Cinco mujeres relacionadas con lo fantástico hablan del género en España

Por Cristina Jurado Marcos

La versión en inglés puede verse aquí (the english language translation can be found at this link).

Una traductora, tres escritoras y una editora ofrecen su opinión sobre la aportación de las mujeres en la literatura de fantasía, ciencia ficción y terror

Resulta cuanto menos llamativo que en las listas de éxitos editoriales de ciencia ficción exista una ausencia constante de autoras. Si bien es cierto que ampliando el espectro y dando cabida a la literatura fantástica se añaden un puñado de nombres femeninos, el fenómeno es conocido por los estudiosos y los fans del género.

Según parece el problema es la invisibilidad de las autoras, cuyas propuestas literarias no parecen gozar del apoyo del mundo editorial, de la crítica especializada y de la comunidad de lectores. Esto se desprende de los artículos que algunos periodistas y blogueros les dedican. Hace unos meses Damien Walter desde The Guardian señalaba que, de un total de veintinueve, solo hay cuatro autoras galardonadas con el premio Grandmasters of Science Fiction que otorga la Asociación de Escritores Americanos de Fantasía y Ciencia Ficción. En otro post Julie Crisp de Tor Books desviaba hacia la oferta: de los  502 manuscritos enviados a Tor, solo un 32% procedía de mujeres que, además, cultivaban sobre todo la fantasía –épica o urbana- y no la ciencia ficción. Katha Pollitt ya apuntaba en un artículo publicado en la ezine Slate en 2011 a la ausencia de mujeres en el mundo editorial. Ian Sales abordaba este tema en un post reciente resaltando la existencia de un mito pernicioso por el cuál se acepta comúnmente que las mujeres no escriben ciencia ficción.

La mayoría basa sus reflexiones en un informe publicado en 2012 por VIDA: Women in Literary Arts, una organización estadounidense fundada hace 6 años para fomentar la reflexión sobre las obras literarias escritas por mujeres. El informe revelaba que, a pesar de que se estaba alcanzando la paridad por parte de hombres y mujeres en el envío de trabajos literarios a publicaciones de ciencia ficción, las obras reseñadas eran de autores y los propios reseñadores eran hombres en una cantidad abrumadoramente superior al de las obras escritas y reseñadas por mujeres. La revista Strange Horizons realizó un estudio similar que llegó a conclusiones semejantes.

En España, a pesar de que no contamos con datos que corroboren esta tendencia, nada hace pensar que la realidad sea distinta. Por eso decidimos preguntar a cinco mujeres escritoras, talleristas, traductoras y editoras que trabajan en el mercado de habla española sobre lo que opinan al respecto. Les formulamos las mismas preguntas en una suerte de panel internacional en el que se intentó ofrecer la opinión de mujeres de distintos puntos geográficos.

Ante la pregunta ¿por qué crees que hay menos escritoras que escritores04-Ana-Maria-Shua de ciencia ficción, fantasía y terror en el mercado de habla española?, Ana María Shua (escritora) responde: “¿Hay menos? ¿En porcentaje de autores publicados? Es verdad que hay menos mujeres que escriben ciencia ficción, en todo el mundo y en todos los idiomas, quizás porque la relación de las mujeres con la ciencia es relativamente reciente. En cuanto a “fantasía” no sé si se refiere al género “fantasy”, que para mí se limita a una imitación de Tolkien y no me interesa mucho, o a la literatura fantástica en general. Si se trata de literatura fantástica, (que engloba a la literatura de terror) yo creo que hay más mujeres que hombres dedicadas al género. En números absolutos, hay más escritores que escritoras publicados en todos los géneros, por razones históricas. Entre las escritoras, el porcentaje de las que escriben literatura fantástica es más alto que entre los hombres. Conozco incluso trabajos hechos por feministas norteamericanas tratando de explicar por qué las mujeres prefieren el género fantástico.”

