El secretario de su delirio: Conversando con Alison Spedding

Alison Spedding, ha publicado su última novela de ciencia ficción titulada “El secretario de su delirio”, dentro del subgénero de la ucronía. Acá surge la pregunta: ¿Cómo habría sido la vida en los Andes si los conquistadores hubieran sido los mulsumanes y no los cristianos? Alison fiel a su estilo nos introduce en mundos paralelos que surgen en tiempos yustapuestos. Aprovechando su estadía en Cochabamba para la presentación de su novela, realizamos la siguiente entrevista: 

Iván Prado para Amazing Stories.- ¿En el presente, cómo te sientes después de haber escrito y publicado tu última novela: “El secretario de su delirio”?

AS.- Sumamente satisfecha de haber culminado un proyecto que tenía en mente desde años atrás, y que aparte de la labor propiamente literaria, es decir urdir la trama y trabajar los personajes, exigía estudios islámicos, repetidas lecturas del Corán, y armar el trasfondo. . , es decir, toda la historia mundial alternativa desde fines del siglo XV. En el calendario cristiano, será entre el siglo IX y el siglo X islámico, ahí ven de entrada otro de los temas del cual tenía que ocuparme. Encima de eso, una vez que terminé de escribirla, vino un trabajo editorial también sacrificado por tener que revisar tantos términos islámicos y otros, en adición a las dificultades inherentes al estilo que he escogido, con una cantidad de relatos de habla reportada encajada en diferentes niveles. Nada es perfecto, pero creo que hemos alcanzado una calidad de edición al nivel que el texto merece, y eso es otro motivo de satisfacción. Y encima de eso, recién que ha salido; me he dado cuenta – mis lectores me han hecho dar cuenta – que exige una segunda parte, y lo voy a hacer.

AMS.- ¿Por qué el libro lleva un título tan sui generis? ¿Tienes algo que ver con los universos paralelos que planteas en tu novela?

AS.- El título es supuestamente una cita de Lacan. Y no es que yo he leído nunca a Lacan, la frase ‘el secretario de su delirio’ lo dijo el psicólogo Alejandro Espada en medio de una borrachera desenfrenada en Cochabamba y por algo Cochabamba es sitio de escenas centrales de la novela. Y yo dije ¡wuau! ¡Ese va a ser el título de la novela! – en ese entonces aún no tenía ideado el título, y era otra cosa que me frenaba, pues para mí el título suele venir primero, es su nombre de la novela, por ejemplo de ‘Catre de fierro’, antes que nada, sabía que ese iba a ser su nombre, cuando estaba en la cárcel todavía escribiendo ‘De cuando en cuando Saturnina’ y ni idea tenía de qué iba a ser el contenido de esa otra novela futura, más allá de ser una especie de saga de dos familias, una de ex patrones y otra de ex colonos que por ‘motivos obvios’, cualquier boliviana sabrá a qué refiero, llevan el mismo apellido, pero como ya tenía nombre sabía que iba a llegar a existir. Aún así, Pablo Barriga que sí ha leído a Lacan me ha dicho que la cita correcta no es eso, ni recuerdo qué es la correcta, pero no importa, la novela ya tenía su nombre, y eso cuando lo seguía concibiendo vagamente como historia contrafactual y no había encontrado que más bien es un universo paralelo.

ASM.- ¿Cómo resumirías el argumento de esta novela?

AS.- Es el relato de una mujer que se convierte en profeta en contra de su voluntad, y qué le cuesta esquivar a ese destino; esto puesto en una oración.

ASM.-¿Qué parte tuya te ha motivado para que escribas esta obra?

Tuve un sueño donde subí a una flota que llegó a la otra Cochabamba, tal como le pasó al personaje Calixta, y al despertarme di cuenta que había llegado a ese universo paralelo, pero eso era lo que me desbloqueó el avance de la trama. Aunque tardó hasta el capítulo final para que Calixta, la que ‘cayó por la grieta’, es decir, llegó desde nuestro universo, al fin aparece en escena; pero no por eso diría que ella es ‘parte mía’ más de que lo fuera, al menos, tanto la Aisha protagonista como la otra Aisha, la ideóloga de la lucha armada feminista que a la vez es aficionada a la música de rock y las películas de Californaya.

