Horacio Quiroga es sin duda uno de los escritores latinoamericanos más entrañables para quienes gustamos del horror. Su libro clásico Cuentos de amor, de locura y de muerte en algún momento, ha llegado a nuestras manos y ha sido un texto de cabecera obligado de juventud y/o lo es aun hoy para aquellos que tenemos un par de décadas encima.
Quiroga (1878–1937), famoso cuentista uruguayo, tiene una marcada influencia de Edgar Allan Poe (1809–1849): no existe duda que el escritor estadounidense fue una fuente de inspiración para el gran Horacio Quiroga.
Seguramente estamos familiarizados con El decálogo del perfecto cuentista en el que Quiroga dice: Cree en un maestro –Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo. Desde un inicio, Quiroga establece su acercamiento a Poe y su “Filosofía de composición”.
En su ensayo “Influencia de Poe en Quiroga”, John E. Englekirk sostiene que “ningún prosista hispánico ha expresado tan vivamente el espíritu de los cuentos de Poe como Quiroga”.
Según la académica Romana Cadová: “Los arrecifes de coral” (1901) incluye versos y prosas modernistas, sin embargo, algunas prosas del volumen tienen la temática similar a la de Poe. Entre ellas se destaca “El tonel de amontillado” que lleva título de un cuento poeano y que se inspira explícitamente en el relato del autor norteamericano. Además, Cadová sostiene que: El segundo volumen de relatos de Quiroga, El crimen del otro (1904), es todavía modernista […]en este volumen la influencia de Poe es obvia. El cuento “El crimen del otro”, que titula el libro, es una réplica de “The Cask of Amontillado” (“El tonel de amontillado”) del escritor norteamericano aunque a lo largo del relato se hacen alusiones a “Ligeia”, “The Tell-Tale Heart” (“El corazón delator”) o “Berenice”.
En “El crimen del otro”, la influencia de Poe en Quiroga es muy evidente ya que el narrador del cuento habla sobre el escritor estadounidense: “Poe era en aquella época el único autor que yo leía. Ese maldito loco había llegado a dominarme por completo; no había sobre la mesa un solo libro que no fuera de él. Toda mi cabeza estaba llena de Poe”. Asimismo, en el “El crimen del otro” el narrador se muestra nervioso antes de empezar a contar lo ocurrido, tal como los personajes de Poe; y quiere demostrar que no está loco.
Poe comienza así mucho de sus cuentos, uno de ellos es “El corazón delator”:
“¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen… y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia”.
Otro dato del cuento “El crimen del otro” es que aparece Fortunato, uno de los personajes de “The Cask of Amontillado” de Poe. En “El tonel de amontillado” de Quiroga, Fortunato reaparece una vez más.
En Cuentos de amor, de locura y de muerte, varios cuentos siguen el estilo literario de Poe. Entre estos cuentos podemos mencionar a “La gallina degollada”, “El almohadón de plumas” y “La miel silvestre”.
En “La gallina degollada” tenemos a Bertita que es una niña inocente o a Berenice, personaje del cuento “La llama” (existe similitud en los nombres de las protagonistas de Poe y de Quiroga).
Finalmente, otra influencia de Poe en Quiroga es la fatalidad y muerte de los personajes femeninos. Poe decía en su “Filosofía de composición” que: “La muerte de una mujer hermosa, es sin duda el tema más poético del mundo”. En Poe se repite este hecho (el fallecimiento) en textos como “Berenice”, “Annabel Lee”, y el personaje Madelaine en “La caída de la casa Usher” etc. Quiroga sigue esa tendencia en “El almohadón de plumas”.
Otra coincidencia es que los personaje masculinos o héroes de las historias están imposibilitados de salvar a las heroínas . Incluso ni la ciencia puede salvar a Alicia, personaje de “El almohadón de plumas”. El médico y Jordán (esposo de Alicia) muestran su impotencia ante la “enfermedad” de Alicia:
—Pst… —se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio… poco hay que hacer…
—¡Sólo eso me faltaba! —resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
En sus primeros relatos, Quiroga hace una imitación o suerte de pastiches de la obra de Edgar Allan Poe y se observa una irrefutable influencia y admiración hacia el autor estadounidense. Sin embargo, en Cuentos de amor, de locura y de muerte se observa ya un estilo propio en los que se describen usos, costumbres y paisajes sudamericanos ajenos y lejanos a la prosa de Poe.
Si bien es cierto que Poe influenció inmensamente en Quiroga, esto representa una aporte justificable y enriquecedor pues el escritor estadounidense ha sido un referente para muchos otros autores, entre los que podemos citar a Baudelaire, H.P. Lovecraft, Borges, Cortázar y el mismo Stephen King, entre los autores más contemporáneos. Poe es sin duda el maestro del horror de la literatura estadounidense y mundial, Quiroga es uno de los maestros latinoamericanos del género y es un autor que merece ser más estudiado y difundido.
Hemil García Linares