Susana Sussman (autora y tallerista) defiende que es “por lo mismo que01-Susana-S hay menos aficionadas a estos géneros, menos ingenieras y menos científicas. Algo en nuestra sociedad sigue enseñándonos que estas cosas son para niños, no para niñas. Lamentablemente las damas simplemente no se plantean nada que suene vagamente a algo técnico. No es falta de capacidad, sino de siquiera intentarlo. Así como mi abuela jamás se planteó la posibilidad de que ella pudiera aprender a manejar un auto, la gran mayoría de las mujeres de hoy en día no se plantean una vida diferente a casarse, pasar el día en casa, tener niños y leer novelas románticas. ¿Que es un cliché? Tristemente lo es: pero no por eso deja de ser cierto que muchas mujeres viven sus vidas bajo ese esquema. ¿Por qué yo leo ciencia ficción? Porque un día lo intenté, antes de que me metieran en la cabeza que las niñas no necesitan esas lecturas tan complicadas. ¿Por qué soy científica? Porque cuando mi papá me dijo que una mujer no podía tener familia y a la vez dedicarse a la ciencia, fui demasiado testaruda como para hacerle caso. ¿Por qué escribo? Porque un día lo intenté. Así de sencillo.”

05-Cristina-Mac+¡asCristina Macías (traductora) opina que es “porque son géneros en los que los profesionales suelen empezar como aficionados, y durante muchos años los aficionados españoles eran tíos por abrumadora mayoría. Eso ha cambiado hoy en día; el fándom ha cambiado y salta a la vista que cada vez hay más escritoras (si exceptuamos quizá el tema de la ciencia ficción, pero es que en ciencia ficción estamos muy de geriátrico en España). No es un problema solo de género, es también un problema de edad. Las nuevas generaciones de autores y lectores son mucho más de El Señor de los anillos que de Mundo Anillo”

Ana Díaz, compañera de trabajo y friqui de pro, añade: “Y también puede ser en que los libros de ciencia ficción más clásicos (o antiguos) los personajes femeninos son inexistentes o secundarios muy prescindibles, lo que no es precisamente inspirador. Si hace no tanto en otros países la literatura estaba enfocada por géneros, imagínate aquí. Yo de pequeña iba a la librería y siempre me señalaban unos libros horrorosos de hadas para niñas. Los Tres Investigadores eran de niños y para niños.” Sobre este punto, Macías agrega que: “Con lo que tengo que estar de acuerdo, pero me gustaría saber si a alguna chica más le pusieron trabas para leer Los Tres Investigadores llevando falda. A mí no, y soy más vieja que vosotras, seguro). Otro tema importante: En los viejos tiempos y me temo que aún hoy en día, si eres mujer y escribes ciencia ficción, fantasía o terror  te meten inmediatamente en una mesa redonda titulada El papel de la mujer en el género. La tercera vez que te lo hacen te planteas seriamente dedicarte a la novela histórica. O a la fabricación de bombas de racimo.”

Para Chely Lima (autora): “¿Hasta qué punto muchos editores no siguen03-Chely-Lima esperando que los escritores del género femenino produzcan historias de amor, o historias cuyas protagonistas sean mujeres comunes y corrientes -lo que se supone que una mujer común y corriente debe ser- con conflictos de madre, esposa, amante, ama de casa o trabajadora… pero invariablemente conflictos menudos, cotidianos, firmemente arraigados al plano de la realidad? En mi experiencia personal, yo siento todo el tiempo que existen carriles cuyos límites una escritora no debe traspasar si es que pretende salir a la luz con las grandes editoriales y tener éxitos de venta.  Y si te sales del carril, pues… puede que no seas lo que desea ver en los anaqueles de una librería -virtual o no- el editor y tal vez una parte de los lectores. A mí un agente literario de los más importantes me dijo no hace mucho: “Tienes dos problemas para pegar un exitazo: Primero, tu literatura es muy pervertida para el gusto gazmoño de la mayor parte de las editoriales. Segundo: Tu literatura es muy masculina”.  Qué paradoja, ¿no?”

