Reseña de Libro: Cenital de Emilio Bueso.

 

portada cenital

Editorial Salto de Página (Colección Púrpura 37), 2012
En papel y ebook (versión Kindle)

Esta es la tercera novela de Emilio Bueso (Castellón, 1974) y su primera incursión en ficción especulativa (o novela de anticipación, como algunos la llaman). Emilio es ingeniero de formación y su trayectoria literaria empieza en la narrativa de terror. Con esta novela demuestra que las cosas más espeluznantes pueden encontrarse a la vuelta de la esquina.
La historia empieza con un joven al que le ofrecen el trabajo ideal: poco y bastante bien pagado. Sin embargo ese puesto le permite observar el planeta de una manera especial y reflexionar sobre el futuro de este mundo dependiente de una tecnología que pareciera ser un ente vivo. Así pues, cuando el personaje principal arranca su portátil “Google le respondió con un bostezo” (pág. 14). Poco a poco este joven se percata que todo ser vivo tiene que morir y decide prepararse para cuando esto suceda. Compra un dominio internet al que nombra Cenital y desde él empieza a contactarse con gente que como él, no desean que “lo peor” los agarre de sorpresa. Fundan una ecoaldea y esperan lo inevitable…
Porque quizá el temido fin del mundo no sea lo que suponemos. En la novela, cuando el petróleo se acaba y la tecnología muere con él, la ecoaldea deja de ser solo una idea loca para convertirse en uno de los pocos lugares en los que se puede sobrevivir, y eso a pesar de que “los problemas eran legion” (pág.26)… al igual que el nombre de la bestia.
El libro no está construido de forma lineal, se intercalan la historia de Destral (el joven protagonista), con el desarrollo de la vida en la eco aldea luego del colapso económico, la historia de los personajes que comparten la vida en la eco aldea, los mensajes que enviara Destral desde cenital.net para reclutar a su gente y citas de diversos autores que anclan en la realidad el mundo posible descrito en la novela. Esta construcción hace la lectura amena y ligera. Por otro lado las frases de Emilio son bastante complejas, con muchas repeticiones, lo que da una sensación de construcción poética. Sin embargo el vocabulario es sencillo, por lo que las frases no dificultan la lectura sino más bien le dan un vuelo literario que a algunos críticos les ha parecido demasiado pomposo, mientras que otros lectores (como yo) opinan que releva aún más las cualidades de la novela. Supongo que no a todos les gusta la poesía.
En el último Hispacon tuve la suerte de conocer a Emilio y presentar su novela. Me resultó sorprendente cómo algunos se empeñaban en discutir la veracidad de lo propuesto en el libro, en vez de las cualidades lingüísticas, estilísticas o narrativas de la obra (al final de cuentas hablamos de una obra literaria, no de un ensayo económico). Pareciera que algunas personas olvidan que una obra de ciencia ficción es más ficción que ciencia. En realidad a mí no me importa mucho saber si realmente el mundo viviría un caos total ante la desaparición del petróleo, muchos científicos alegarán que ya se están haciendo las investigaciones del caso, para prevenir la hecatombe. Lo que me importa como escritora es que lo planteado en la historia es verosímil dentro de ese mundo posible (como diría Eco) y sobre todo que me hace reflexionar sobre mi presente ¿Y no se trata de eso en toda historia de ciencia ficción? Aunque la gente que ve el género de fuera crea que se trata de escribir sobre el “futuro”, robots y naves espaciales, en realidad la ciencia ficción nos ofrece un espejo (algunas veces distorsionado) de nuestro presente.
Así pues en la presentación de la novela conté una anécdota: El día que la recibí, me encontraba pensando en la posibilidad de hacerme un tratamiento láser contra las arrugas y las primeras páginas me dieron una cachetazo virtual que me hizo reflexionar sobre lo prescindible y lo imprescindible en nuestra sociedad, cuánto dependo de la tecnología en mi vida diaria, qué haría sin ella. ¿Quién no ha sentido una angustia terrible al olvidar el móvil en casa? Y sin embargo nuestros abuelos se las arreglaron bien sin él. Ahora nos pareciera que perdemos el contacto con el mundo si no tenemos nuestro móvil o ipad o laptop o lo que aparezca dentro de algunos meses.
Cenital debe ser leído como una reflexión, como un llamado de atención hacia nuestra vida “occidental y computarizada” y no realmente como una descripción del futuro (que un escritor de ciencia ficción no es un vaticinador, después de todo). En el mundo posible de Cenital nadie tiene nombre, porque ya no importan, porque la sociedad en la que vivían ya no tiene sentido y el dinero del empresario no vale nada y tiene que aprender a ganarse un puesto en un mundo en donde el mejor capacitado para vivir, resulta ser un inmigrante marroquí, acostumbrado a dormir donde sea, a comer lo que sea, a realizar cualquier trabajo que le permita llegar al día siguiente. Los papeles se invierten en un mundo sin papeles, sin dinero, en donde solo la astucia y la habilidad manual son apreciadas. En un mundo así ¿Cuántos de nosotros podríamos sobrevivir? Yo reconozco que me resultaría muy difícil y aprecio que esta obra me lo haya hecho notar.

Emilio Bueso

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