ASM.- En un país multicultural como Bolivia, muestras en tu novela una cultura musulmana que hace un nexo con la cultura aymara, ¿qué se puede sacar de ese vínculo para que sea atractivo para el lector boliviano y latinoamericano?

AS.- Para empezar, si lees esta novela te vas a enterar de muchos aspectos del islam que no son de conocimiento general y te ayudará a comprenderlo saliendo de los estereotipos de terroristas barbudos opresores de las mujeres. Pero no es necesario que te interese eso. También encontrarías una visión alternativa de posibilidades históricas donde – al menos – no hay un predominio anglo tan aplastante, si no Hollywood está en manos de la empresa Metro Goldwyn Eisenstein, y además el país que aquí es Bolivia ganó la Guerra del Chaco y Paraguay ya es el décimo departamento de la República Islámica Libre de Qullastán… no me alcanzó para meterme tanto con otros países, pero el hecho de que nuestro Chile se llama Araucanía debe significar algo. ¡Las lectoras que se pongan a especular sobre las otras consecuencias de que no se ensamblaron la reconquista y fueron los moros de Al-Andalus que contrataron a Colón!

ASM.- En el contexto de la pregunta anterior, ¿”De cuando en cuando Saturnina” y “El secretario de su delirio”, tienen algún vínculo entre sí? Si fuese así, ¿se complementa o no, y qué resalta en cada trama?

AS.- No se puede negar que Las que arrastran son el Comando Flora Tristán en clave islámica, y además más radicales, pues sí hacen objetivos blandos a su manera. En la segunda parte, que se ha de llamar ‘El mismo Illimani, la misma marraqueta’ es posible que los dos grupos lleguen a ponerse en contacto y, al haber logrado localizar la grieta y demostrar que funciona de modo bidireccional, les resulta de lo más conveniente ya que después de un operativo en un lado dispondrán de una ruta de escape hace otro universo. Pero no me van a apurar para desarrollar todo eso. Mientras lo voy pensando, estoy trabajando en algo corto llamado ‘Nevada en El Alto, nevadita en las villas’ que es una especie de sátira sobre lavado de narcoingresos, y además el final alternativo de ‘El viento de la cordillera’ que tuvo que descartar , que era que Narciso vuelve a encontrar a Satuka diez años después convertida en la Señora Acero; Pienso sacarlo como un extra a la cuarta edición de ‘El viento’.

ASM.- Se considera que “De cuando en cuando Saturnina” es una obra icónica dentro de la corriente neoindigenista, y abre una veta literaria a ser explotada. ¿En “El secretario de su delirio”, existe otra veta que puede ser explorada?

AS.- Sobre el neoindigenismo, que lo hagan de manera seria y no como esa visión romántica estereotipada tipo Juan Pablo Piñeiro. Alcides Arguedas sabía más de la realidad andina (yo no uso el término indígena) que ése. Tampoco me gusta el feminismo quejumbroso donde las mujeres siempre son víctimas, pero el diálogo final de ‘El secretario…’: ‘¿Tu marido te ha pegado? ¿Te ha botado de la casa?’ ‘¿Eso hay en aquí?’ ‘Eso hay en todas partes’, sí es una veta, pero no en la línea de denuncia victimista pidiendo ayuda desde el Estado, pues en la novela la ‘alfabetización de mujeres’ incluye recomendaciones y debates sobre cómo deshacerse del marido impuesto y mucho más. . .

ASM.- En algún momento, la ciencia ficción y la narrativa fantástica han sido tomadas como literatura de segundo o tercer orden, sin embargo, en la actualidad, hay una corriente de escritores que muestran que la literatura fantástica puede ser vehículo importante para mostrar una realidad paralela que simplemente es una proyección de la realidad actual con todos sus vericuetos. ¿Cómo te posicionas al respecto?