00-Carmen-CabelloCarmen Cabello (editora) contesta: “¿Verdaderamente hay menos escritoras que escritores dentro del género? ¿Estamos teniendo en cuenta las escritoras que hacen “urban fantasy”, “young adult” o romántico paranormal con fuertes dosis de contenido fantástico? No me he puesto a contar los manuscritos que recibimos de hombres y mujeres en Kelonia pero más o menos os digo que están a la par. Pero eso es ahora, hace décadas el género estaba dominado por hombres pero ya no.”

Preguntamos a las entrevistadas qué creen que aporta la mirada de la mujer en estos géneros. Sussman afirma que: “lo mismo que aporta la mirada de cualquier individuo. Cada uno de nosotros es producto de nuestras experiencias, y lo único que puede diferenciar la literatura femenina de la masculina es el papel tan diferente que nos hacen vivir en nuestra infancia y juventud, y que luego repetimos en nuestras hijas. Así que yo creo que poco importa si un relato de ciencia ficción o fantasía es escrito por un hombre o por una mujer, lo que importa en realidad es que su autor o autora sea bueno escribiendo y dote de vida a sus personajes. Claro está que muchas escritoras han aprovechado la oportunidad para hacer proselitismo feminista, pero eso también es una decisión en tanto individuos, que no tiene más o menos valor por nacer de una mujer.”

Cabello piensa que “para mí lo mismo que aporta la mirada de un hombre a la literatura romántica, por ejemplo. Cada libro es un mundo y no creo que en algo como la escritura un hombre o una mujer pueda aportar una visión particular que el otro sexo no pueda. Por ejemplo, la saga Canción de Hielo y Fuego, ¿la podría haber escrito una mujer? Sin duda. ¿Y el Ciclo de Terramar, podría haberlo escrito un hombre? Yo doy aquí también un rotundo sí.”

“Pues todo lo que puede aportar una mujer inteligente que escribe dentro de cualquier género literario: una mirada diferente, a ratos mucho más profunda y dramática que la de muchos autores del otro sexo, personajes femeninos más creíbles y carismáticos; y, ya más específicamente, elementos que humanizan la narración, que la sexualizan, que la sacan del chiste ingenioso a ultranza, de los héroes plásticos que no tienen vida fuera de los márgenes de la tecnología o la violencia…”, opina Lima.

Macías lo tiene muy claro: “Una mirada distinta de la del hombre. Claro. Igual que serán distintas las miradas de una mujer de veinte años y una mujer de sesenta. Igual que serán distintas las miradas de una mujer de Barcelona y una mujer de Cádiz. Pero me apuesto lo que sea a que, a la hora de escribir, tienen más en común un hombre y una mujer de veinte años que vivan en Cádiz que dos mujeres, una de Barcelona y una de Cádiz, una de veinte años y una de sesenta. Entiendo la necesidad de clasificar, etiquetar y montar equipos de fútbol, pero me parece más una necesidad del director de marketing que del escritor o el crítico. Al lector se la debería traer flojísima, eso seguro.”

Shua entiende que “bueno, cuando las mujeres imitan a Tolkien hacen más hincapié en los personajes femeninos y tienen más en cuenta sus deseos, sus problemas, sus limitaciones sociales. Cuando escriben literatura fantástica de alta calidad literaria, muchas veces es imposible saber (si no se conoce el nombre) si el autor es varón o mujer. He visto perder muchas apuestas entre los jurados de concursos en que los autores se presentan con seudónimo. Y en ciencia ficción, ahí está la maravillosa James Tiptree para demostrar que la buena literatura no tiene género.”

Ante la pregunta “¿Cómo ves el panorama de la literatura de género en español?”, Macías responde: “mucho más vivo que nunca. Entran voces de las periferias del género, entran voces de otros géneros, y las propias, las que surgen del fándom y se profesionalizan (más o menos) son más potentes y más interesantes que nunca. Y sobre todo son más numerosas, muchas más numerosas. Las nuevas vías de publicación hacen que se pierda el filtro editorial en muchos casos (y eso no siempre es una ventaja, porque a Amazon puede llegar cualquier mierda), y a veces cuesta encontrar el petróleo debajo de tanta tierra, pero está ahí. Otra cosa es que las ventas no acompañen. El número de lectores no se ha incrementado tanto, y si antes había cinco autores para cinco mil lectores con un presupuesto conjunto de cien mil euros, ahora hay cincuenta autores para esos cinco mil lectores y esos mismos cien mil euros, o menos. Ni siquiera hace falta meter factores como la crisis y la piratería. La piratería sobre todo es la explicación de autores y editores que no saben echar las cuentas.”

