Carlos Morales – Ab- por M.C.Carper Segunda Parte

 

Ab y Jorge Vilá Abur Chocolat

ASM: Tanto calificar de CF a todo lo que resulta incomprensible para los críticos terminará por cambiar el significado, si es que ya no lo hizo. A veces me resulta alentador la transmisión directa de info que tienen las redes sociales o los grupos de internet. Recuerdo que una vez cometí un furcio que vos me señalaste. Fue cuando supe de una carta que el locutor de la radio atribuyó a la ex mujer de Chávez de Venezuela. En ningún momento puse en duda la información y la reenvié confiando a pleno en la veracidad. Resultó ser una mentira. Te confieso que tuve mucha bronca con esa radio, fue un programa de domingo en AM, Radio10. Ahora me pone piel de gallina saber de la manipulación descarada de la información. Como diría Dr. House: “Todos mienten” ¿Se tratará sólo de creer? ¿O de creer en lo que queremos creer?

Ab: Uh, hay libros completos de filosofía y sociología intentando develar ese asunto. Pero para entender una cosa no creo que sea necesario que haya una explicación. Hay cosas que se “sienten” y no se pueden razonar; creo que ésta es una de ellas. Por ejemplo, el que es fanático de un cuadro de fútbol no respeta nada excepto el apego a la camiseta. Los penales en contra son todos falsos, y los que son a favor, todos verdaderos. Eso es el auténtico fanatismo, el alterar la realidad por apego enfermizo a una idea cualquiera. Ahora bien, si las imágenes de los penales están, y se puede ver cuál es real y cuál mentira, ¿qué lleva al fanático a deformar la realidad para sostener una falacia? Sencillo: la casaca es más importante, en su visión de la vida, que la realidad, la legalidad y todas las demás cosas. El fanático no quiere saber cuál es la verdad; quiere que la verdad sea la que le conviene. Por eso no se puede llegar a acuerdos con un fanático. El hincha honesto, en cambio, puede ver y reconocer que el penal que concedieron a su club fue falso. Aunque se alegre igual si acaba en gol, no discute que el penal fue un regalo del referí. Viene a ser un tipo realista: sabe que la vida es imperfecta, y que a veces se obtienen ventajas sin haber movido un dedo…, así como otras veces sobreviene el fracaso a pesar de haber trabajado bien. Si el tipo es realista, no importa qué ideas tenga; se puede llegar a acuerdos con él.

ASM: Eso, basta de fanáticos, un poco de visión real para la mejor comunicación y tolerancia en la humanidad. Voy a comentarte algo desde mi visión de historietista y si, también como escritor. A mí me gusta cuando encuentro dibujantes y escritores que me atrapan con su creación pero que usan herramientas y recursos totalmente diferentes a los de otros creativos. Ocurre con Philip K. Dick y Sturgeon, para nombrarte dos que me vienen a la mente ahora. De dibujantes puedo mencionarte un montón. En cambio, no siento nada cuando me traen unas historietas de Batman, digamos. Veo los créditos y en todas el dibujante es diferente, pero no se nota para nada, todos dibujan igual, narran igual. Por supuesto tienen laburo. Lo mismo ocurre con guionistas de historieta (y escritores) que trabajan con una formula o teniendo presentes todas las reglas para producir un calco de otros escritores. Creo que es cuestión de gustos nomás. El público se renueva en el cine y se hacen remakes. Con los libros y las historietas eso es más difícil, no sirve hacer lo que otro ya hizo antes. Creo que eso atañe también a la música. En fin, se trata de laburar para hacer algo bueno que esté al nivel de los mejores trabajos que conocemos.

Ab: Estoy de acuerdo en eso, pero labrar caminos nuevos no siempre tiene buena respuesta de la gente. Ya lo hablamos hace unos minutos. Uno puede seguir la corriente, ser bueno en lo común, y es más seguro conseguir trabajo. O ser fiel a uno mismo, y esperar a que la perinola caiga alguna vez de nuestro lado.

ASM: Por otro lado, ¿Cuan libres de pensamiento podemos ser en el mundo de hoy? Cada anuncio, cada noticia, cada párrafo leído condiciona nuestra manera de pensar.

Ab: Cada lectura, y cada persona que nos influye, desde los familiares y los conocidos hasta los que nos cruzamos alguna vez por la calle.

ASM: El otro día escuchaba unas opiniones que se atribuían a Lionel Messi, el jugador de futbol. Decía que no le gustaba el tango, que solo había leído un libro en su vida y era una bio de Maradona y que desconocía quién era el Che Guevara. Hablamos de un chico de, creo, veintitrés años.

