La Marca de Ursula K. LeGuin en los Escritores de Habla Hispana.

Como todos saben Ursula K. LeGuin falleció el pasado 22 de enero. No puedo dejar de hacer una especie de pequeño homenaje a esta gran escritora, haciendo una simple pregunta a algunos escritores latinoamericanos y españoles: ¿cuál es la obra que más les ha marcado de Ursula K. LeGuin? He aquí las respuestas.

Cristina Jurado (España): La mano izquierda de la oscuridad. Logró abrirme la mente a una sexualidad fuera de los género heteronormativos con una solución tan simple como efectiva. Me demostró que es posible escribir CF interesante y vibrante desde una perspectiva de género.

José Joaquín Ramos (España): El mio es Cuentos de Terramar Tiene cierta frescura que no sé cómo definir.

Susana Sussman (Venezuela): Yo sólo leí el cuento Los que se alejan de Omelas y la novela Los desposeídos. Los dos son fantásticos. El cuento lo nombro siempre en mis clases de literatura, como ejemplo de mi tesis de que las utopías son sólo aparentes. La novela me enseñó que no importa lo solidaria que puede ser la gente idealista dentro de un sistema de gobierno no capitalista, siempre los que ostentan poder tienen en sus manos la capacidad de corromperlo, y lo hacen.

Iván Rodrigo Mendizabal (Ecuador): Me fascina La mano izquierda de la oscuridad; de hecho fue el primer libro de ciencia ficción que leí cuando tenía 15 años y me trastocó el mundo. Es un libro que abre a un mundo distinto, sobre identidades distintas, sobre el lenguaje corporal distinto, sobre una sexualidad que rompe los cánones de lo común. La saga de Terramar me traslada a un mundo mágico que igual reafirma las identidades otras. Otro libro que es genial es La rosa de los vientos. En todos ellos la voz de la antropóloga es evidente.

Daniel Salvo (Perú): El nombre del mundo es bosque, en un principio me pareció algo panfletario, luego entendí que era como una advertencia a lo fácil que puede ser caer en el espejismo de creer que hay culturas superiores a otras, y que eso implique un derecho a la dominación y la conquista.

Sergio Gaut vel Hartman (Argentina): LOS DESPOSEÍDOS. Porque es el más genial estudio ficcional sobre el anarquismo y otros sistemas políticos que yo haya leído jamás. El análisis de las conductas activas en cada uno de esos sistemas pone de relieve que solo dentro del contexto que ofrece la ficción especulativa y la narrativa conjetural se puede avanzar hacia una interpretación filosófica, sociológica y antropológica. También Planeta de exilio y El nombre del mundo es Bosque son obras muy ponderables y no deben olvidarse los cuatro cuentos largos de Cuatro caminos hacia el perdón, y los cuentos de Las doce moradas del viento. Con respecto a la mano izquierda de la oscuridad, aprecio enormemente su profunda reflexión sobre los roles sexuales, pero como novela me resultó poco atractiva, excesivamente morosa, y a pesar del entusiasmo con que la leí por primera vez, cuando tenía poco más de treinta años, no la pude releer cuando traté de hacerlo hace poco.

Lola Robles (España): Qué difícil. Me gustan todas las que se han nombrado. Así que voy a nombrar un cuento: El collar de Semley, prólogo a la novela El mundo de Rocannon. Está muy bien escrito, como todo lo de LeGuin, y es una de las más bellas historias sobre la relatividad temporal que he leído.

Ricardo Acevedo (Cuba/España): El nombre del mundo es Bosque (1976)

Luis Cermeño (Colombia): Con franqueza, que Planeta del Exilio (1966) es de las grandes obras de ciencia ficción renovadoras del lenguaje del espacio a través de la extrapolación de los problemas del presente en este mundo. Fue una obra que me ayudó a pensar que la libertad del lenguaje de la ciencia ficción podía ser el plasma por el cual mis reflexiones podrían tener un escenario cierto. Considero que Le Guin tenía algo que decir -contrario a la gente que se queda en el formalismo de lo que creen que es buena o mala escritura (pues durante su época se consideraba que la ciencia ficción era mala escritura) y lo expresó en su legado literario superando los prejuicios literarios y culturales de su época.

Daína Chaviano (Cuba/Estados Unidos) Soy incapaz de decidirme por un solo libro. En mi caso fueron tres… o quizás deba decir cinco, puesto que incluyo una trilogía entre los que me hicieron amarla incondicionalmente. Mi primer flechazo ocurrió con la trilogía de Terramar (cuando la leí, aún no habían salido los otros volúmenes de la saga). Esa mezcla de CF y fantasía era algo que ya había intentado escribir por mi cuenta, pero ella me demostró mejor que nadie cómo hacerlo. Después fue “El nombre del mundo es bosque”. Me fascinó el tratamiento de la xenofobia desde el punto de vista de la CF. Y por último, “La mano izquierda de la oscuridad”, con su tratamiento sobre la indeterminación o ambigüedad sexual como norma social.

Daniel Frini (Argentina): A principios de los ’80 leí, en el término de unos pocos meses, «El nombre del mundo es bosque», «Los desposeídos» y «La mano izquierda de la oscuridad». Yo venía de leer al Buen Doctor y estaba descubriendo, recién, a la Revista «Péndulo» con su bagaje de ideas revolucionarias, para mí (Veamos: aquí en Argentina aún gobernaban los militares en la más sangrienta dictadura imaginable, acabábamos de pasar por una guerra, y la democracia apenas asomaba, tímida. Además, yo venía de hacer mi secundaria, como pupilo, en un instituto militar). Nunca encontré palabras adecuadas para describir aquella época, y lo que significaron estas historias. Hubo otros además de Le Guin, claro, pero en sus novelas había algo distinto, que me hipnotizaba, aunque no lograse descubrir qué. Con el tiempo y las relecturas, estas cosas se hicieron más claras: fue la primera escritora de ciencia ficción en la que encontré sociología, antropología, tabúes, identidad sexual (¡recuerden la época y el lugar en el que leí por primera vez estas cosas!), protección del ambiente, y demás. Una explosión de luz. Por primera vez leía ciencia ficción profundamente humana, distinta. Y en medio de eso, me golpeó «Los que abandonan Omelas», desde la revista «El Péndulo», Segunda Época, Nro 3, con traducción de Carlos Gardini. Creo que allí me dije «Yo quiero escribir así».

Carlos Enrique Saldivar (Perú): He leído algunos textos de Úrsula Le Guin, pero mi preferido es un relato corto con matices de ensayo titulado: «Algunos enfoques del problema de la escasez del tiempo». Un texto inteligente, muy bien desarrollado dentro de las coordenadas especulativas y, al mismo tiempo, terrorífico, que también es un disparador para nuevas ideas. En suma, un cuento bastante rico, que alimenta la imaginación de los escritores y nos hace pensar en el tiempo.

Y para terminar, el fabuloso dibujo que acompaña la nota está hecho por el talentoso artista venezolano Niño Jesús (Ramón Siverio)

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