“El beso de la sirena vampiro”: fantasía ecuatoriana

Una novela juvenil en el contexto de la fantasía es El beso de la sirena vampiro (Eskeletra editorial, 2019) de la escritora Ikah Gabriela Loayza. Llama la atención porque dentro de la producción literaria que se realiza en Ecuador, la autora centra su atención a un subgénero que tiene un puñado de cultores, siendo la mayoría de los trabajos que se pueden leer dedicados al público juvenil. Este libro no es una excepción y se enmarca en la colección juvenil de la editorial que la imprime.

Elegir el público juvenil para una aventura que presenta Loayza no es gratuito porque pretende alentar el imaginario de este sector. Se trata de una historia de amor y de entrega en sentido general de la palabra, aunque la autora nos hará trajinar entre los vericuetos de una trama de magia, intriga palaciega, encuentros y desencuentros, aprendizaje y sobre todo valoración del destino. Como toda novela juvenil, es también una historia de aprendizaje: con el personaje en ciernes, vamos entendiendo lo que es la vida y la muerte, lo que es la renuncia y el reconocimiento de otros espíritus que acompañan el destino de cualquier persona.

Estamos en un mundo de castillos y de encantamientos. Torian, el príncipe protagonista, debe afrontar su destino, entre casarse o seguir el camino que le ofrece una sirena vampiro. La cuestión, sin embargo, es que él está dominado por ciertas de fuerzas superiores a él. Hay un ángel, una estatua, que tiene un poder con la mirada cuando se le pide un deseo. Por ese medio, nos damos cuenta de que la madre de Torian ofrecido su vida para que el príncipe tenga un mejor camino. De por medio hay intrigas, una maga-bruja, unas aventuras, un viaje a través del mar y sobre todo una pulsera de cristales que tienen un efecto en la vida del príncipe.

Loayza usa los ingredientes de la fantasía heroica dentro del género fantástico. Esto es: un mundo que podría ser el medieval, pero sus descripciones y situaciones, aunque remitan a castillos, reyes, viajes, tienen mucho de imaginación que desborda la realidad. Es así como la autora inicia con un interesante capítulo donde leemos el viaje de la maga-bruja y sus transformaciones en tanto va adentrándose a un territorio, en principio peligroso, aunque luego favorable en la medida que hay una misión que debe encarar o debe delegar. El cambio de registro se hace a partir del segundo capítulo con el narrador en primera persona, cuando el inicial era más bien omnisciente. En otras palabras, Loayza ejercita la idea de imaginar la magia y la metamorfosis corporal desde el inicio, para luego dejarnos seguir el curso de las acciones de Torian, el joven príncipe. Este asunto de la transformación tiene su sentido metafórico en toda la novela.

A través de la descripción de la situación inicial y de los siguientes acontecimientos de la novela es que Loayza nos va haciendo imaginar la serie de poderes en juego, poderes no necesariamente producto de las acciones, sino de las fuerzas superiores de las que se trata de aprender y dominar. Es ahí donde aparece la parte fundamental de la novela: el encuentro y el encantamiento con la sirena vampiro,

Una cuestión interesante de la fantasía es precisamente el encuentro con seres distintos que permiten relocalizar la acción o los presupuestos de los personajes, en este caso, Torian. No es que se trate de usar el bestiario como un simple ingrediente del relato, sino de lograr que, con los seres distintos, fantásticos, se dibuje mejor la psicología del personaje. Lo particular de este hecho es la relación amorosa con la sirena vampiro. Loayza muestra esta relación con mucha fuerza, porque no es una relación repulsiva, sino un acto de donación y comprensión. En otras palabras, El beso de la sirena vampiro, con este rasgo, se torna distinto: se trata de reconocer la otredad –incluso en su dimensión “monstruosa”– como el mundo posible que, en efecto, hace cumplir ese deseo íntimo que es el amor–. Entonces, uno de los logros de la novela de Loayza es que el Otro, el diferente, el extraño, en este caso, la sirena vampiro está representada como un ente al que no es posible excluir, aborrecer o denostar. Pese a que ella inocula su ser en el príncipe, más bien este aprende y sabe que puede o no vivir con esa esencia dentro de sí. Lo que importa es el acompañamiento que hace la sirena vampiro en todo el proceso de crecimiento espiritual del personaje principal.

Con este hecho, incluso el ángel podría ser también otra entidad determinante, porque decide y reorienta la vida de los personajes. Es por su intermedio que conocemos el valor de la madre, una que entrega la vida por su hijo. Si cabe hacer una interpretación de El beso de la sirena vampiro habría que decir que el personaje de Torian aprende de la diversidad de personajes femeninos, pero el faltante, la madre, es que finalmente le hará comprender la naturaleza de su destino. En otras palabras, Torian no desea el poder del padre, que podría derivar en el matrimonio, sino la relación con la madre, su origen, que resulta en conocer la identidad sensible que muchas veces es negada porque se impone siempre que el hombre debe ser alguien duro, alguien que ejerce la violencia simbólica en su desempeño. Loayza parece sugerir que todos nosotros debemos hacer conscientes nuestra parte sensible, nuestra identidad con lo afectivo, lo cual nos haría en sí mismos más humanos.

El beso de la sirena vampiro de Loayza es un libro que merece leerse, por su fuerza narrativa, por sus sugerentes imágenes detrás de todas las peripecias descritas. El mundo mágico predominante es importante para pensar que la fantasía es un recurso vital para comprender la vida en su dimensión espiritual. (Iván Rodrigo Mendizábal)

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