Ab: Es perfectamente lógico, porque Messi no es sino una máquina de jugar al fútbol. Un especialista, como el personaje del filme de Luc Besson “El perfecto asesino”, que ni sabía leer. No lo necesitaba para ser el mejor profesional.

ASM: Lo notable para mí no es la desinformación, sino el verdadero interés de las personas. Porque hablamos mucho de cultura como algo importante en la sociedad cuando en la práctica se pagan sueldos multimillonarios a actores y deportistas. Esto resulta en la opinión general totalmente natural en contraste de la gente que vive de manera miserable y apenas llega a conseguir comida para todo el mes. En verdad, creo que lo más importante para la humanidad son cosas como el fútbol, la TV y los chismes de los diarios.

Ab: Yo no diría lo más importante, sino más bien lo más difundido. Lo más importante es comer, dormir, amar, soñar, pensar y cosas así, que hacemos todo el tiempo… pero que no reciben publicidad comercial, como las otras.

ASM: Al final del libro El Mundo Perdido, de Michael Chichton, el autor llega a la conclusión de que el fin último de la especie humana es solo criar hijos, explicando que los bebés humanos son dependientes de sus padres aún mucho después de la edad adulta en comparación con todas las demás especies del planeta. ¿Somos realmente importantes dentro de la ecología del planeta o todo lo contrario?

Ab: Ninguna especie por sí sola es importante para la ecología. Si una especie desaparece, deja un nicho que tarde o temprano otra especie cubre. Sin embargo, los humanos hemos creado un nicho muy particular, al que podríamos llamar Cultura, que es completamente virtual y transcurre de mente a mente, enhebrado en palabras. Todo animal vive por dos únicas razones: conseguir comida y descendencia. Los humanos no; estructuramos una virtualidad llamada sociedad que nos esquematiza por fuera de las tendencias naturales. Una persona puede decidir no tener hijos para llevar una vida de mayor comodidad, o sacrificarse con dietas y gimnasia para verse más de acuerdo a un canon societario, y ambas cosas son imposibles para un animal. Esas decisiones son virtuales y comandan nuestra vida real tanto o más que las verdaderas necesidades fisiológicas. Dudo bastante que algún animal cubra ese nicho si desaparecemos. Lo dudo, porque es un nicho virtual, no real. Recuerdo algún escritor de CF que se preguntaba qué quedaría de la civilización occidental dentro de mil años, si acaso llegara el gran desastre. La respuesta es que quedaría un montón de cosas que no tendrían importancia para nadie. Yo he visto a muchos perros masticar el diario, y a ninguno leerlo.

ASM: ¿Qué es un aficionado a la CF? ¿Qué características reúne una persona para ser llamado así?

Ab: Yo creo que un aficionado a la CF es un tipo que descubrió que el mundo no es del color que lo pintan; que hay una trama compleja detrás. Y quiere conocerla. El aficionado a la CF es un gran curioso, y la CF le enseña a ver detrás del velo convencional del mundo. ¿Cómo es que le enseña? Haciéndole dudar de la realidad de lo que se considera evidente.

ASM: Por contraste, ¿qué no es un aficionado a la CF?

Ab: Sospecho hace tiempo que las personas a las que no les gusta la CF no tienen un afán indagatorio. No se preguntan cómo es el mundo, sino que se preguntan cómo “acomodarse” al mundo. No les interesa demasiado la realidad, sino más bien la convención. Están dispuestos a sostener un estado de cosas que no les genere riesgos en su conciencia. Quieren adaptarse a las cosas como son, no dudar de ellas.

ASM:¡Qué interesante este pensamiento que expresás! Te cuento que cuando miró atrás a las cosas que hice, dije o pensé, entiendo que estaba muy equivocado o mal encaminado respecto a una gran cantidad de cosas. Hasta de asuntos en los que me creía muy informado, como mi música predilecta. Descubrí que dudo sobre muchas cosas, a veces hasta mi propia filosofía. Es como si no consiguiera entender ciertos temas y al final comprendo al que eligió escuchar reggaetón canturreando estribillos machistas sobre su potencia sexual y cosificando al género femenino, simplificando la existencia a lo básico.

Ab: Bueno, todos tenemos una parte básica en nuestros gustos. Algunos en la música, otros en el arte, otros en las lecturas, las costumbres, la sexualidad, etcétera. No en todos los aspectos somos refinados los humanos. Al físico nuclear puede gustarle la cumbia, y al verdulero de la esquina la novela rusa del siglo XIX.