AS.- Muchas veces sí eran de segundo ¿como pasó con la novela indigenista o la novela minera, predominó el exponer la idea, sea de especulación tecnológica o de denuncia social, sobre el impulso propiamente literario, y por eso los personajes resultaron unidimensionales o estereotipados y las tramas, predecibles cuando las hubo. La misma ciencia ficción estuvo estancada en los años 1970 hasta que lo vivió William Gibson, que supo combinar la especulación tecnológica con la crítica social. Es notable que sus últimas novelas, ‘The Peripheral’ y ‘Agency’ – no sé si ya los hay en castellano – también tratan de contactos entre universos paralelos, sólo que éstos se separan apenas a principios del siglo XXI – Hilary Clinton gana a Trump , y no hay Brexit – y no hace siglos. Los conseguí cuando ‘El delirio…’ ya estaba casi terminado en manuscrito. ¿Él y yo ambos estamos conectados a algún ‘aire del tiempo’ o qué, y eso de que él debe estar conectado en todos los sentidos a la movida literaria internacional, y yo aquí, tecnófoba y con arraigo desde hace ya 23 años (eso es otra historia) así que no puedo salir de este país  aunque queriendo? Aunque por género William Gibson se clasifica como ciencia ficción, por estilo todo lo que escribe son thrillers y/o detectivescos (la trama se inicia con un delito o incógnito a resolver y todo pasa dentro de muy poco tiempo). De paso, en ‘El secretario…’ aparece insertado un detectivesco atribuido al Raymond Chandler del otro mundo, con el detective Filip Filipovich Marlowe (claro, pues es nativo de Novy Angelsk, en Californaya, parte del Imperio de Todas las Rusias).

ASM.- Lo político está siempre presente en cualquier obra literaria, aun cuando su autor no se proponga, y en tu obra existen elementos sociales, políticos, económicos y antropológicos. ¿Cómo ubicas tus obras de ciencia ficción en un contexto sociopolítico boliviano y mundial, en una sociedad en plena crisis?

AS.- ‘De cuando en cuando Saturnina’, que ha resultado ser un bestseller a lo boliviano – hemos acabado dos ediciones, de una tirada 1.000 cada una, que es mucho en este país, y ahora vamos con la tercera, sin tener distribución ni publicidad ni nada, puro boca a boca – era mi comentario literario ‘indianistas, pongan su dinero donde está su boca’, o sea, cómo podría ser si se diera lugar a sus supuestos afanes o propuestas. Crisis ¿qué crisis? La crisis nunca se acaba, sólo se expanda y se empeora, diría yo, pues si desde el 1929, etc., parecía que era nada más financiero o social, ahora sí es también ambiental, pero por haber leído ciencia ficción desde mi ya lejana. . juventud no sorprende eso, sólo que en ese entonces pocos se daban cuenta de lo que estaba por venir. El otro día por el Mercado Sopocachi vi unas mujeres con hiyab (vestimenta musulmana), yo sabía que estaba yendo a la mezquita que hay allí más arriba, no sé cuantos paceños lo ubican. Aunque la idea original de ‘El secretario…’ era otra, me agrada que haya salido en un contexto global donde el islam ha logrado una proyección que antes no tenía, a la vez que yo diría que es una novela a favor de propagar la comprensión… del islam, que no es lo mismo que el islamismo, como denominado a esas corrientes intolerantes como ISIS. Históricamente el islam era tolerante, todo lo opuesto al cristianismo que sólo descubrió la tolerancia a partir del siglo XIX. Para mí la antropología es una actividad que busca que las culturas se entiendan las unas a las otras. Al fin mi profesión de la cual vivo es la antropología, y en ese sentido, mis novelas se insertan en ese objetivo general.

ASM.- La “narrativa femenina” vuelve a tener realce en tu última novela, ¿qué puedes decir al respecto?

