De: Iván Prado Sejas*
Dennis Morales nos presenta tiempos y espacios que se yuxtaponen alrededor de “tres parejas” que son una atravesando un multiverso complejo. En 1917, una de las parejas, Ruy Arriazu de Blasco y Amélie Le Brun, se establece en el plano de la comunicación etérea donde la fantasía y la imaginación se constituyen en puentes que atraviesan el éter para unir apasionadamente a una pareja. En 2019, la otra pareja, Emir y Ruri, establece una relación directa, objetiva, corporal y emocional. Dos entes, varón y mujer se conocen y aparece el amor a primera vista. Cada toque establece una relación que parece existir desde siempre. El amor de pareja se afinca en el corazón y en el cerebro de dos individuos que, a pesar de ser de culturas distintas, logran unirse en una apasionada relación de enamorados. En 2062, están presentes un varón y una mujer, Am Li y Ri, que fueron impresos utilizando todos los elementos biológicos necesarios para ser seres humanos. Sus memorias son alimentadas por la inteligencia artificial. Ellos pretenden ser entes humanos y ansían recuperarse a sí mismos en un entorno abigarrado.
El manejo del tiempo de Morales en el relato global y los “relatos” es sui generis, y plantea un reconocimiento del desarrollo humano en un contexto cuasi reencarnativo. Tres parejas que viven en distintos tiempos muestran sentimientos y formas de pensar que pertenecen a épocas diferentes, sin embargo, la esencia que une a los dúos es la misma, y se expresa en sentimientos de amor y afecto. Y así, el continuo se da del amor platónico Inter etéreo, pasando por la pura pasión sexual, hasta llegar a la unión mental en un entorno abigarrado.
El manejo del espacio y la geografía en la novela es multidimensional y aparecen espacios simples y complejos, de comunicación y de acción. Y en la medida que el tiempo es posterior, aparecen escenas con características futuristas dentro de un contexto ciberpunk. Cuando se está en el escenario del pasado con Ruy y Amelié, unas cartas proyectan la vivencias y emociones de los personajes, quienes se encuentran separados por distancias etéreas y lejanas. En el presente, Emir y Ruri rompen el éter y hacen contacto físico en un tiempo que se pierde en la eternidad, sin embargo, se corta el sueño, ante el abandono de uno de ellos. Entonces, en el futuro Am li y Ri configuran una nueva relación dentro de un entorno, que a momentos es utópico, y en otros momentos es distópico.
Dennis Morales Iriarte, con su novela LEVA SEMPITERNA nos conduce por laberintos donde el pasado, el presente y el futuro se constituyen en placas emergentes dentro de un multiverso sui géneris. Estas placas de tiempo-espacio vivenciales posibilitan entender la vida como una ficción que se hace realidad y/o una realidad que se convierte en ficción. En este contexto, la novela exige del lector la ubicuidad para atravesar el entorno vivencial y comprender la esencia de la historia. Finalmente, se puede señalar que la lectura de la novela involucra todo un desafío para el lector ávido por lo multidimensional.
*Iván Prado Sejas es escritor, poeta y ensayista.