Poshumanas
Selección de Teresa López-Pellisa y Lola Robles
Prólogo de Teresa López-Pellisa
Libros de la Ballena, 2018. Madrid
ISBN: 978-84-8344-624-9
Este es el segundo libro de esta antología… y debo confesar que me decepcionó un poco. No hablo de la calidad de los textos si no de la temática. Yo esperaba que los textos fueran un manifiesto de igualdad de género, como fueron muchos de los textos de Distópicas, pero no lo son tanto.
Las participantes en este volumen son Rosa Montero, Nieves Delgado, Laura Fernández, María Zaragoza, Alicia Araujo, Carme Torras, María Lafitte, condesa de Campo Alange, Lola Robles, Roser Cardús, María Angulo, Emilia Pardo Bazán y Felicidad Martínez. El prólogo estuvo en este caso a cargo de Teresa López-Pellisa.
Hay algunos ejes temáticos en las historias. Uno de ellos es la prostitución. Casas Rojas de Nieves Delgado, muy bueno, que toca el tema desde el punto de vista de la deshumanización (o humanización, que no es lo mismo, pero es igual) de unos androides creados para el placer sexual. Este cuento explora también un tema que hace eco a la realidad actual, en la que se está ya experimentando con los robots sexuales. Al ser un ente artificial, ¿podríamos sin problemas romper los tabúes establecidos? Mientras este cuento nos hace reflexionar, Hombres por Correo de Laura Fernández es solo un cuento gracioso y bien escrito sin más.
l segundo eje temático lo constituyen los cuentos que tratan sobre la identidad, tanto de género como identidad en general, por lo que muchos hablan de manipulaciones genéticas. El Error de Rosa Montero es muy bueno y plantea bien el problema ético de en dónde termina la “humanidad” de un androide (Al igual que en Casas Rojas), con una premisa y un personaje muy originales. Por otro lado Mares que Cambian de Lola Robles se plantea el problema de la identidad de género a través de un planeta cuyos habitantes han hecho tan grandes avances al respecto, que los “géneros” son mucho más complejos que en la tierra, y que ofrece a terrícolas descontentos la posibilidad de cambiar el sexo sin problemas. Pero ¿es realmente sin problemas? ¿Y si se trata de algo más que una reasignación sexual y es más bien una nueva manera de ver las cosas?
A parte de estos cuentos, hay dos que a mi parecer tratan un tema tradicionalmente “femenino” ( y no feminista, como yo esperaba) y es el instinto maternal. Se tratan de El hijo de la Ciencia de Alicia Araujo y de Eternidad de María Angulo. En el primero una simple mujer que trabaja limpiando un laboratorio se encariña con la criatura creada por un grupo de científicos, hasta el punto de raptarla (o salvarla, como ella cree), sin importarle el peligro que acecha a la humanidad. En el segundo una científica decide introducir en el ser que tanto ella como sus compañeros de laboratorio han creado, los genes de su hijo muerto y en vez de matarlo, conclusión normal del experimento, decide esconderlo para salvarlo. Tampoco le importa lo que eso pueda causar en la humanidad. Y es que el instinto maternal es más fuerte que todo, o eso dicen.
Por su parte Electroamor de María Laffitte, habla de las dificultades de verse confrontada a unos parámetros que a muy pocas corresponden, lo que también es un tema tradicionalmente femenino. Pero también trata, como muchos de los cuentos de este libro, de la fe ciega en la ciencia para resolver problemas que están más bien dentro de nuestras cabezas.
Los otros cuentos, tocan a mi parecer temas muy generales: En La Vida sin Cáncer María Zaragoza plantea una gran paradoja: Para encontrarle sentido a la vida, necesitamos de la muerte. En La Vita E-terna, Carme Torras nos muestra el absurdo egoísmo al que se puede llegar para tener la ilusión de una vida eterna, en La Droga, un científico descubre una droga que inhibe los sentimientos negativos y por ende la agresividad, lo que causa un gran escándalo en la sociedad, con gente que lo mira como un héroe y otros como un monstruo que quiere destruir el libre albedrío. La Cabeza a Componer de Emilia Pardo Bazán trata nuevamente de esa fe ciega en la ciencia, lo que lleva al personaje a convertirse casi en un ser vegetal. Finalmente El Pastor de
Naves de Felicidad Martínez nos cuenta la historia de un ser escogido para cumplir esa función y así defender su sociedad.
Pero como en gustos y colores… lo que a mí me ha parecido una decepción (que los cuentos no hayan sido lo suficientemente feministas en su conjunto), para otros puede ser justamente su punto más importante: la variedad de temas es tal que demuestra que las mujeres podemos escribir sobre cualquier cosa. Justo El Pastor de Naves, le calla la boca a todos lo que dicen que las mujeres no pueden escribir una buena historia de ciencia ficción dura. Esta “space opera” de Felicidad Martínez les muestra cuán equivocados están.
Es por eso que a pesar de no satisfacer a mi hambre “feminista”, sí que disfruté de la lectura de estos cuentos. Nada está negado a la mujer, ningún tema, ningún género y el hecho de poder hacer dos antologías de solo escritoras españolas, es una prueba fehaciente de que somos muchas y no pueden callarnos ni ignorarnos. Esperemos que el trabajo continúe.