ASM: Igual, para mí, prefiero hacerme preguntas aunque nunca pueda saber las repuestas; eso le da un poco de sentido a la existencia. Nosotros, los que leemos CF creo que teorizamos muchas respuestas después de leer un buen libro de ciencia ficción, ¿no crees?

Ab: Sí. Un buen libro, y no tiene por qué ser de CF, te deja pensando. Entonces uno crece, amplía el horizonte, se abre nuestra cabeza, y nos liberamos de los fanatismos, que suelen estar basados en la ignorancia y el miedo a lo diferente. Conociendo más, descubrimos que lo diferente es lo común, no lo raro. Que todos somos más diferentes que iguales.

ASM: Cuando se forma un grupo, o varios grupos, de seguidores de algo (pueden ser historietas, Cf o un estilo musical), es natural que se originen opiniones comunes. Criterios sobre lo correcto y lo incorrecto. Pienso también que es tentador el elitismo si uno no está prevenido. Muchas veces escuché comentar que es buena cf y que no lo es. Vale igual para calificar a un escritor. Que si la CF dura o la blanda. Realismo mágico o space opera. ¿Cuánta seriedad podemos dedicarle a este tipo de críticas?

Ab: Yo no comulgo con esas ideas. La vida es compleja y las personas somos polivalentes. Todos comemos, dormimos, vamos al baño y nos rascamos si nos pica. No hay personas que decidan no rascarse, y formen grupos de “no rascadores”. Desde esta postura, me parece que esos grupos de “seguidores de algo” dejan fuera gran parte de la vida que todos llevan, y sus miembros se concentran en solo una de las tantas capacidades que tienen. Es más: nuestros gustos están influenciados por nuestra vida completa, no por pequeñeces. Pero los moderadores viven diciéndoles a los miembros que no se salgan del tema XX, que esta es una lista de YY y que esas cosas de ZZ las dejen para otro lado. Y la vida rara vez es así, salvo en las misas, la guerra o los sepelios. Mantener esquemas tan rígidos me parece muy poco vital. ¿Nos gusta a todos XX? Bueno, juntémonos, pero por favor, que no sea el único tema que se trate en nuestras reuniones, ya sean virtuales o reales. Hablemos de XX, y de todo lo demás también.

ASM: Una explicación perfecta que comparto. Y extendiendo este tema, ¿las tertulias sirven para algo?

Ab: Todo encuentro sirve para algo, siempre y cuando se lo deje servir. Pero si la idea es discutir quién la tiene más grande, o ver a quién cazar en alguna trampa para que responda a mis intereses, las reuniones dejan de ser útiles. Y eso se refleja en que no crecen. Mucho cacique y poco indio.

ASM: Publicar es el sueño común de todos los escritores. Fijate que dije sueño y no meta. Porque parece que la puerta es muy estrecha y el portero es un tipo con el que no compartimos gustos. Es fácil encontrar montones de ediciones de lujo con tapas muy gruesas que no pasarían ni la primera selección de los correctores de Axxón, Alfa Eridiani o Planetas Prohibidos. ¿Cuan relevante es el éxito de conseguir que una editorial nos publique?

Ab: Uh, podrás recibir tantas respuestas a esa pregunta como escritores hay. Es un asunto personal. En mi caso particular, si alguien decide publicarme será un placer, pero nada más. No es lo que busco al escribir. Pero bueno, yo tengo mis ideas al respecto y no pretendo dar lecciones de nada.

ASM: No termina con la publicación, luego sigue la distribución, la promoción. Asumiendo siempre que el producto es bueno. Para los historietistas siempre está presente el público al que será dirigida la obra y lo vendible que pueda ser. Es algo que tiene en común con el cine. ¿Te parece necesario añadir algo así a la literatura? ¿Escribir de un modo rentable con temas adecuados para llamar la atención de un editor?