AS.- Siempre he dicho que no comprendo eso de ‘narrativa femenina’, la narrativa en sí no tiene sexo, y lo ha comprobado tantos casos de travestismo literario exitoso, desde ‘Cumbres borrascosas’ pasando por James Tiptree (para mencionar un caso de ciencia ficción, era una mujer que sacó ese pseudónimo de una marca de mermelada en el supermercado) hasta JK Rowling. Menos conocidos son los hombres que se pusieron nombres de mujeres pero eso en géneros despreciados que aún no han sido rescatados, como la novela rosa, o las históricas populares que los anglos denominan ‘rompe corpiño’ ( bodice ripper ) . De hecho, para mí en todas mis novelas los personajes mujeres siempre son los que hacen y deshacen, pero figuran personajes varones, que me daba una especie de vergüenza o me dejaba con una deuda feminista. Siento que en ‘El delirio…’ he pagado esta deuda. No hay personaje masculino alguno realmente, facilitado por estar ubicado en un contexto musulmán con segregación por género, y siendo la protagonista mujer, todas sus relaciones son con mujeres, excepto con sus mahram – los grados de parentesco dentro de los cuales hombres y mujeres pueden relacionarse libremente – y el único mahram de ella es ‘nuestro marido’ – ella está en un matrimonio poligínico – que ni siquiera llega a tener nombre, nada más es ‘nuestro marido’. Ya, el ministro secuestrado tiene nombre, pero se ve su debilidad cuando no puede indicar qué medicamentos necesita, pues siempre era su mujer la que manejaba las recetas.

ASM.- ¿Qué puede aportar la literatura de ciencia ficción boliviana a la ciencia ficción latinoamericana y mundial?

AS.- Demostrar pues que desde este país mediterráneo no sólo nos dedicamos a producir cocaína (verdad es eso, la coca mantiene al país desde hace siglos, ver la ‘Antología de la coca’ que he compilado para la Biblioteca del Bicentenario) e índigenas rebeldes supuestamente anti capitalistas (que es una falsedad, tanto los cocaleros yungueños como los comerciantes y empresarios alteños son fans del mercado capitalista y lo practican con mayor éxito que sus anteriormente mencionados gobiernos incapaces) y desde aquí podemos producir literatura especulativa con una proyección amplia que integra tanto nuestra cultura andina como aspectos globales como el islam en ‘El secretario…’. Sólo voy a decir, que al parecer a algunos autores o autoras criollas, no sé si es el término correcto, o más bien la cuestión sería que producirán literatura mainstream, o sea ‘ficción literaria’, básicamente realismo contemporáneo, no ‘de género como es la ciencia ficción, les han traducido en varios países y lenguas, por ejemplo Rodrigo Urquiola o Giovanna Rivero. De ahí se supone que potencialmente llegarán más allá del coto castellano hablante. Ni idea de cómo han conseguido que les traduzcan, o quiénes les haya contactado para pedir los derechos de traducción. Una colega francesa me mandó una traducción francesa de unos capítulos de ‘De cuando en cuando Saturnina’, me parecía muy buena, pero lo hizo por iniciativa propia y al parecer no encontré a nadie en allá que se interesaría para seguir con el proyecto; y eso aparte del hecho de que la calidad multilingüe de ‘Saturnina…’ lo haría complejo para traducir, no creo que eso sería el obstáculo de fondo. Actualmente están editando ‘De cuando en cuando Saturnina’ en la Biblioteca del Bicentenario y puede que salga antes del fin del año 2023. ¡Pucha! Me han dicho que es un honor increíble que tal texto escrito por una no boliviana (y que no se ha podido nacionalizar hasta ahora por dichos problemas legales, y sólo he intentado hacerlo últimamente porque me están empujando a candidato a la alcaldía de Chulumani, vieras ) que entre en el conjunto de textos que supuestamente representan a la nación.Yo sólo digo, carajo, nos van a hacer competencia en la venta de la tercera edición de nuestra editorial autofinanciada, y ahora puedo decir, tal vez lo encajaría como ‘novela nacionalista’ o que, y reduciría la posibilidad de que fuera visto como un texto que va mucho más allá que este territorio mediterráneo: que a la vez incluye todos los climas del mundo, desde las nieves eternas (al menos, durante unas décadas más) hasta el fondo de los trópicos, ya la vez fue una de los primeros globalizados – ver mi novela histórica ‘Manuel y Fortunato’, donde describe el Potosí de principios de (nuestro) siglo XVII, la misma donde llega el Pablos de ‘El delirio…’ ya en un mundo globalizado de otra manera.

 

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