Shua se refiere al mercado editorial en su conjunto: “En este momento domina el policial de una manera brutal y casi excluyente. Pero son modas, todo pasa y todo vuelve. Hace diez años dominaba la novela histórica. Hoy, con las Cincuenta Sombras de Grey, hay un revival del erotismo.”

Por su parte, Cabello cree que:
”Tenemos grandes autores y autoras. Yo estoy esperanzada, los lectores son bastantes fieles pero sigue predominando los escritores extranjeros. Por desgracia bastantes siguen con la creencia que una novela de un autor extranjero es mucho mejor que lo realizado aquí  y nada más lejos de la realidad. Las grandes editoriales están apostando por el género aunque en sus catálogos sigue predominando más lo de fuera pero empiezan a apostar por el género en español.

Por otra parte hemos surgido algunas pequeñas editoriales de género con catálogos casi al 100% de autores y autoras nacionales y este dato, en esta época de gran recesión económica, eso tiene gran significado.”

Lima es más pesimista: “Entre la necesidad de glorificar la literatura realista y la fiebre por la novela histórica -que no acaba de curarse en buena hora- el género vive malos tiempos. Y por todo cuanto he leído acerca del tema -ya sean artículos, reseñas o entrevistas-, por conversaciones con amigos escritores, por frases que a veces saltan en Internet, me da la impresión de que entre los lectores sigue habiendo muchos prejuicios acerca de estos tres géneros, y que esos prejuicios influyen en las preferencias de los editores. También pareciera que se le da más valor a la literatura de CF, fantasía y terror de otras latitudes, en especial la de habla inglesa – alguien me comentaba ayer, riéndose, que con la ciencia ficción en habla hispana pasaba lo mismo que con la música rock cantada en español.”

Sussman también comparte la opinión anterior: “Está de capa caída. Así como pocas mujeres se plantean el interés en estos géneros, pocos aficionados y aficionadas se plantean la posibilidad de ingresar al oficio de escritor, por lo que nunca descubren si tienen o no talento. Así que tenemos pocos representantes. Suma a eso que hay un prejuicio terrible, sobre todo entre los escritores mainstream, de que la literatura de género no es verdadera literatura y por tanto nadie espera buena calidad literaria en la fantasía. Eso hace que cualquiera se auto-publica sin cuidar el estilo, alcanzando un mínimo de calidad literaria. Los lectores leen estos bodrios auto-publicados y el prejuicio se fortalece. Ojo, que no digo que quien se auto-publica es mal escritor. No, por Dios, hay muchas obras auto-publicadas de gran valor. Pero como en todo hay separar el trigo de la paja. El fenómeno de la auto-publicación ha eliminado la criba del editor, que si bien eliminaba todo lo que le parecía poco comercial también eliminaba todo lo que necesitaba trabajo de revisión también.”

