. Parto del análisis de las casas coloniales peruanas en que tradicionalmente, en el primer piso habitaba la servidumbre, en el segundo, la familia, y siempre, en un ático oscuro y polvoriento, estaban confinados los “locos”, los segregados, los “jorobados de Notre Dame”, los repudiados. Retomo esta estructura y la extrapolo más allá de la estructura formal, ya que la novela toda es un edificio, tanto como lo digo de la ciudad, “ciudad de infinitos pisos”: encontramos en ella pisos cronológicos, pisos sociales, pisos geográficos, pisos de género, pisos del sí mismo, comparable a la visión de Mircea Eliade sobre el cuerpo-casa-cosmos, o en este caso cuerpo-casa-sociedad.

2) ¿Y si el ser humano empezara a mutar en base a las tendencias que más usa en el mundo actual, a consecuencia de su dependencia a la tecnología (por ejemplo ¿el placer del sexo y la comida, sus pulsiones de agresividad?)

La violencia vivida en nuestro presente, consecuencia de las varias epidemias que la humanidad sufre y de la dependencia a la tecnología se transforma y toma en la novela cinco diferentes tipos de cuerpos de acuerdo a las mutaciones físicas que presentan después de lo que se denomina El “Gran Cambio” en la novela, y a sus pulsiones: los “Estómagos” (cuya pulsión es comer); los “Eros y Tánatos” (depredadores sexuales que luchan por la perpetuación irracional de la especie); los “Comeconciencias” (bestiales como los anteriores, pero sutiles en el acto de comer: comen la conciencia, los recuerdos, el conocimiento, como algunos vigentes de hoy), y los “Cabezones” (los más sofisticados, unión de la máquina con la carne, que comandan a los otros). Los “Extrahumanos”, sobrevivientes humanos, por su parte, conservan sus características físicas y psíquicas, son los más racionales de todos, pero no dejan de tener los mismos comportamientos de antes del “Gran Cambio”, ya de por sí violentos.
Según se puede leer en el prólogo del libro Gabriela Arciniegas, gran escritora y amiga colombiana: “Así pues, vemos que en la trama de Esclavas hay un análisis de la relación indisoluble que el ser humano, y más concretamente la mujer, tiene entre el comer, el eros y el tánatos. Sin embargo, hay también una razón por la cual la esclavitud, o la relación ama/esclava, desencadena en esa pulsión tanática a la vez que erótica del comer. En el capítulo 19 por ejemplo, la protagonista, después de treinta años de ser empleada (es decir, esclava en cierto modo de su trabajo), decide arreglarse los dientes e inmediatamente pide su jubilación, momento en que se le ocurre esta consigna: “morder es comer, comer es vivir”. Como si trabajar equivaliera a la analogía perder la libertad = perder los dientes, ergo, ganar la jubilación podría ser equivalente a morder la vida con dientes nuevos. Esta analogía entre los dientes y la libertad, cuando la libertad es una liberación de la bestialidad, nos lleva a ver el futuro como un tiempo en que reina la estética y la ética del comer, del hambre, pues los seres mutantes del futuro todos tienen ese comer exacerbado: comer de follar, comer de deglutir y comer de devorar conciencias”.

3) La realidad simulada: Cerebro en un cubo

Ese experimento mental elaborado por Hilary Putnam en el siglo XX (http://plato.stanford.edu/entries/brain-in-a-vat), consiste en quitar el cerebro a una persona e introducirlo en un “cubo” de líquido vida. Sus neuronas, se conectarían mediante cables a un ordenador que provee al cerebro de impulsos eléctricos idénticos a los que este recibe normalmente. Según este experimento, la computadora estaría simulando una realidad virtual y el cerebro en cubo continuaría teniendo experiencias conscientes perfectamente normales sin tener que relacionarlas con los objetos o los acontecimientos en el mundo verdadero. En filosofía, este experimento es utilizado para mostrarnos ciertas características de nuestras ideas del conocimiento, de la realidad, de la verdad, de la mente y del significado. La discusión viene de la mano del escepticismo filosófico. Así, si el cerebro en un cubo da y recibe exactamente los mismos impulsos que si está en un cráneo, y puesto que éstas son solamente su manera de obrar recíprocamente con su ambiente, entonces no es posible decir desde la perspectiva de ese cerebro, si está en una cabeza o en un cubo. Si está en una cabeza, la creencia de la persona puede ser verdad (si él cree, por ejemplo, que él está caminando por la calle); en el caso de que esté en un cubo tal creencia puede ser totalmente falsa. Puesto que, la discusión dice que no puedes saber si eres un cerebro en un cubo. Es decir, no puedes saber ciertamente si estás teniendo esa vivencia o es sólo un efecto creado. Esta discusión es la revisión contemporánea dada por Descartes en sus meditaciones en la primera filosofía, cuando decía que él no podría confiar en sus opiniones considerando que un “demonio malvado” pudo controlar su experiencia. Además, según él, tampoco podía confiar en sus opiniones porque puede estar soñando.

En Esclavas, la protagonista y su hijo escriben guiones para cambiar la realidad que usan como protección contra los mutantes que amenazan entrar en la casa, como una evocación de lo que significaba el pronunciar como artificio de las civilizaciones antiguas y orales en que la magia, máquina invisible y sonora de la boca, podía transformar el entorno y podía curar, invocar y matar. En Esclavas es la palabra pronunciada, o escrita en un guión, lo que salva a quienes la aprenden a usar.

4) ¿Y si nos volviéramos inmortales?

El tema del tiempo, la eternidad y la memoria en la condición humana es un tema central en la filosofía. La Teoría de la Reminiscencia de Platón es una de sus ideas más fascinantes y se encuentra principalmente en su diálogo “Menón”. Según esta teoría, el conocimiento no se adquiere a través de la experiencia sensorial, sino que es un proceso de recordar lo que el alma ya conocía antes de nacer. Platón creía que el alma existía en el Mundo de las Ideas antes de encarnarse en un cuerpo físico. En ese mundo, el alma tenía acceso a todas las verdades universales. Al nacer, el alma olvida este conocimiento, pero puede recordarlo a través de la reminiscencia. Este proceso de recordar se puede activar mediante el diálogo filosófico y la reflexión. Por ejemplo, en el “Menón”, Sócrates demuestra esta teoría haciendo que un esclavo sin educación resuelva un problema matemático complejo, sugiriendo que el conocimiento ya estaba en su alma y solo necesitaba ser recordado.

En Esclavas la protagonista y sus seres próximos (hijo, padre de su hijo, jardinero, última empleada) viven desde 400 años y aun no saben si son inmortales. Ella vive una doble amenaza de posible pérdida de la memoria: la del tiempo infinito que borra todo y la de la extraterritorialidad en un mundo post apocalíptico. ¿Cómo conservar su propia memoria y cultura, y transmitirla, cuando quizás no haya más humanidad en la tierra? Ella escribe mensajes y tira cada año botellas al mar con la esperanza que haya un alguien para recibirlas. A la vez graba testimonios de su vida pasada para un posible lector en el primer piso, para su hijo en el segundo, y para ella misma en el tercero.

El libro es el resultado de eso, y al final una oda al poder de la narración para recuperar la memoria y la identidad.

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