Ab: Supongo que es la forma tradicional en que uno encara su trabajo al principio. Busca ser exitoso en su propuesta, y para ello tiene en cuenta al cliente, que viene a ser, en el caso de los escritores que buscan publicar, el editor. Es como cuando uno abre un almacén, o una tienda de cualquier tipo. Para tener éxito, primero piensa en el cliente: que esté cómodo, que vea buena calidad, buenos precios, buena atención, que quiera volver. Luego de conseguir el suceso, la mayoría de los tenderos o almaceneros deja de prestarle atención a los clientes para dirigirlo hacia su propio interés: no trae las marcas que le dejan menos ganancia, comienza a pedirle cambio al comprador en lugar de conseguirlo él, le encaja una lata vencida que le quedó de clavo al pelado ese que nunca vio antes, etcétera. Total, por más que algunos se alejen, al tipo le alcanza para hacer diferencia. Pero no me parece que deba hacerse eso siendo escritor. Uno debe ser fiel a lo que siente que debe escribir. Que no es lo mismo que decir que uno debe escribir cualquier cosa que le venga en gana y pretender que se publique. Lo correcto es formarse como persona en la cultura y la inteligencia, y volcar eso en el escrito, no andar persiguiendo la forma de meter un cuentito acá y otro allá, hechos a la medida de los dueños de las revistas. Eso es planeo de gallina, y el vuelo es para las aves.

ASM: Sobre talleres literarios de ciencia ficción estuve pensando mucho. El tema de transmitir y enseñar conceptos de estructura narrativa. Sobre gramática y ortografía. Ritmos y tonos. Estilos. Podría decirse que eso es común a cualquier taller literario y hasta ahí todo bien. La cosa se pone interesante cuando interviene la especulación científica. Teorizar sobre mundos extraños y alienígenos exóticos me parece fascinante. ¿Se puede dirigir un taller de Cf de la misma manera que un taller literario, digamos de poesía?

Ab: No estoy seguro. La CF no es un género típico como, por ejemplo, los libros de viajes o el terror. Es más un modo de pensar. O, si querés, un modo de ver el mundo. Se me ocurre la analogía con una lengua muerta, por ejemplo. Tal vez se conozcan algunas palabras, oraciones completas, gracias a grabados en la roca. Pero no se sabe cómo sonaban esas palabras, pues no queda nadie vivo que las haya hablado. Y los significados de muchas de esas palabras suelen ser una aproximación; no hay modo de saber qué tan certeros son. En los casos extremos de la CF, tenés no solo un planeta distinto, con leyes propias e irreproducibles en la Tierra, sino también seres que no existen, y problemas a los que deben enfrentarse que no tienen nada de real ni comparable en nuestra sociedad. ¿Cómo educar en todo eso? No se puede. Si no viene en el paquete del escritor, no creo que se pueda inculcar. Lo que sí se puede inculcar es lo mismo que en cualquier taller de escritura: que el texto sea orgánico, que se lea bien, que guarde coherencia argumental, etcétera. Y también pueden hacerse ejercicios para incentivar la imaginación, como plantear una historia en tal o cual condición. Pero no se puede inyectar lo que no hay en la cabeza del tallerista.

ASM:¿Cuánto tiempo es beneficioso depender de las opiniones de otra persona para considerar bien escrito nuestro cuento?

Ab: Ese tiempo es distinto para cada persona. Y también es variable el motivo por el que se da a leer un cuento. Hay escritores que nunca están conformes con su texto y viven mostrándolo, preguntando y retocándolo, a tal punto que uno no sabe quién es el que escribe el texto definitivo, si el escritor o sus lectores. Y hay otros que saben que está bien como está, y lo muestran para ver si el lector entiende lo que se ha querido decir, y no otra cosa. Hay de todo.

ASM:¿Es posible que de antemano sepamos que comentarios hará tal o cual persona sobre nuestro escrito?

Ab: Eso depende, supongo yo, de cuánto hayamos tratado a esa persona en particular, y de cuánto hayamos penetrado en el secreto de su vida, por decirlo de manera algo pomposa.

ASM: Atendiendo siempre a los consejos que nos dan, ¿no terminamos escribiendo todos con el mismo estilo, ritmo y hasta voz del grupo que integramos?

Ab: Eso sucedería si no usamos otra referencia que las personas del grupo que integramos. Pero un escritor se alimenta de muchas otras fuentes: los dos milenios de literatura, los cien años de cine, la radio y la tevé de todos los días y las influencias culturales de aquellos que amamos u odiamos. Y éste es otro argumento en contra del establecimiento de esos grupos tan cerrados, que mencionábamos antes.

ASM: Asimov, que ahora parece ser muy desvalorizado en los comentarios de los colegas aficionados a la Cf, decía, recomendaba, mejor dicho, que si uno desea ser escritor tenía que olvidarse de las salidas los fines de semana, de las visitas a los amigos y parientes. Nada de paseos. Recomendaba escribir, escribir y escribir. A Stephen King le preguntaron su modalidad de trabajo y respondió que daba prioridad a sus hijos, luego a su esposa, a los parientes, a los amigos, a los vecinos, a la casa, a su banda de música y que vivir todo eso era la fuente para los argumentos de sus libros. ¿Qué costumbre te es más afín a vos?