Interrogada sobre sus escritoras favoritas de ciencia ficción, fantasía y terror de habla española y en otras lenguas, Lima comenta que “al cabo de lo que yo llamaría una “sobredosis” del género -y aquí debo aclarar que entre los autores de los libros que formaron parte de esa sobredosis no había muchas mujeres- pasé varios años lejos de la ciencia ficción, la fantasía y el terror, al menos como lector.  Hace poco más de dos años regresé al redil y recién es que me estoy actualizando. Leí mucho a Isak Dinesen en la infancia y la adolescencia, pero después no la he retomado. Su majestad Úrsula K. Le Guin me sigue fascinando, por la fuerza de su narrativa, por la sutileza del costado poético de lo que te cuenta, por su habilidad para enganchar al lector y de hacer planteamientos feministas a través de historias de ciencia ficción.  Me acuerdo que en una época en la que yo me estaba atiborrando de escritores soviéticos de CF -algunos de ellos excelentes-, la literatura de Le Guin me parecía mucho más progresista que la que escribían los rojos -lo que en aquel entonces, ingenuo e ignorante que era uno de joven, se me antojó una paradoja. Luego están Angélica Gorodischer y Margaret Atwood, que siguen siendo de mis favoritas.  Hace poco me leí Lágrimas en la lluvia, de Rosa Montero, y no hace tanto conocí la existencia de Lola Robles, Elia Barceló y Laura Gallego García. La verdad es que cuando me cae en las manos un autor que no conozco, no suelo fijarme en su género ni su nombre. Empiezo a leer, y si me engancha, sigo, si no, pues lo echo a un lado. Si lo termino y me gustó, entonces me informo acerca de él y busco más obras.  Pero supongo que eso es lo que hace todo el mundo.”

Sussman afirma no tener escritoras favoritas. “Mis escritores favoritos son todoshombres. ¿Por qué? No lo sé. Seguramente porque hay mucha más variedad de escritores que de escritoras. También porque muchas escritoras usan la literatura como panfleto feminista (y yo soy alérgica a eso). Pero debo nombrar, seguro que sí, a Angélica Gorodischer, cuya fantasía me ha gustado mucho. Su ciencia ficción no tanto, pero su Kalpa Imperial es una de esas obras que se te quedan en la memoria. Y recientemente disfruté muchísimo de las novelas de Gail Carriger, que sí, son bastante femeninas en su redacción, pero por encima de eso son divertidas e interesantes.”

Macías responde que “por historia, Elia Barceló, Susana Vallejo, Pilar Pedraza, la vieja guardia. Susana me va a matar por esto, seguro. En los últimos meses me han gustado mucho, por motivos muy distintos, Clara Peñalver o Concha Perea, y muy en la periferia, Ana Campoy o Sofía Rhei (qué pasa, la fantasía es como uno de Bilbao, incluye a los autores que le da la gana). De las extranjeras, reconozco que tengo un punto débil con Tanith Lee y Lisa Tuttle, las dos asquerosamente poco publicadas en España. Anne McCaffrey, JK Rowling, Catherine Asaro, Connie Willis… Ah, y su majestad, la argentina Angélica Gorodischer. Gloriosa.”

“Mis escritoras favoritas son Susana Vallejo, Laura Gallego, Anabel Botella, Amaya Felices me sorprendió muchísimo con Hipernova”, dice Cabello, que añade: “Solo he leído una obra de M. J. Sánchez pero ha sido un gran descubrimiento con su Después de ti, nadie que hizo que me riera de las etiquetas ya que su novela se considera romántica pero yo me quedo con la parte paranormal, con esos vampiros tan vampiros. 
Y gracias de Kelonia he descubierto a las siguientes a las que pienso seguir la pista: Laura SB, Marta Junquera, Ana Martínez Castillo, Carolina Márquez Rojas, Victoria Vílchez, Montse N. Ríos e Irene Comendador. Escritoras que le dan a todo y lo dan todo. 

Y una que tengo pendiente de leer con la que tengo las expectativas muy alta es Virginia Pérez de la Puente. Y de autoras extranjeras no tengo preferencias, la verdad, cada vez leo menos fantástico no creado dentro de nuestras fronteras.”

A Shua le gustan: “En ciencia ficción la Tiptree, claro, o Alice Sheldon. Me gustaban mucho también las historias del Pueblo, tal como las contaba Zenna Henderson. Y obviamente Ursula Le Guinn. En español, creo que Angélica Gorodischer es lo más grande que hay. Al menos de lo que yo leí. En literatura fantástica, tenemos a las mejores y las más grandes autoras de América Latina: Silvina Ocampo en Argentina, Elena Garro en México, y…no sé, la lista es inmensa, TODAS las buenas autoras latinoamericanas han escrito literatura fantástica (igual que los hombres). En fantasía, tengo que hacer una excepción a mi desdén para mencionar a Liliana Bodoc, que tiene una prosa realmente bellísima.”

