Son pocos, pero son llamativos para tomarlos en cuenta: los seriados literarios que usan la estética de la ciencia ficción. La mayoría de ellos son destinados a público infantil y juvenil, por lo que se puede decir que son, en su generalidad, productos literarios que intentan motivar la lectura y el interés acerca de diversos temas, promovidos por la industria editorial ecuatoriana, cuyo centro de atención son escuelas y colegios.
De los productos seriados se pueden reconocer las sagas de aventuras con tono épico y las series.
Las series de alguna manera recogen la tradición folletinesca en el contexto de los periódicos y revistas del siglo XIX, donde se publicaban en partes las novelas, hasta conformar un libro de cierta envergadura. En Ecuador, la primitiva ciencia ficción, durante el XIX, apareció como novela por entregas o folletín seriado: es el caso de La receta (1893) de Francisco Campos Coello, primera novela de ficción científica del país.
Por su parte el tema de las sagas sigue la tradición de donde esta palabra emerge: los cuentos orales relativos a hazañas o epopeyas de héroes mitológicos. Para el caso ecuatoriano, más bien se constituye en una novedad, sobre todo porque trata de seguir la huella de lo que a nivel internacional se publica, donde aparecen sagas fantásticas promovidas por la industria editorial.
Digamos que para el presente momento, los seriados literarios son apuestas para crear mundos posibles con sus propias convenciones y particularidades, pero al mismo tiempo, son modos de crear comunidades de lectores ligados a algún tipo de aventura de la cual se puede esperar una infinita posibilidad de opciones en su decurso. En el contexto de la industria editorial, por otro lado, los seriados implican la formación de un público cautivo, sobre todo juvenil; en tal caso, como sucede con las series internacionales que han devenido en bestsellers, la apuesta supone también el control de los contenidos para crear expectativas, hechos que tendrían que derivarse igualmente en indicadores de compra.
Me referiré, de modo sinóptico, a ciertos seriados de ciencia ficción que en Ecuador han aparecido más recientemente. En futuros momentos comentaré con detalle cada una de las obras. La intención por ahora es situar solo lugar de producción y sus implicancias.
Dentro de las series es posible considerar dos títulos: Ciudad Diamantina (2013) de Andrés Paredes y Las increíbles aventuras de Leoncio Zambrano (2014) de Xipali Santillán (Pablo Santillán Caicedo).
De las sagas vale la pena mencionar: Drako Planet (2014) de Edna Iturralde y León, la historia de un guerrero (2013) de Roberto Portilla Cárdenas.
Ciudad Diamantina, de Andrés Paredes, tiene su primer título ya publicado con “El tatuador”. Su autor se plantea como una serie de corte fantástico con tres novelas. La descripción larga que ofrece aquél en su fan page de Facebook es la que sigue: “La búsqueda por las Legendarias Ciudades Andantes ha iniciado. Una antigua civilización podría ser la clave para encontrar el camino hacia la paz. El futuro de las dimensiones recaerá en la última alianza entre hadas y humanos”. De acuerdo a ello, se trata, en efecto de un viaje con tono épico que igualmente implica el camino de iniciación con ciertas implicancias existenciales, hasta esotéricas. Empero, ya en el plano de la ciencia ficción, esta primera novela gira alrededor de un inventor que traspasa la hiperrealidad para ir a otro mundo. El tema de fondo es la paz.
Las increíbles aventuras de Leoncio Zambrano, de Xipali Santillán, tiene dos títulos publicados hasta la fecha: “Leoncio Zambrano y el Manuscrito de Quito” y “Leoncio Zambrano y la Hermandad Babilónica”. El proyecto implica en total seis títulos. La obra mezcla la ciencia ficción con la literatura policial; además toma ciertos referentes de mitos andinos y quiteños; todo ello la da el carácter retrofuturista con el que se juega con las imágenes de tiempos. En la primera entrega, “Leoncio Zambrano y el Manuscrito de Quito”, su personaje, Leoncio Zambrano, es un investigador de lo paranormal en un tiempo futuro quien tiene la misión de investigar la desaparición de un oficial de policía. El mundo en el que se está es una distopía, donde se ordena cómo pensar y hacer las cosas. En la segunda entrega, “Leoncio Zambrano y la Hermandad Babilónica”, el personaje sigue su periplo, pero además nos hace conocer las condiciones de existencia de la sociedad en la que vive, esa sociedad donde la tecnología además está al servicio de la opresión, el control y la deshumanización.