Ab: Me parece más correcto el planteo de King, más allá de que no es un autor que me guste, como ya te habrás dado cuenta. Pero hay mil maneras de ser escritor, y una sola cosa hay de común a todas ellas: escribir. No es fundamental la cantidad, la calidad, el orden o la dedicación. El escritor escribe, eso es lo fundamental.

ASM: Volviendo al tema de la Cf como género. En literatura tenemos obras clásicas, autores de best sellers, maestros estudiados en universidades, novelistas de libritos de bolsillo y cuentistas de e-zines, para dar unos ejemplos de todo lo que hay. Yo considero que todos los habitantes de este mundo son importantes y tienen los mismos derechos como seres mortales que están apenas un tiempito existiendo en el mismo continuo espacio temporal con otros iguales. Después de eso, no hay nada certero. Desconfío de promesas para el más allá, de redentores y salvadores. Menos creo que haya personas mejores que otras.

Ab: Tiendo a coincidir con eso.

ASM: Aclaro que no es necesario coincidir conmigo, creo que la mayoría no coincide conmigo en muchas cosas ja, ja. Es posible que tome mucho más espacio argumentar con mayor claridad lo que digo. El punto de la pregunta es ¿La Cf es un género de literatos maestros de la lengua o de lectores adolescentes? ¿O de todo el espectro entre un extremo y el otro?

Ab: Absolutamente, de todo el espectro. La CF es el único género que abarca todo, desde lectores infantiles hasta especialistas. Pero no solo eso: es el género cuyo campo es el más amplio concebible. Todo el tiempo, pasado, presente o futuro, todo el espacio y el cosmos, todo esquema de pensamiento, todo sistema imaginable de sociedad cabe en sus alforjas. Nada queda fuera.
ASM: Existen un montón de métodos para escribir un cuento. Cada cual tiene su truquito y con el ejercicio uno aprende algunos. Se puede partir de una frase, Podemos tener un buen final y ponernos a pensar como llegar al mismo. Se puede también armar con introducción, nudo y desenlace. Hay muchas maneras.

Ab: Yo creo que hay dos, principalmente: conocer o no el final. A veces a uno se le ocurre un final, y entonces escribe un cuento para que termine así. Y otras veces lo que se nos ocurre es un problema, y nos ponemos a escribir sobre ello con la esperanza de encontrarle un final. A veces sale, a veces no.

ASM: Me gustaría saber varias cosas: ¿cuántos cuentos escribís al año?

Ab: Uh, es muy variable. Hay años en los que no escribo nada. Otros en los que escribo una docena.

ASM:¿Te ponés objetivos con tu producción?

Ab: No. Para mí escribir es un juego, como resolver crucigramas o darle a la raqueta.

ASM:¿Cuánto tiempo al día dedicás a escribir?

Ab: Escribir no es para mí una actividad reglamentada. Si no tengo una idea, no escribo cuentos, me dedico a chatear o mandar mensajes a alguna lista, o responder los que me enviaron a mí. Y en ellos despunto el vicio, si querés. Pero para sentarme a escribir un cuento, debo tener primero un interés: una idea que plasmar, una necesidad que comunicar, tal vez una convocatoria o un certamen con tema fijo. Pero esto último rara vez; los temas fijos suelen ser bastante áridos. Por ejemplo, los robots o los vampiros.

ASM:¿Llevas apuntes de tus ideas?

Ab: No. Me parece buena idea hacer eso, pero para mí no lo considero útil. Lo que sí suelo anotar son frases que me han causado impacto, sean de alguien famoso o del frutero del barrio. Las buenas frases son trozos de sabiduría comprimida y muchas veces sirven muy bien para algo que uno quiere decir y para lo cual usaría más del doble de palabras.

ASM: Nosotros hemos leído novelas de Simak, Farmer, Herbert, Del Castillo, Asimov, Santos, Brunner, Anaya, Dick, Heinlein, Chaviano, Bradbury, Niven y muchísimos nombres más un poco menos conocidos. Esto autores al momento de publicar tenían entre cuarenta y cincuenta años, algunos eran mucho más jóvenes. Sin embargo hay una costumbre de estimular al cuentista y de prevenir sobre embarcarse con una novela. ¿A que puede deberse esto? ¿Será timidez o creer que otros escritores si pueden escribir montones de novelas y nosotros, no?