Cuando se le planteó la cuestión sobre qué debía cambiar en el sector editorial para que hubiera una mayor paridad entre escritores y escritoras de género, Macías responde: “Nada, absolutamente nada. Los cambios tienen que ser en la base lectora, que es de donde surgen los autores, que es de donde se nutren las editoriales. No creo que ahora mismo se pueda acusar a las editoriales de discriminar a las mujeres a la hora de publicar. Todo lo más, en algunas ocasiones, a la hora de promocionar.”

En la misma línea se pronuncia Shua: “No debe cambiar nada, al contrario. Debe seguir adelante la misma tendencia que vemos hoy: que se vayan incorporando cada vez más autoras, tal como está sucediendo ahora.  Debo admitir que a la hora de elegir géneros comerciales, las mujeres se inclinan sobre todo por la novela rosa. Pero se puede hacer novela rosa también en el fantasy, en el terror, o en la ciencia ficción.”

“Ya sabéis lo que pienso :)”, dijo Cabello, mientras que Lima afirma que “pienso que es una cuestión de tiempo. Como quien dice, de evolución. Que es algo que no puede forzarse. Más temprano que tarde, las escritoras de calidad se impondrán. Y en la medida en que la presencia de la mujer sea más fuerte en los predios culturales en general, más y mejor llegará la obra de las escritoras al gran público, escriban bajo el letrero que escriban.”

Para Sussman: “Creo que el origen no está en las editoriales, aunque tal vez me equivoque por falta de experiencia en ese medio. Creo que simplemente hay menos oferta de literatura femenina que de literatura masculina. Y a veces se fuerza la publicación de autoras para equilibrar la balanza, por lo que acaban publicando obras no tan buenas por falta de oferta de mejor calidad. De todas maneras yo no veo la necesidad de forzar esta paridad. Las buenas obras son lo importante, sin importar el sexo, el género, la identidad sexual, las preferencias sexuales, la raza, el país de origen o las capacidades o discapacidades de sus autores.”

Queremos agradecer a las participantes en esta conversación la excelente disposición con la que acogieron nuestra iniciativa y el tiempo que dedicaron a elaborar sus respuestas. Ahora sabemos más, directamente de las fuentes.

Sobre las entrevistada:

Ana María Shua (Buenos Aires, Argentina, 1951)   En 1967 publicó su primer libro de poemas,  El sol y yo,  que obtuvo dos premios literarios. Desde entonces se ha destacado como escritora en todos los géneros.  En 1980 ganó con su novela Soy Paciente el premio de la editorial Losada. Sus otras novelas son Los amores de Laurita, (llevada al cine), El libro de los recuerdos (Beca Guggenheim), La muerte como efecto secundario (Premio Municipal en novela) y la última,  El peso de la tentación (2007).  La crítica considera sus microrrelatos como los mejores en lengua española.  Sus libros en el género son La sueñera, Casa de Geishas,Botánica del caos y Temporada de fantasmas  (reunidos en España en el volumen Cazadores de Letras) y Fenómenos de circo, publicado en el 2011. También ha escrito libros de cuentos: Los días de pesca, Viajando se conoce gente y  Como una buena madre. En 2009 se publicaron reunidos en el volumen Que tengas una vida interesante. Recibió varios premios nacionales e internacionales por su producción infantil-juvenil, que se lee en toda América Latina y en España. Su obra ha sido traducida a diez idiomas.

Carmen Cabello (Sevilla, España, 1977)  desde hace diez años reside en la localidad valenciana de Meliana. Técnico Especialista en Relaciones Públicas y Técnico en Publicidad es, desde joven, una gran aficionada a la fantasía en todas sus vertientes: desde la literatura al cine pasando por el cómic, el manga y la animación. Fundadora y presidenta de la Federación Española de Fantasía Épica ha participado activamente en la organización de dos Hispacones (Mislata 2011 y Urnieta 2012) y en el Festival de Fantasía de Fuenlabrada (2013). En la actualidad desarrolla su trabajo en Kelonia Editorial junto con Sergio R. Alarte, publicando libros de fantasía, ciencia ficción y terror.