Drako Planet de Edna Iturralde, por su parte, es una saga épica dirigida al público infantil, autodefinida como la primera en este contexto para el caso ecuatoriano. Se trata de doce libros de los cuales están publicados seis de doble contextura; es decir, que cada libro se abre en sentido opuesto al otro, dando una idea de que el libro también es un material exploratorio. El mundo creado es el de un planeta de dragones mutantes. Los títulos de la serie son: “Los doce de fuego”, “Jaune en Kru-urk”, “Rav y los elfos de las praderas”, “Kohaku y los nómadas del desierto de Kiir”, “Yantar y los duendes”, “Gimber y los Atlantis”. En “Los doce de fuego” nos adentramos al reino de los dragones de Kru-urk dentro del planeta Drakko, reino donde se protege un talismán; están allá los doce seres poseedores de poderes extraordinarios quienes van a enfrentar a una horda de invasores del espacio exterior. En “Jaune en Kru-urk” nos damos cuenta que la invasión ha tenido éxito y los doce guardianes están en la cueva de los enanos; el héroe de esta parte es Jaune, el dragón de hielo quien debe enfrentar en una misión a los invasores. En “Rav y los elfos de las praderas”, la heroína es la dragona Rav o reina de seda; su misión es convencer a los elfos para que se unan a los doce guardianes en su lucha contra los invasores. “Kohaku y los nómadas del desierto de Kiir” cuenta la historia del dragón del aire, Kohaku, quien va al desierto para encontrarse con los Al-belsos para convencerlos que se unan en la lucha contra el mal emprendida por los guardianes; éste se encuentra con el enigma de princesa Riaglo. “Yantar y los duendes” cuenta la historia de cómo los guardianes siguen protegiendo al talismán, escondidos en la cueva de los enanos; en este libro, Yantar, dragona de la flora, tiene la misión de convencer a los duendes. Finalmente en “Gimber y los Atlantis”, Gimber, la dragona del agua, viaja a la Atlántida, pero antes debe pasar la quinta dimensión, vencer un basilisco que tiene atrapados a los Atlantis; luego debe convencerlos para unirse a la lucha contra la invasión. Como se constata, la saga supone aventura, misterios, ingenio en la resolución de los problemas. Puesto que la saga está dirigida al público infantil, se trata de libros con ilustraciones muy bien diseñadas a cargo del quiteño Pablo Lara.León, la historia de un guerrero de Roberto Portilla Cárdenas, hasta la fecha tiene dos títulos publicados; el primero es el mismo título de la saga “León, la historia de un guerrero”, y el segundo, “León, las cadenas de la muerte”. El público es el juvenil, presumo, adolescente. El autor no ha dado a conocer el número de historias a publicarse, pero se puede inferir de la lectura de la saga que esta tendrá por lo menos una continuidad en determinados volúmenes. Ahora bien, estamos en un mundo futuro donde la Tierra, tras una hecatombe; los humanos sobrevivientes han rehecho su sociedad. No obstante ellos han logrado nuevamente erigir nuevas ciudades con nuevas reglas de existencia, en muchas regiones de la Tierra, existen seres malignos, invasores de otros mundos que igualmente sobreviven y silenciosamente elaboran una estrategia para eliminar a la humanidad. La lucha es ahora contra estos invasores, especies de demonios, provenientes del espacio exterior. León, es el protagonista de la primera parte, “León, la historia de un guerrero”. Éste es formado para combatir como líder; al mismo tiempo, él se da cuenta que tiene ciertos poderes excepcionales, heredados seguramente de sus padres y de la estirpe de guerreros brujos de donde proviene. El libro, en esencia, es la lucha que León y su ejército libra contra los invasores. Se trata también de una visión futurista de un camino de iniciación; el tono de las aventuras se asemejan a las de las narrativas de los videojuegos. En el segundo libro, “León, las cadenas de la muerte”, es el hijo de León que prosigue la aventura; primero se prepara para la guerra; articula un grupo especializado y luego se lanza a la tarea de penetrar el cuartel de los invasores, con consecuencias claramente épicas y trágicas. Nuevamente la estética apela a las imágenes de los videojuegos. Diferente a los anteriores, más elaborados, más trabajados en el plano de lo literario, esta saga se reciente por su liviandad y su falta de tratamiento.
Como se constata, en Ecuador se empieza a cultivar las sagas y series literarias de corte de ciencia ficción. Empero cabe advertir que las series descritas son más empresas personales, a diferencia de las sagas, que son, si bien obras de autor, sobre todo, apuestas editoriales. La validez de estas propuestas, empero, radica en que fundan o retoman en Ecuador una especie de tradición ligada a generar expectativa, a crear lectores que demanden historias continuas; igualmente, en el contexto editorial, son propuestas para fundar una industria en base a los seriados. Asimismo, y esto también es importante, en el plano de lo literario, se trata de propuestas que, empleando la estética y las variantes de la ciencia ficción, sobre todo en el plano de lo fantástico, crean mundos imaginarios que promueven la imaginación.
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