Es posible que Gary Daher nunca haya previsto que su obra “El Huesped” iba a reflejar la sociedad actual, sobre todo de los países donde el hipercapitalismo tiene vigencia. Tal como los mundos orwellianos, eran mundos ficticios, hoy en día esos mundos se hacen tangibles en una humanidad, que por un lado, está en franca decadencia, a partir de los resultados de un modelo hipercapitalista que no respeta al individuo, como persona, tampoco a la sociedad y al propio planeta. En este ámbito, mundos distópicos, imaginados sólo en la literatura fantástica, se hacen cada vez más presentes en los denominados “países desarrollados”. Por otro lado, a partir del empuje de movimientos que defienden la libertad humana, y promueven una mejor sociedad, surgen en Latinoamérica y en otros países, movimientos progresistas que intentan plasmar sociedades utópicas. En este contexto, la literatura fantástica, también nos conduce a reflejar distintos tipos de sociedad. Los escritores se imaginan sociedades altamente distópicas, donde la raza humana involuciona hacia estadios primitivos, o vislumbran el surgimiento de sociedades utópicas donde la humanidad se transforma y evoluciona hacia estadios muy avanzados.
En este sentido, Gary Daher nos muestra en su obra “El Huesped” un drama de ficción, que conduce al lector hacia un laberinto que parece “de nunca acabarse”. En el “Hotel” se configura un modelo de vida que tiene atontados a los huéspedes y estos simplemente obedecen al sistema de poder. En la trama de la novela aparecen personajes y situaciones que simbolizan, por un lado, un sistema opresor, y por otro, las ansias de libertad. Lo paradójico es que los propios “huéspedes”, de un hotel, que representa un modelo totalitario, se van alienando al sistema de forma “voluntaria”, puesto que no tienen capacidad de conciencia critica. Unos a otros se van reforzando para pertenecer y no contradecir a un gobierno que engaña y corrompe al alma humana. Asimismo, en el hotel emerge una red de control, que actúa como un pulpo cuyos tentáculos intentan llegar hasta el último rincón del hotel. Sin embargo, aparece, en algunos huéspedes, el ansia de libertad. Este deseo se multiplica en la medida en que sufren los efectos de un sistema pernicioso que “atraviesa” piel y huesos. Rodríguez y Josefina surgen como dos héroes, que inician el resquebrajamiento del modelo totalitario. El amor de pareja y el deseo intenso de libertad posibilitan tener una esperanza que parece no morir. Sin embargo, aparece un final inesperado que “raya” en lo fantástico.
Gary Daher, con “El Huesped” nos presenta una novela que tiene características mixtas. Desde la ciencia ficción se puede vislumbrar una novela distópica, y desde la narrativa fantástica, se puede percibir un relato fantástico. Ha pasado una década desde la primera edición de El Huesped, y esta obra, ahora, no sólo refleja un hábitat particular, sino que también refleja el hábitat colectivo, dentro de una sociedad hipercapitalista, donde los habitantes perviven somnolientos en una humanidad que cada día se transforma, para bien o para mal. En la fase distópica la obra se muestra “cruda”, porque, hablando simbólicamente, el cuerpo en descomposición de la oruga subsiste, pero también deja de ser. En la fase utópica, el alma, inmersa en la personalidad, desea liberarse y hace uso de distintos recursos, como el amor de pareja y el deseo de libertad que promueven la toma de conciencia para salir de un mundo traumático.
Gary Daher es un escritor polifacético que ha escrito novelas como El Lugar Imperfecto, El Lugar de la Llaves, Tamil y El Huesped. Ha editado poemarios como Oruga Interior, Errores Compartidos, Los Templos, La Senda de Samai, entre otros. Asimismo, ha publicado un ensayo sobre poetas bolivianos, titulado, En Busca de la Piedra y el Agua. Daher es un escritor muy singular, en cuya poesía y prosa uno encuentra sorpresas. No sólo muestra al “cuerpo” totalmente desnudo, con sus cualidades y defectos, sino que también muestra al “alma” que, en algunos casos, deambula alrededor de su vestimenta (la personalidad), pero, también interpenetra al ser existencial de la persona. Asimismo, en su poesía surge el espíritu que se muestra al lector como las flores al mostrar belleza muestran la belleza de la Madre Tierra. A partir de la lectura de “El Huesped”, se puede decir que lo fantástico se convierte simbolicamente en realidad, y la realidad es simplemente una masa amorfa que se transforma en función de las vicisitudes humanas. En estas circunstancias, “El Huesped” se actualiza, y el lector amplia su visión y toma conciencia de lo que ocurre en la realidad actual.