Ab: Es un asunto muy complejo. Tiene aristas culturales, de organización y económicas, no es tan simple como parece. Por un lado, las diferentes culturas tienen formas diferentes de organizar las ideas. Los japoneses adoran los haikus, que son unas poesías de tres versos. Cualquier japonés puede escribir una novela, pero el alma japonesa está en los haikus. El alma latina, a su vez, está en el cuento. La novela como la consideramos hoy es un invento bastante reciente, el último de los géneros literarios en tomar forma; antes de eso había otros formatos. Es hija de la imprenta, y como desde el 1800 el desarrollo de la imprenta fue muy superior entre los sajones que entre los latinos, ellos han desarrollado mejor la novela que nosotros. Hasta aquí, para no aburrir, en cuanto al carácter cultural del asunto. Pero también hay aristas económicas. Para una sociedad como la nuestra, es mucho más sencillo “acomodar” la edición de un cuento que la de una novela. Un cuento se mete dentro de cualquiera de cientos de antologías que se editan por año, y aparecen en el mismo tomo cuentos de autores conocidos con algunos desconocidos, y se equilibra la cosa. Pero para una novela el asunto es muy distinto: ¿quién va a querer editar a un tipo desconocido, con una novela de tema restringido (la CF) en un mercado tan reducido como el nuestro? No se recupera nunca la inversión.

ASM:¿Es bueno estar siempre dando examen sobre nuestra capacidad para escribir?

Ab: Si uno siente que debe rendir examen todo el tiempo, es que no está seguro de lo que hace. Exámenes rinde un aprendiz, no un conocedor. El conocedor se dedica a trabajar, seguro de su desempeño. Cada quién sabe en qué nivel está.

ASM: Cada cual tiene derecho a pensar de sí mismo lo que quiera. Pero por eso te pregunto: ¿podrías recomendarme un cuento tuyo y decirme por qué me lo recomendás?

Ab: Sí, podés leer en la última NM (la número 28) un cuento mío llamado “Rastros”, breve y algo enigmático, pero al que aprecio por su construcción que es muy minimalista. ¿Por qué lo recomiendo? Porque es el último que me publicaron, simplemente. Ahora bien, si me pedís algo distinto y más arriesgado, pudiera proponerte uno llamado “El honor que se merece”, que está en la NM 18 y trata de un experimento de sociedad muy particular. Ése ganó una mención en un certamen de filosofía en la CF.

ASM: Los e-zines y las revistas son el medio que tenemos la mayoría de nosotros para ser leídos. Quedan varios por fortuna, aunque se extrañan mucho los que ya han desaparecido.
Ab: Sí. Yo extraño mucho a NGC3660; varios de mis cuentos vieron la luz ahí.

ASM: Las ediciones que sobreviven y ya llevan muchos años resistiendo han atravesado diferentes épocas con selecciones variadas de escritores. A veces se nota más, a veces menos la mano de los redactores. En ocasiones estas selecciones son más afines a los gustos de uno, otras no. Como dije es cuestión de gustos. Están también las preferencias personales del editor. A veces parecen que esos criterios preponderan en las selecciones del contenido y con el correr de los números, una publicación tiende a tornarse monótona, mostrando siempre los mismos temas, los mismos escritores e ilustradores.

Ab: Bueno, pero eso pasa porque somos limitados. Nuestras producciones son monótonas porque el editor es al mismo tiempo el revisor, el seleccionador y el webmaster del sitio, por lo general. Tales cosas no le suceden a Editorial Planeta, por ejemplo, pero ellos tienen otros recursos.

ASM: Cuando descargas un e-zine o compras una revista, ¿la lees completa? ¿Qué partes te aburren o pasas de largo por el título?

Ab: No, rara vez leo los e-zines que descargo, salvo que haya un cuento de algún autor en particular, de los que me interesa leer. Es simple cuestión de tiempo disponible. Me pasa igual con los libros en papel; tengo un anaquel lleno de libros que compré y todavía no leí.

ASM: Háblanos de tus preferencias en lo referente a lecturas hispanas. Nómbrame tres publicaciones que te gusten en orden de preferencia.

Ab: Me gusta el nivel que mantiene NM, y por eso es que prefiero publicar ahí. Además, conozco bastante a Santiago Oviedo (el editor) y sé que el producto será bueno. En segundo término, podría mencionar a Alfa Eridiani, si bien me gustaría que fuera menos errática en su publicación. Pero los muchachos hacen lo que pueden. Y no tengo una que me llene el tercer lugar; por eso es que extraño tanto a NGC.