Chely Lima (La Habana, Cuba, 1957) es narradora, dramaturga, poeta, periodista, fotógrafo, editora, guionista de cine, libretista de radio y TV.  Norteamericana, de origen cubano.  Ha publicado más de 25 libros (novelas, cuentos, poesía y literatura para niños) en Estados Unidos, Cuba, México, Colombia, Venezuela y Ecuador.  Desde principios de 1992, en que abandonó su isla natal, ha vivido en Ecuador, Argentina y Estados Unidos, donde permanece hasta la fecha.

Susana Sussman (España) escritora de ciencia ficción y fantasía, editora de la revista Crónicas de la Forja, coordinadora del taller literario Los Forjadores, organizadora de las Tertulias Caraqueñas de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror, activista de la ciencia ficción, física de cuerdas y super-cuerdas, metróloga de masa, auditora de calidad, feliz madre y esposa.

Cristina Macía (Madrid, España, 1965) dice de sí misma que traduce libros de fantasía, que vive con un escritor de ciencia ficción y que se mete en unos follones terroríficos. Su vida es de género, sin duda. Sabemos que inició estudios de Filosofía, carrera que dejó de lado cuando le picó el gusanillo de la traducción. Comenzó traduciendo comics antes de dedicarse a las novelas de fantasía y ciencia ficción. Es mundialmente conocida por traducir al español la serie “Canción de Hielo y Fuego” de G.R.R. Martin y por ser una de las coordinadoras del Festival Celsius de Gijón.

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2 Comments

  1. La cuestión de la invisibilización de la escritura femenina me hizo pensar en el libro de Joanna Russ “Cómo suprimir la escritura de la mujer” (How to Suppress Women’s Writing, 1983), que está escrito en el estilo sarcástico e irreverente de una guía que explica cómo se les impide a las mujeres la producción literaria, no dándoles el reconocimiento cuando producen este tipo de obras o menospreciado sus contribuciones. Aunque se centra principalmente en textos escritos en inglés, Russ también incluye ejemplos de trabajos en otros idiomas y en otros medios de comunicación, como las pinturas. Citando autores y críticos como Suzy McKee Charnas, Margaret Cavendish y Vonda McIntyre, el libro tiene como objetivo describir las fuerzas sociales sistemáticas que impiden el reconocimiento generalizado de la obra de autoras.
    El libro describe once métodos comunes que se utilizan para ignorar, condenar o despreciar la obra de autoras:
    Prohibiciones: Impedir a las mujeres el acceso a las herramientas básicas para la escritura.
    Mala fe: Inconscientemente crear sistemas sociales que ignoran o devalúan la escritura de las mujeres.
    La negación de la autoría: Negar que una mujer lo escribió.
    La contaminación de la autoría: Argumentar que su arte no es auténtico, no es arte en realidad, o no debería haber sido realizado.
    El doble estándar de contenido: Reclamar que un conjunto de experiencias se considera más valioso que otro.
    Falsa categorización: Categorizar incorrectamente artistas mujeres como esposas, madres, hijas, hermanas, o amantes de los artistas masculinos.
    Aislamiento: Crear la creencia de que se trata de un logro aislado afirmando que sólo un trabajo o una corta serie de poemas se considera importante.
    Anomalización: Afirmar que la mujer en cuestión es excéntrica o atípica.
    Falta de modelos: Reforzar la dominación de los autores masculinos en los cánones literarios con el fin de cortar la inspiración de escritoras y modelos a seguir.
    Respuestas: Obligar a las mujeres a negar su identidad femenina con el fin de ser tomadas en serio.
    Estética: Popularizar trabajos estéticos que contienen papeles y caracterizaciones denigrantes de las mujeres.

    Parece ser que 30 años después las cosas no han cambiado demasiado :-/

  2. Interesante artículo. Entendí que es la traducción de un artículo publicado originalmente en inglés, por Cristina Jurado Marcos, y que la traducción es de Ricardo Acevedo. Es así?

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