ASM:¿Tres escritores y tres ilustradores?

Ab: Siempre hablando de CF, intento leer lo que escriben Ricardo Giorno, Teresa Mira y Néstor Figueiras; a los tres los conozco personalmente y me interesa lo que piensan, por lo que me gusta leer la forma en que se expresan; suelo aprender de ellos, cosas distintas de cada quien. Pero la mayor parte de lo que leo no es del género. Ilustradores conozco menos: me gusta el arte de Bárbara Din y también el tuyo, MC, aunque parecen estar en veredas opuestas 🙂

ASM: Es cierto, en la ilustración encontramos una avenida con muchos carriles. Barbara es genial, su arte va por una cosa de sensibilidad con el abstracto. Por mi parte yo trató de representar personajes y escenas. Se nota también mis bases en dibujo de historieta en todo lo que hago. ¡Cómo me gustó adaptar Humanum est!

Ab: Sí, te quedó muy bien. Y lo presentaron en un salón del Congreso, lo cual es un lindo orgullo, ¿no?

ASM: Los escritores que mencionás son diferentes entre sí, también son todos argentinos, indica que tus preferencias se quedan en los nacional je, je. ¿Qué preferís, el escritor que experimenta nuevas formas de narración o el que se atiene a estructuras narrativas ya utilizadas por otros escritores?

Ab: No soy un tipo que busque nuevas formas narrativas, aunque alguna vez las he usado. Depende mucho de la historia que uno tenga entre manos. Si la historia es buena, y el método para narrarla (por más raro que sea) comulga con la idea y se explica por ella, perfecto. Pero a veces uno se pregunta por qué el autor eligió un esquema complicado para decir cosas que hubieran quedado igual si las decía en formas más simples. Seguramente es por búsqueda del artificio, pero uno a veces siente gusto a rancio. Como si se hubiera comido el papel de la etiqueta y no el chocolate.

ASM: Los premios y los concursos. Algunos de nosotros hemos ganado algún premio o alguna mención. También participamos en muchos concursos y ni hemos figurado. Con seudónimo o no. ¿Se puede vivir sin premios? ¿Los elogios son imprescindibles para el escritor?

Ab: Los elogios son importantes para cualquier ser humano, y seguramente más necesarios son cuanto más solitaria sea la tarea que uno emprende, porque somos entes gregarios. Pero no son imprescindibles, ni los elogios ni los premios. Imprescindibles son el aire y la comida, la ropa y la cama, el amor y la esperanza.

ASM:¿Tenés algún sueño o consigna pendiente en lo que se refiere a la ciencia ficción?

Ab: Sueños no tengo. Tal vez alguna consigna, de la que no soy consciente.

ASM:¿Qué novela de cf te gustaría ver convertida en película?

Ab: Una que no me guste. Suelen arruinarlas bastante.

ASM: Star wars Episodio 7 por Disney. ¿Qué expectativas tenés?

Ab: Ninguna.

ASM:¿Cuál serie preferís de Star Trek? ¿Y cuál película?

Ab: Cuando era un inocente párvulo me encantaba la original. Luego crecí y me dediqué a ver cosas decentes.

ASM:¿Qué le dirías a alguien que quiere empezar a leer CF? ¿O a escribir CF?

Ab: Como otras cosas, eso depende de la persona que me pregunte. En base a su cultura, sus conocimientos, sus intereses y su forma de ser le diré una cosa u otra. Porque la CF es una experiencia personal e intransferible, es imposible decir algo como “ésta es la novela que hay que leer” y pretender que para todo el mundo signifique lo mismo que para mí. Entonces, mi respuesta necesariamente debe ser muy personal y dirigida lo más exactamente posible a las necesidades e intereses del que me habla.

ASM: Escribir CF es una afición de cierta clase social. ¿Los millonarios y políticos escribirán ciencia ficción?

Ab: Los políticos no debieran escribir CF, sino hacerla. Toda cosa aun no hecha puede caer dentro de la CF. El final del hambre en el mundo, por ejemplo, es un proyecto eminentemente político y de CF. Hace muy poco se aprobó la ley de Fertilización Asistida; eso pudo haber sido tópico común de la CF europea de los años ’50. En cuanto a los millonarios…, no sé, depende de cada uno, es un asunto personal. Larry Niven tenía un excelente pasar desde el comienzo porque su familia hacía negocios con el petróleo, pero él quiso ser escritor de CF y se quemó las pestañas para ser bueno. Es un ejemplo como cualquier otro.

ASM: Los humanos contaminan su hábitat, matan por deporte, se multiplican con rapidez, aumentan su promedio de vida y hasta son una amenaza para extinguir otras especies e incluso su propio planeta. Si fueras un extraterrestre de visita en la tierra, ¿qué pensarías de sus habitantes?

Ab: Que no conviene meterse con ellos, porque no respetan nada.

ASM:¿Ciencia o religión? ¿Ninguno o ambos?

Ab: Ambos. Forman parte de los conocimientos y creencias humanas; si uno quiere entender a la humanidad, debe interesarse por todas sus expresiones.

ASM:¿Imaginas un futuro con robots domésticos o con replicantes esclavos?

Ab: Imagino un futuro estratificado, a lo hindú o a lo dinástico del Japón. Una clase poderosa y pequeña con acceso a todo, incluyendo alguna especie de inmortalidad asistida. Luego una clase técnica, que soporta el andamiaje del mundo y lo hace andar para los de arriba, que incluye la información, que conecta ideas, que obedece a las intenciones de los poderosos y se aprovecha de ellos y de los de abajo. Y por fin, una multitud en constante guerra entre sí para conquistar algunos derechos, pobres contra pobres. No es muy distinto de la Instrumentalidad de Cordwainer Smith…, esto dicho para que alguna vez lo leas (risas).

ASM: Si pudieras visitar el universo de uno de tus libros preferidos, ¿cuál erigirías?

Ab: Hay un solo mundo en el universo ficcional que cualquier lector de CF se moriría por visitar: el Mundo Anillo de Niven.

ASM: La violencia es el último recurso del incompetente, dice un personaje de Fundación de Asimov. ¿Compartís este pensamiento?

Ab: No. La violencia es inherente a la vida y a la naturaleza; dejarla de lado nos deshumanizaría. Un mundo sin violencia es un mundo muerto, mal que nos pese. No se puede practicar ningún deporte sin ejecutar violencia sobre algo o alguien, y nadie diría que un deportista es un incompetente. Cuando somos chicos, la violencia está en los juegos y en la escuela, y entre nuestros muros hogareños, incluso. Criar a un niño sin violencia alguna lo dejaría pobremente preparado para la vida; justamente, sería un incompetente porque, al desconocer la violencia, no tiene defensas contra ella y tampoco puede utilizarla. ¿Cómo haría para comerse una nuez, si no usa la violencia para abrir su cáscara? No se puede vivir sin violencia, pero se la puede dirigir hacia fines no destructivos, que es lo que hay que hacer. Toda sociedad imparte leyes para definir qué violencias son impropias. El problema es que no basta con definirlas; hay que canalizar las violencias, darles salida en actitudes nobles, útiles y positivas. Y eso rara vez se hace.

ASM: En libros como Más que humano de Sturgeon y Juan Raro de Stapledon se narra sobre personas de capacidades especiales. ¿Crees posible que exista gente así o solo es algo imaginado?

Ab: La gente así existe, pero en forma menos espectacular. Maradona, Gaudí y Beethoven son buenos ejemplos.

ASM:¿Y los duendes y las hadas? ¿Habrá de cierto algo en esas leyendas?

Ab: No. Pero en las épocas en que esos mitos se forjaron, las cosas eran bien distintas. Hoy uno puede enterarse de si el pombero es un mito o un personaje real consultando Internet, o algún libro sobre mitología indígena; pero en aquellas épocas no había fuentes fidedignas de información. Lo que sí había eran personas con intereses (fueran buenos o malos) de formalizar consignas. La del pombero reza: “Muchachas, no vayan solas a la selva (no huyan del marido, bah) porque hay un duende que va a cazarlas y violarlas, y vuestro hijo será una aberración peluda”. El mito se construye para modelar una sociedad, o al menos uno de sus parámetros. Pero éstos son temas para conversar con Teresa Mira, no conmigo, que toco de oído.

ASM: Ya que estamos, ¿qué habrá de cierto con los ovnis y los extraterrestres?

Ab: Nada que sepamos. Pero en estas cosas nadie tiene la vaca atada.

ASM: ¿Cuál fue el último cuento de Cf que leíste?

Ab: Uno que tengo en revisión, de Ricardo Giorno, llamado “La mente es una vibración transferible”. En realidad, todavía no lo acabo, pero lleva tiempo porque también lo evalúo para él.

ASM: Sí, tiene algunos cuentos interesantes. ¿Pensás que alguien leerá este dialogo?

Ab: Claro. Ya lo hemos leído vos y yo. Tengo cuentos que se han leído menos (risas).

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